Domingo en la noche. Vivimos las últimas horas de la cuarta versión de Hecho en Casa y bajo las mallas de pescar iluminadas de Janet Echelman, frente al Museo Nacional de Bellas Artes, nos encontramos con Felipe Zegers, director-editor del festival de intervenciones urbanas que este año trajo cinco instalaciones de connotados artistas extranjeros.
Además de la instalación lumínica de la autora norteamericana, Santiago fue testigo estos días de los huevos fritos gigantes de Henk Hofstra en Plaza Italia; del hombre de cajas de Cornelius Brown Collective a un costado de Torre Entel; del mural de Millo en un edificio de Agustinas con Mac-Iver y de la pintura 3D con la que Edgar Müller nos transportó a un acantilado en pleno Paseo Bulnes.
“Ha sido una semana intensa y divertidísima” nos dice Felipe con una sonrisa de lado a lado cuando nos sentamos a conversar. Y es que tiene razones para estar feliz. Miles de personas interactuaron con las obras del festival que precisamente busca tomarse el espacio público a través del arte.
Ha sido un largo camino que inició en la universidad cuando estudiaba publicidad. Cuestionándose el poder que tienen los medios, las millonarias pautas de las marcas “para meterse en la cabeza de las personas” y el discurso de la masa igual «ganado comprador», quiso ocupar los códigos comunicacionales para traspasar motivaciones, entregar un mensaje diferente y lúdico.
Lo primero que hizo fue intervenir los carteles de la toma de ramos, “pequeñas bromas con ramos inventados”. Luego la cosa se puso más seria cuando con unos amigos idearon el Grupo Grifo que sigue vigente, que es medio anónimo y que su primera gran intervención fue hace 12 años cuando en una madrugada de domingo y con un equipo de 50 personas pegaron cuatro mil stickers en las señaléticas de los discos PARE, agregando un “por favor”. A esto se sumó luego lo que hicieron al cambiar los mensajes de los paneles informativos de las autopistas con frases del tipo “no creo en marca, ni color, amo a todos los autos” o “siempre viaje con alegría pasajera”. Después vino una invitación de Ecuador para activar a un grupo de vecinos que no se conocía en los barrios de Quito y ya de regreso, junto a Payo Söchting dijeron trabajemos con intervención urbana, arte público y performances más comunitarias donde la gente se involucre.
¿Por qué Hecho en Casa?
Porque la ciudad es nuestra casa y creemos que lo entretenido de traer estos artistas, sean de afuera, nacionales o por medio de un concurso, es traerlos a la ciudad que es nuestra casa, es como traerlos al living, para que puedas ir a visitarlo.
¿Cómo evalúas esta cuarta versión a diferencia de las demás?
Las cuatro versiones han sido en épocas distintas, han durado días distintos, intentamos que cada festival tenga un concepto. Así el primero que trabajamos en el barrio Lastarria, cercano al GAM, tuvimos más de 20 artistas; luego con la segunda, como trabajamos con el gobierno regional, se nos pidió que fuéramos a más lugares y tuvimos que abarcar nueve comunas, traer artistas internacionales y hacer un concurso; la tercera quisimos trabajar un eje más caminable ocupando la red de metro y el festival fue de Tobalaba a la torre Entel y ahora en el cuarto fue la primera vez que sólo tuvimos artistas internacionales, con grandes instalaciones, muralistas y artistas que han trabajado en grandes ciudades y eso ha sido muy bakán para nosotros porque grandes proyectos que veíamos que se hacían en otros lugares, los pudimos traer gracias a Entel (que fue el sponsor oficial de esta cuarta versión).
¿Cuéntanos de la producción del festival, los detalles del tras bambalinas?
La mesa creativa del festival la componen ocho personas, pero en los días de producción hay más de 100 personas trabajando, porque las intervenciones se limpian, se reparan, hay técnicos, guardias. El proceso del festival es bastante dinámico y se refleja en que las cuatro versiones. Siempre estamos en contacto con los artistas, mirando lo que está sucediendo y así lo vamos armando. La intervención es súper dinámica, y el festival se mueve así, tenemos un lugar, traemos a un artista, nos damos cuenta que lo que hace el artista no funciona en ese lugar, cambiamos de lugar, después cambiamos de obra, es una constante conversación, y eso es lo entretenido de la intervención, que la obra tiene que estar muy cohesionada con el lugar. Para nosotros una intervención, la mitad es el lugar y la otra mitad es la intervención misma. Conviven 50 y 50, se fusionan y por eso mismo revisamos muchos los lugares, vamos haciendo locaciones, ciertas reuniones caminando.
¿Cuál es la motivación de los artistas para trabajar en la calle?
Por un lado de la reacción de la gente, les encanta ver a la gente tomarse fotos, reaccionando y por otra parte es distinto que agarrar un cuadro en que tu sabes la medida, acá nunca sabes exactamente la medida, todo tiene un factor, no hay un ensayo, te lanzas a pintar, te lanzas a instalar y ahí quedo no más. Pusimos las torres, pusimos las mallas, y una vez que estaba armado hay que seguir adelante no más , todo es en vivo y en directo y supongo que eso le gusta a los artistas, curiosidad por intervenir, lograr conexiones, hacer reír, hacer pensar.
En ese sentido, ¿cómo ha sido la reacción de la gente? Hubo instalaciones más contemplativas y también las interactivas como la pintura tridimensional de Edgar Müller en donde la gente hizo fila para tomarse una foto en ese roquerío, personas que no necesariamente saben de arte e intervenciones urbanas, pero que igualmente la disfrutan.
Hecho en Casa es un evento gratuito, transversal, y creemos en eso porque ocupamos la calle y la calle nos pertenece a todos, hay que ocupar códigos comunes y transversales, y elegimos a los artistas con ese criterio, mostrar distintas técnicas de intervención, buscando qué cosas pueden llamar la atención, crear una interacción mayor. La gran mayoría del público de Hecho en Casa no va a un museo, y de hecho la gracia de la intervención es que trastoca, tu vas caminando y te encuentras con una intervención, siempre va a estar ese factor fortuito, la cantidad de personas. Esta semana nos tocó una marcha, no sabíamos que iba a pasar… siempre nos sorprendemos de que nunca hay una mala reacción, es impresionante como el ciudadano respeta y valora el ocupar los espacios públicos de manera positiva.
¿Con qué anécdotas te has encontrado estos días?
Muchas, anteayer estaba en la pintura 3D y una persona que estaba al lado me habla, me pregunta por si estaba organizando esto y me contaba que le encantaba el festival, que se había dado la vuelta entera por todas las intervenciones y me habló perfectamente de los otros Hecho en Casa, una persona muy fan y motivada, era una mamá que partió a recorrer y a pasear. O por ejemplo ahí mismo, el kiosquero le explicaba a una persona que preguntaba sobre que estaba pasando, qué era y que el viernes a las 12 era la inauguración, había estudiado el programa. En redes sociales también me sorprendió que ante opiniones negativas porque tuviéramos esta vez sólo artistas internacionales, hubo personas que salieron a defender Hecho en Casa.
Me imagino que es un orgullo tremendo lo que han hecho hasta ahora, ¿Cómo visualizas el futuro, la proyección del festival?
Hay hartos planes y sueños. Seguir haciendo este festival, sorpresas que van a pasar dentro del año y queremos lo antes posible irnos a regiones, que otras ciudades puedan disfrutar de cosas como esta, y luego vincular Santiago – Chile, nuestro territorio con otras partes del mundo, hacer links más poderosos.
- Más información del festival en www.hechoencasa.cl
- Síguelo en sus cuentas de Facebook/HechoEnCasaFest – Instagram/hechoencasafest y Twitter.com/HechoenCasaFest
- Más info de Grupo Grifo