El hallazgo, documentado por el canal Historias de Huechuraba, se suma a otros 32 cuerpos recuperados en los últimos años en las inmediaciones del proyecto de viviendas del Serviu. Si bien restan las pruebas de laboratorio, los expertos indican que se trataría de un entierro de la cultura Bato (300 a.C al 1.000 d.C.).
Revisa el video con la entrevista de Juan Carlos Arellano, fundador de Historias de Huechuraba.
En la comuna de Colina, en el sector de Esmeralda y a metros de un conjunto de viviendas construidas por el Servicio de Vivienda y Urbanización, expertos de la consultora GMC encontraron un nuevo entierro prehispánico que correspondería a la Cultura Bato. Se trata de cuatro cuerpos, fragmentos de cerámica delgada, una punta de flecha de cuarzo y un fogón que fueron hallados en los terrenos donde se pretende continuar con la segunda y tercera etapa del megaproyecto habitacional.
La noticia fue informada por Juan Carlos Arellano, fundador de Historias de Huechuraba, quien acompañó al arqueólogo Goran Mimica y al antropólogo físico Ivo Yuricevic, a los trabajos de levantamiento de restos. “Estamos trabajando en los terrenos de una antigua casona. Es un sitio bien extenso como se da en general en los sitios arqueológicos habitacionales domésticos de Colina. Esto quiere decir que habitaban estos lugares, fabricaban sus cerámicas y puntas de proyectil con las que cazaban animales, generaban la domesticación de plantas y animales y se movilizaban por el territorio. En este contexto, tenemos un sitio habitacional de la Cultura Bato quienes junto con los Lolleo fueron los primeros agricultores y productores de alfarería”, explica Goran Mimica en entrevista con el canal Historias de Huechuraba.
Según estudios arqueológicos, la Cultura Bato vivió en el Valle Central entre los años 300 a.C al 1.000 d.C. aproximadamente. Algunos de sus vestigios han sido encontrados en el sector del Parque La Quintrala en la comuna de La Reina (durante la construcción de un complejo de edificios y centro comercial); en El Almendral, en la ribera oeste del Estero Chacabuco, en Lampa; y en las cercanías de los cerros de Lonquén.
Dentro de las características de este grupo de cazadores recolectores, se cuenta una vida semisedentaria (con mayor movilidad que el Complejo Llolleo), cerámicas que se reconocen por sus decoraciones de líneas y puntos y entierros cercanos a sus viviendas, en donde los cuerpos eran dispuestos en forma hiperflectada. Precisamente en esta posición han sido encontradas las osamentas de Colina.
“Preliminarmente por el análisis en terreno podemos decir que uno de estos cuerpos es una mujer adulta, de 1.50 a 1.60 metros de estatura”, adelanta Ivo Yuricevic sobre los huesos que fueron ubicados en el nivel 7, es decir a 70 centímetros de profundidad. Sin embargo, recalca que hay que esperar la confirmación de las pericias de laboratorio para determinar rango de edad y confirmar el sexo: «mandamos a datar alguna parte del cuerpo, siempre son los dientes o un hueso que tenga bastante colágeno con la idea de estimar su fecha de muerte a través de análisis de carbono 14 y por último hacemos un análisis de isótopos estables para estimar la dieta que consumían estos individuos para poder relacionarlo con el contexto que tenemos acá en Colina”.
Arellano, quien acompaña por segunda vez los trabajos en terreno de esta consultora, repara en la importancia de tomar consciencia sobre este tipo de hallazgos. «¿Pasamos por encima no más y después construimos? Hay que replantearse las cosas, entender el contexto porque podrían haber pasado las palas mecánicas y esos cuerpos podrían haber sido triturados», reflexiona. Sin embargo, reconoce que este caso el tema es especialmente complejo dado que se trata de un conjunto de viviendas sociales, por lo que existe una presión permanente por completarlo.
En ese sentido agrega que por ser un «terreno extenso, del tamaño de cuatro canchas de fútbol, es probable que se sigan encontrado osamentas». De ahí la importancia de las conversaciones que ya se iniciaron con la constructora para que tras el levantamiento de los restos arqueológicos, se pueda dar cierta continuidad: «presenté un anteproyecto, para que se pudiera realizar un proyecto cultural con el camino del inca» adelanta y agrega sobre la posibilidad de que el conjunto habitacional incorpore un monumento que destaque este hito arqueológico. Gran noticia.