Lo más parecido a una serenata. Noche de viernes. Cerca de las 10 y una ópera se escuchaba al otro lado de la ventana. En perfecto italiano, Nessun dorma, el clásico que crispa la piel en voz de Pavarotti, Bocelli o el increíble Paul Potts. Me asomé esperando descubrir al vecino de buen gusto cuando vino la sorpresa. Aplausos en vivo y en directo. No alcancé a ver casi nada. Apenas el tumulto autor de la ovación. Así que fue cosa de segundos. Tomé la cámara y esto fue lo que me encontré.
María Elena Carrasco es soprano y está en el mundo del canto lírico desde el año 2000. Tomó clases cuando estudiaba Pedagogía en Música en la Umce y desde entonces no ha parado de perfeccionarse en cursos de ópera y clases particulares.
«Ya cuando trabajaba en el colegio haciendo clases aprovechaba las vacaciones de invierno y verano para cantar con unos amigos fuera del metro Los Leones», cuenta María Elena quien ahora se dedica 100 por ciento a su gran pasión. Y es que después de sumar y restar se dio cuenta que la paga donde trabajaba no se comparaba con lo ganado cantando en la calle y en eventos especiales como matrimonios o ceremonias privadas.
Desde noviembre cambió la sala de clases por el canto en la vía pública. Durante las tardes, de lunes a miércoles, se la puede ver y oír en Huérfanos y Estado con su compañero, el barítono Alejandro Gamboa. Y de jueves a sábado, en la Plaza Mulato Gil en Lastarria o en Mosqueto con Monjitas. De hecho, fue aquí donde la conocí.
Ese viernes cantaba sola. Entonaba concentrada hasta que vio a un amigo pasar por la calle. «Vi a Guillermo (Valdés), y lo llamé para que me acompañara ahí mismo», relata la soprano sobre el destacado tenor con una carrera en Alemania, que por esos días se encontraba visitando a su familia en Chile.
Así, unos pocos fuimos testigos de cómo la ciudad nos volvió a hacer un regalo. Amo Santiago por eso y mucho más.
Contacta a María Elena en mcarrascosoprano@gmail.com