El pequeño templo que fue incendiado este domingo al cumplirse un año del estallido social, fue formado como una sección de la vieja parroquia de San Isidro, siendo erigido el 8 de agosto de 1876, dedicado a Nuestra Señora del Tránsito. En sus naves se realizaron los bautizos, matrimonios y velorios de varios rostros del espectáculo y también, según algunos relatos, su casa parroquial fue centro de detención y torturas de la dictadura. Sin embargo esto último es descartado por el abogado de derechos humanos Nelson Caucoto.

Por Carmen Gloria Vitalic y Mario Rojas de Brügmann Restauradores

Fue una silenciosa testigo de los cambios de Santiago desde su inauguración, en 1876. Se trata de la Parroquia de la Asunción, cuyos restos se encuentran emplazados en la intersección de la avenida Vicuña Mackenna con Barón Pierre De Coubetín. El recinto fue uno de los primeros inmuebles levantados en el antiguo Camino de Cintura, uno de los proyectos insignes del entonces intendente Benjamín Vicuña Mackenna. Su historia señala que el monseñor Rafael Valdivieso fue el primer encargado de la capilla, luego de la unión de tres iglesias y parroquias que fueron desmembradas por el imparable crecimiento de la capital a fines del siglo XVIII. Los vecinos de la zona, que en esa época eran principalmente chacras y algunos caseríos, eran asiduos fieles a Nuestra Señora del Tránsito, la patrona del pequeño templo. Allí iban parroquianos de los sectores cercanos que eran más bien rurales, como las inmediaciones del cerro San Cristóbal, la chacra Lo Contador de Providencia, el sector de Purísima en Recoleta y parte de Ñuñoa.

Hasta el domingo pasado, estaba cerrada al público tras el saqueo que sufrió el 8 de noviembre de 2019 tras el estallido social. Parte de sus bancas y ornamentos fueron utilizados en ese momento para hacer barricadas en los alrededores. Lo que quedó en su interior vio su fin este domingo 18 de octubre, cuando la estructura cedió a las llamas prendidas en una nueva revuelta protagonizada por un grupo de desconocidos. El fuego arrasó en 20 minutos con el techo del edificio, su torre y algunos inmuebles aledaños.

El templo farandulero
La iglesia tuvo un pasado bien particular. Durante décadas fue conocida como la Parroquia de los Artistas, ya que en sus naves se realizaron los bautizos, matrimonios y velorios de varios rostros del espectáculo. Entre ellos, las multitudinarias despedidas que recibieron el humorista Carlos Helo, el cuequero Luis Bahamondes y el inolvidable periodista de espectáculos Guillermo Zurita, creador de El Laurel de Oro. De hecho, vecinos comentan que era común “ver matrimonios bien encopetados que se realizaban acá, con autos con chofer y todo”.

Su arquitectura
Sin ser un templo de grandes dimensiones, contaba con una arquitectura que era bastante utilizada en esa época en catedrales y otras instalaciones religiosas. Se trata de la unión de varios estilos de forma ecléctica, que se podían apreciar en su pórtico con influencias grecolatinas, algunas alusiones al neogótico en el frontón central, el rosetón de vitrales y especialmente en su campanario, que estaba decorado con arcos apuntados, tracerías y cuadrilóbulos (la unión de cuatro semi círculos en forma de cruz), además de una torre rematada por una aguja con una cruz de hierro. En el interior, podía apreciarse un estilo neoclásico y su planta de tres naves estaba dividida por arcos de medio punto y pilares.

En 1878 fueron adquiridos los terrenos colindantes a la calle Rancagua, para crear la Casa de Amparo de la Parroquia de la Asunción. Allí fueron levantadas una serie de piezas y modestas casitas para albergar a mujeres sin familia que no podían pagar un lugar donde vivir. Este lugar se mantendría hasta 1912, cuando fue trasladada a calle Condell.

Pasado oscuro
Algunos testimonios, como el del escritor y periodista Manuel Salazar Salvo, señalan que la casa parroquial colindante a la iglesia fue usada durante la dictadura militar como una bodega de información de la Central Nacional de Informaciones (CNI), con datos de detractores al régimen. En tanto que el corto documental Lugares desaparecidos de Yván Iturriaga va más allá indicando que aquí funcionó un centro de detención y tortura a partir del año 1977, según el testimonio de José Santos Herceg, investigador del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA). Sin embargo, el reconocido abogado de Derechos Humanos Nelson Caucoto indicó a El Dínamo que no tiene antecedentes al respecto, al mismo tiempo que el lugar tampoco  está incluido dentro de los registros de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura.

La información allí guardada fue trasladada con el paso de los años al Archivo Histórico del Arzobispado de Santiago.

Desmanes durante noviembre de 2019.

El día después, 19 de octubre de 2020. Foto de Diego Escobedo.

El día después, 19 de octubre de 2020. Foto de Francisco Castillo/AGENCIAUNO

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