La monumental construcción inaugurada en 1938 es obra del arquitecto Juan Martínez Gutiérrez (1901-1976), el mismo autor del Templo Votivo de Maipú y la Escuela Militar.
Desde hace algunas semanas, las manijas de su reloj volvieron a marcar la hora luego de estar por años con funcionamiento intermitente. Un nuevo proyecto, busca ahora iluminar completamente la fachada de la sede universitaria que es Monumento Histórico Nacional desde el año 2014.

A comienzos del siglo XX en los terrenos que hoy ocupa el edificio de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile funcionaba un improvisado canódromo. “Era un terreno vacío, con una forma de hipódromo más chico para carreras de perros” revela el arquitecto Humberto Eliash. Imagen que contrasta con lo que es hoy, la imponente sede de donde han egresado 17 Presidentes, ministros, parlamentarios y decenas de destacados personajes relevantes en la historia nacional.

La construcción de columnatas y torre con reloj es obra del arquitecto Juan Martínez Gutiérrez, quien en 1934 ganó el concurso para erigir la nueva sede universitaria que hasta entonces funcionaba en la Casa Central. Eliash, conocedor de la obra de Martínez y a la vez autor de las continuas remodelaciones del edificio de Pío Nono 1, detalla que primero se proyectó construir la Facultad al oriente del inmueble de la Alameda, por calle Arturo Prat y donde hoy subiste un pequeña plaza. Sin embargo, ese proyecto no prosperó y se optó por el espacio actual, más amplio, que tiene de fondo al cerro San Cristobal y por el frente, al río Mapocho.

Archivo Colegio de Arquitecto de Chile.

Martínez, quien nació en Bilbao (España) y llegó con su familia a Chile a los 8 años, estudió arquitectura en la misma Casa de Bello. Antes de graduarse ganó por concurso público la ejecución del Pabellón de Chile en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929 y posteriormente, la de la construcción de la Escuela de Derecho. Su estadía en Europa, le permitió tomar contacto con la obra de los arquitectos más importantes del momento -como Mies van der Rohe, Peter Behrens, Le Corbusier y Gropius- que impregnaron su obra de modernidad.

El diseño de la Facultad es así una transición entre la arquitectura clásica y moderna. Según explica Eliash, por una parte, tiene elementos que pertenecen al clasicismo, como los arcos, la simetría y su condición monumental. Y por otra, elementos modernos, como la ausencia de decoración, la funcionalidad de las salas y la apertura hacia al patio. 

Archivo Colegio de Arquitecto de Chile.

El gigantesco inmueble que causó sensación en el Santiago de aquel entonces, demoró cuatro años en construirse y fue inaugurado en 1938 por el decano Arturo Alessandri Rodríguez, bajo el gobierno de su padre, el Presidente Arturo Alessandri Palma.  

“Fue un edificio muy costoso, sofisticado, con calefacción central en todas las salas. Su monumentalidad representa la noción que el Estado tenía de sí mismo, que se veía como un Estado fuerte, autoritario, seguro, protector de la ciudadanía, imagen que es propia de la formación de la República” señala Humberto Eliash, quien junto a Jorge Marsino y Claudio Santander diseñaron el edificio de Los Presidentes que en el año 2007 renovó la Facultad.

La torre, característica del edificio -que Juan Martínez también proyectó para la Escuela Militar sin poder materializarla- es un elemento simbólico de mucho carácter. De acuerdo a Eliash, en esos años «las únicas torres que sobresalían en la ciudad, que era bastante chata, eran las torres de las iglesias católicas, la otra torre era la de los Bomberos de calle Puente» por lo que claramente marcó un hito en Santiago. «No creo que haya habido otras torres iluminadas en los años 30, ni siquiera la Virgen del cerro San Cristóbal, que ya existía pero que no estaba iluminada. Hay que pensar además que hace pocos años se había inaugurado la luz eléctrica, por lo tanto tener un edificio iluminado y una torre iluminada con neón y con reloj, fue todo un acontecimiento».

De esta manera, la connotación utilitaria se sumó a la connotación semántica, al «poner como hito en la altura un elemento cívico, no religioso como lo es la cruz de la iglesia, sino un símbolo laico que es la torre y un reloj» asevera quien fuera Presidente del Colegio de Arquitectos entre 2018 y 2020.

Precisamente el reloj es el que hace algunas semanas volvió a funcionar tras pasar años con intermitencias. El ingeniero Claudio Fuentes está a cargo de la mantención del dispositivo que cuenta con un programa computacional que se conecta a un sistema electromecánico, que a la vez alimenta al pequeño motor eléctrico que hace girar las manijas que marcan la hora y los minutos. “Hace cuatro años atrás acompañé a Rodrigo Contesse a ver el reloj e hicimos algunas reparaciones. Labor que continué exclusivamente hace ya año y medio”, asegura sobre la tarea que lo hace trabajar en la sala de “máquinas” que dice se asemeja a una cabina de campanario. 

Aquí ha ido resolviendo las dificultades del octogenario reloj, al cual se le han debido cambiar algunas piezas mecánicas, que pasó de análogo a digital y que hace cinco años cuenta con iluminación LED. Esta misma tecnología es la que se espera utilizar para dar «vida nocturna» al frontis de la Facultad.

«Estamos trabajando en un nuevo proyecto de remodelación interior y tenemos proyectado la iluminación de la fachada para realzar algunos elementos como la torre, las columnas, una iluminación bien sutil con LED, hecha por especialistas de manera que en la noche también tenga una lectura lumínica», remata Eliash sobre el brillante futuro que le espera al edificio.

Detalle de la fachada. Fotografía: Rodrigo Fernandez vía Wikipedia.

El edificio de Los Presidentes. Fotografía: Moreno Marsino Arquitectos.

El edificio de Los Presidentes

Desde su construcción, el edificio que alberga la Facultad de Derecho ha tenido varias intervenciones. En el año 1997 se iniciaron las obras de un Master Plan que partió con la habitación de la Biblioteca Central en dependencias del edificio (sala de caldera, casa mayordomo, antiguos archivos) en 1999; la remodelación del Aula Magna (2002) y la construcción de un nuevo edificio para la Facultad (2007). Este último es el llamado edificio de Los Presidentes a cargo de Humberto Eliash y Moreno Marsino Arquitectos, donde funcionan las salas para pregrado y postgrado, un auditorio y en un subterráneo de tres pisos, además de un casino y estacionamientos subterráneos.

«Con el edificio de Los Presidentes completamos el volumen y tuvimos cuidado de mantener la armonía con el conjunto. De manera que lo único que sobresale de esa composición es la torre con el reloj. Respetamos el eje de simetría que a la vez es el eje del parque, que es el eje del arco de la columnata y el eje de esa fuente que está dentro, que la hicimos de nuevo con piso de vidrio y con la misma estatua francesa», recuerda Eliash sobre la construcción.

 

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