Quiénes fueron los primeros y verdaderos conquistadores del territorio que ocupa hoy Santiago? Al cumplirse este 12 de febrero un nuevo aniversario de la fundación oficial de la ciudad, te contamos sobre los primeros grupos humanos que habitaron el valle desde el 10.000 a.C, el desarrollo previo a la llegada de los españoles y los detalles de la expedición liderada por Pedro de Valdivia que daría forma a la primera versión de la ciudad, que en su núcleo se mantiene prácticamente igual que en 1541.

1/ Santiago antes de Santiago

Los primeros grupos humanos que se habrían establecido en la cuenca de Santiago alrededor del 10.000 a. C., eran nómades cazadores y recolectores, que transitaban desde el litoral hacia el interior en busca de guanacos durante la época de los deshielos cordilleranos. Parte de sus restos se han encontrado en los valles cordilleranos de los ríos Maipo y Mapocho, en Farellones y en el sector del El Manzano.

Ya en el 300 a.C. los pobladores incorporan la alfarería y los cultivos, conformando pequeños caseríos familiares. Por una parte están los que los arqueólogos identifican como grupo Llolleo, sedentarios y dependientes de los cultivos, y los Bato, semisedentarios y cazadores.  Se han encontrado restos de sus asentamientos a los pies del Manquehue (en el sector del diario El Mercurio), en la Plaza de Armas y en Quinta Normal, cercanos a cursos de agua dado que no contaban con sistemas de regadío.

Aproximadamente entre los años 900 y 1536 d.C., llega al territorio la llamada cultura Aconcagua, quienes ocuparon desde los valles bajos de la cordillera de Santiago hasta la costa. Sus viviendas eran de materiales ligeros, con bases de piedra y muros de ramas con barro y se cree que establecieron intercambios económicos con los cazadores recolectores que vivían en los valles más altos de la cordillera.

Entre el año 1400 y 1470 d.C. el imperio inka anexa a su Tawantisuyo el “territorio chileno” hasta el paralelo 34 de latitud sur, a unos 75 kilómetros al sur de Santiago (donde instalaron el pukara de Cerro Grande de la compañía en la cuenca de Rancagua). Esta dominación liderada por Huayna Capac, que habría contado con la ayuda de los diaguitas, no habría sido tan cruenta, pero sí habría implicado grandes cambios a nivel social y económico para los habitantes mayoritarios de ese entonces: los picunches o promaucaes. El sistema de caminos o Qhapaq Ñan, los canales de regadío y las fortalezas militares -como el Pukará de Chena en la hoy comuna de San Bernardo- fueron características de la presencia inka.

A la actual ciudad de Santiago se llegaba desde el norte por la actual avenida Independencia, tras lo cual se cruzaba un puente para llegar al centro administrativo o tambo principal, al que posteriormente llegaría el conquistador Pedro de Valdivia.

En el cerro Huelén (hoy Santa Lucía) se ubicaba una waka inka o centro ceremonial, también en el cerro El Plomo donde se desarrollaron uno de los rituales más importantes del imperio: el kapaqocha, sacrificio humano, muchas veces de niños. Precisamente aquí fue encontrada la conocida momia de un niño sacrificado, encontrado con su tocado de plumas, brazalete de cobre, vestido con mantas y rodeado de bolsitas de cuero con dientes de leche y pelo y una figurilla de un camélido de oro.

El imperio inka se mantuvo hastael año 1535, cuando es invadido por los españoles.

2/ La expedición española

El capitán español Pedro de Valdivia vino a Chile desde el Perú en busca de nuevas tierras para la Corona Española. Salió con 11 hombres desde el Cuzco, sumando en el camino a indígenas y españoles provenientes de otros intentos de conquista. Al valle de Copiapó llegó una expedición de 150 personas, entre los que se contaban tres clérigos, siete frailes mercedarios y una mujer blanca, Inés de Suárez. Además de animales domésticos, como cerdos, gallinas y caballos.

En su hueste lo acompaña Francisco de Aguirre, Rodrigo de Quiroga, Francisco de Villagra y Diego García de Cáceres, entre otros.

Después de atravesar cerros y ríos, ingresó por el camino inka al valle del Mapocho el 13 de diciembre de 1540. Lo primero que ven a su llegada es el cerro Thopahue, cuyo nombre significa “lugar de manchas de flores” (hoy San Cristóbal) y en donde levantan su primer campamento. Aquí Valdivia, distribuye a sus hombres entre quienes se harán cargo de los víveres y quienes recorrerán los alrededores. En los faldeos del cerro Blanco instala una capilla de madera y paja, germen de la que sería la ermita de Monserrat, más tarde capilla de La Viñita.

El paisaje que los recibe son bosques de roble, canelo y espino, además de 10 mil habitantes indígenas repartidos en caseríos, entre los que destacan Huelén, Huechuraba, Apoquindo, Ñuñoa, Tobalaba, Macul, Maipo y Tango. A los que se suman las colonias de mitimaes, grupos de inkas del entonces ya alicaído imperio, que convivían con los nativos.

Veinte días después instalado el campamento en el San Cristóbal se decide a convocar a los caciques, en lo que es el primer parlamento  con los líderes indígenas a quienes les anuncia que viene a tomar posesión de estas tierras en nombre del rey de España. Según las crónicas, asisten a la reunión la mayoría de caciques comarcanos de Santiago:  Huara Huara, Huelén Huara, Quilicanta y Incarongo curacas incaicos, Apoquindo y Vitacura, entre otros.

3/ La Fundación

Según consignan los cronistas, fue el cacique de Maipo Millacura (Loncomilla), quien le aconsejó a Valdivia fundar la ciudad junto al cerro Huelén. Quien convencido por la protección que le daba esta ubicación frente a un eventual ataque, levantó campamento, cruzó el río y se instaló en lo que era una verdadera isla entre los dos brazos del Mapocho.

Levantaron nuevamente tiendas de campaña y chozas aprovechando los peñascos, los árboles de las laderas y el agua abundante. Rebautizan el cerro Huelén (que significaba dolor) como Santa Lucía, en honor a la santa del 13 de diciembre, fecha en que llegaron al valle del Mapocho. 

El 12 de febrero de 1541 -o el 24 como señala Valdivia en sus cartas- el capitán español funda oficialmente la ciudad con el nombre Santiago del Nuevo Extremo, con el que honra a Santiago Apóstol patrono de España (hermano de Juan, pariente inmediato de Jesús, primer obispo de Jerusalén, primer mártir en el año 62 d.C.) y a Extremadura, su tierra natal. 

La fundación aplica las normas dispuestas por el Emperador Carlos V y así junto a Juan de Cárdenas, que hace de secretario y al soldado alarife Pedro de Gamboa, se marca el primer trazado de la ciudad. Se clave una cruz a partir de la cual se traza con cordel un cuadriculado como tablero de ajedrez (damero) con 80 a 90 manzanas de 138 varas castellanas de longitud separadas en calles de 12 varas.

La ceremonia contó con la lectura de un bando, la formación de las tropas, las salvas de cañón al aire y la escritura del acta de la fundación de parte del escribano Luis Cartajena.

“A doce días del mes de febrero, año de mil e quinientos e un años, fundó esta ciudad en nombre de Dios y de su bendita madre y del Apóstol Santiago, el muy magnífico señor don Pedro de Valdivia, teniente de gobernador y capitán general por el muy ilustre señor don Francisco Pizarro, gobernador y capitán general en las provincias del Perú por Su Majestad y púsole nombre la ciudad de Santiago del Nuevo Extremo y a esta provincia y sus comarcanas, y aquellas tierra que Su Majestad fuere servido que sea una gobernación, la provincia de Nueva Extremadura”.

En el centro quedó la plaza mayor llamada Plaza de Armas porque allí acamparían los soldados. Cada manzana fue dividida en cuatro solares que fueron repartidos entre instituciones y los conquistadores. La Iglesia ocupó dos solares al poniente de la plaza, Valdivia tomó un solar al norte y a su lado se instaló el Cabildo. 

El resto se repartió entre los conquistadores y soldados, cuyas casas fueron muy sencillas, de madera, barro y paja. Además, se aprovecharon las acequias inkas para aseo y cultivo. 

Así, el Santiago fundacional abarcaba desde el oriente a poniente, el Santa Lucía hasta la actual avenida Brasil, y por el norte al sur, el inicio de la calle José Miguel de la Barra y el brazo del río Mapocho hasta la Cañada (actual Alameda).

Los primeros vecinos consignados por las crónicas fue un grupo de 88 hombres españoles entre los que se cuentan además de los nombrados expedicionarios más arriba, Juan Fernández Alderete, Juan Cabrera, Antón Hidalgo, Pedro de León y Antonio de Ulloa.

El primer Cabildo se celebró en marzo de 1541, el cual tuvo dos alcaldes y cinco regidores. Así nació la primera ciudad que sería devastada unos meses después: el 11 de septiembre de ese año por los indígenas liderados por el Michimalonco, cacique del valle de Aconcagua, y que se rebelaron ante el abuso español. Sin embargo, Santiago sería reconstruido más tarde en adobe y amurallado para protegerse de nuevos ataques.

El profundo amor de Valdivia por Santiago, se expresa en su carta del 4 de septiembre de 1545 al Emperador Carlos V, Valdivia dice: “esta tierra es tal que para vivir en ella y perpetuarse no la hay mejor en el mundo. Dígolo porque es muy llana, sanísima, de mucho contento. Tiene cuatro meses de invierno no más, que en ellos, sino es cuando hace cuarto de luna, que llueve un día o dos, todos los demás hacen tan lindos soles, que no hay para qué llegase al fuego. El verano es tan templado y corren deleitosos aires, que todo el día se puede el hombre andar al sol, que no le es inoportuno. Es la más abundante de pastos y sementeras, y para darse todo género de ganado y plantas que se puede pintar; mucha y muy linda madera para hacer casas, infinidad de otra leña para el servicio dellas y las minas riquísimas de oro y toda la tierra está lleno de ello, y donde quiera que quisieren sacarlo allí hallarán en qué sberar y con qué edificar y agua y leña y yerba para sus ganados, que parece la crió Dios a posta para poderlo tener todo a mano”.

Sólo en 1552 y cuando Santiago tenía apenas 19 solares asignados el emperador otorgaría el escudo y los títulos de “muy nombre y muy leal” ciudad. 

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