Celebramos nuevamente las Fiestas Patrias, conmemorando el proceso que dividió a los chilenos entre realistas y patriotas. Los segundos triunfaron, como todos sabemos, y hoy estamos llenos de monumentos a los próceres de la Independencia. No obstante, cabe preguntarse qué pasó con los leales al Rey.
Por Diego Escobedo
Chile ya lleva más de 200 años como República independiente, pero tendemos a olvidar que también pasamos más de 250 años formando parte del imperio español. Y es que casi no quedan vestigios de dicho período ¿la razón? Tras la Independencia, y con particular fuerza a fines del siglo XIX, a los patriotas de la joven República los invadió una auténtica hispanofobia, y en su afán por modernizar a la joven nación, ordenaron destruir todo lo que pudieron del período colonial, sustituyendo su infraestructura e inmuebles por edificios afrancesados (Francia era la cuna de la civilización y el progreso en ese entonces).
Esta fue la verdadera razón por la que durante el gobierno de Balmaceda se dinamitó el monumental Puente Cal y Canto en 1888; y luego, a partir de 1914, se desarmó progresivamente el Palacio del Tribunal del Consulado, edificio crucial para nuestra historia republicana al haber sido sede de la Primera Junta Nacional de Gobierno (no, no fue la Casa Colorada. Con el tiempo, los amantes de la modernidad se dieron cuenta del error que cometieron al destruir el consulado, y se trató de sustituir el lugar de la Junta por el hogar de don Mateo de Toro y Zambrano, presidente de la instancia).
A diferencia de otros países, como México y Perú, ex virreinatos de la colonia española, donde se protege y celebra el patrimonio colonial, en Chile los terremotos y el apetito de las inmobiliarias han consumido casi todas las construcciones coloniales. No obstante, aún quedan algunos restos de la época en que Santiago fue una colonia del imperio donde nunca se pone el sol, y que nos recuerdan que en esos tiempos los santiaguinos le rendían pleitesía al rey de España. Hay que escarbar un poco, pero siempre surge algo.
1. Carta de Pedro de Valdivia
Este monumento fue inaugurado en el cerro Santa Lucía en 1942, para el cuarto centenario de la fundación de la ciudad. En él, se ve una transcripción de una de las cartas escritas por el fundador de Chile, el conquistador Pedro de Valdivia, al Rey Carlos I de España y V de Alemania.
En ella se describe una versión bastante idealizada del valle de Santiago, donde Valdivia omite todas las penurias que debieron pasar los colonias para sobrevivir a los primeros inviernos. Se suele decir, humorísticamente, que para hacer más llevadero el frío, los colonos leían las cartas de don Pedro para entrar en calor.
No es el único monumento en memoria de los primeros conquistadores. Valdivia cuenta con una estatua en la cima del mismo cerro y otra ecuestre en la Plaza de Armas, mientras que el descubridor de Chile, Diego de Almagro contó, hasta antes del estallido social, con su propia estatua ecuestre en el parque Almagro.
*Foto de Criss Salazar – Urbatorium
2. Real Universidad de San Felipe
La única universidad con la que llegó a contar la Capitanía General de Chile fue la Real Universidad de San Felipe, fundada en 1747, durante el reinado de Felipe V (de ahí el nombre de la casa de estudios). Tras la Independencia, la institución cayó en declive con la fundación del Instituto Nacional, se le cambió el nombre a Universidad de San Felipe de la República de Chile, y finalmente fue reemplazada en 1839 por la Universidad de Chile.
En el solar donde se ubicaba la antecesora de la casa de Bello, se construyó el actual Teatro Municipal en 1857. No obstante, aún queda una placa donde la Universidad de Chile homenajea a su antecesora, en la entrada del Municipal.
3. Real Audiencia
El icónico edificio, hoy hogar del Museo Histórico Nacional, fue construido originalmente para albergar a la Real Audiencia, sede del poder político durante la Colonia.
Aún hoy en la entrada es posible apreciar una placa de la época, donde se lee “Reinando el S. D. (Señor Don) Carlos IV, y gobernando este reino don Luis Muñoz de Guzmán se hizo esta obra año de 1807”.
Fue durante la administración de este gobernador que se construyeron varias cosas. No hay que olvidar que con las reformas borbónicas a fines del siglo XVIII, los reyes de la casa de Borbón reorganizaron el imperio en aras de una administración más eficiente, poniendo a gobernadores emprendedores en las colonias, quienes construyeron importantes obras de infraestructura (Ambrosio O´Higgins y Manso de Velasco son grandes ejemplos de ello). El edificio de la Plaza de Armas es uno de los resultados más visibles de esta administración.
4. Tajamares
Con las crecidas del Mapocho en invierno, Santiago vivía inundaciones de proporciones bíblicas. De ahí la importancia de construir un sistema de tajamares que contuvieran las aguas. El encargado fue nuevamente el gobernador Muñoz de Guzmán, y su obra todavía persiste en la comuna de Providencia, entre el metro Baquedano y Manuel Montt.
El túnel fue olvidado a fines del siglo XIX y permaneció oculto hasta que fue redescubierto en 1977. Luego funcionó durante años como un museo, pero cerró en 2003 y permaneció abandonado a la espera de su reinauguración. Lamentablemente, tras el estallido social, la municipalidad optó por enterrarlo otra vez. En sus ignotas profundidades, aún persiste la placa que consigna los datos de su primera inauguración: “Gobernando su Excelencia el señor Don Luis Muñoz de Guzmán se concluyeron estos tabiques en el año de 1805”, se lee en la placa.
Para saber más sobre el museo de los Tajamares, haz click aquí.
5. Parque de los Reyes
Pasó el tiempo, y a Chile ya se le pasó la bronca con la «Madre España», no es menor que en su estatua ecuestre de la Plaza de la Ciudadanía, veamos a Bernardo O´Higgins aplastando un soldado español. Esto permitió que en 1992, con motivo de los 500 años de la llegada de Colón a América, fuera inaugurado el Parque de los Reyes, en un acto de inauguración que contó con la presencia del entonces Príncipe de Asturias Felipe de Borbón, actual monarca de España.
En el parque, es posible apreciar un monumento consistente en una fuente de agua con una pareja de inmigrantes españoles en un extremo, y delante de estos un huaso chileno esperándolos. En medio, se puede apreciar el escudo español, y en la cara opuesta el escudo chileno. Dicho monumento es obra del escultor español Santiago de Santiago Hernández.
Y tú qué opinas ¿hay que preservar estos monumentos?