De seguro conoces el Parque Forestal. Creado sobre las veinte manzanas que dejó la canalización del río Mapocho en 1891, diseñado por el paisajista francés George Dubois y que cuenta con 119 años de existencia. Pero ¿te has preguntado por los nombres de los árboles y las especies que habitan en este pulmón verde de la comuna de Santiago?

Por Paulina Cabrera C.

Leí hace años un libro del historiador y escritor Miguel Laborde, donde relata las historias de los principales parques de la capital y reflexiona sobre cómo la generación de nuestros abuelos era capaz de reconocer los nombres y las propiedades sanadoras de la mayoría de los árboles. Y es que en ese entonces, abundaba una “cultura del árbol”. Los paseos de los domingos no eran si no que ir a caminar a los parques para “desaparecer en la naturaleza”.

En este ejemplar que se titula Parques de Santiago (2005) Laborde describe la “Edad de Oro” de estos espacios en Santiago, allá entre 1830 y 1930 cuando la pequeña ciudad de 6.500 hectáreas tenía a su haber cinco grandes terrenos de áreas verdes: la Quinta Normal de Agricultura, el cerro Santa Lucía, el Parque Cousiño (hoy Parque O´Higgins), el Parque Metropolitano y el Parque Forestal. Hoy, con una metrópolis al menos 12 veces mayor que aquel entonces, faltan hectáreas para alcanzar los 16 metros de áreas verdes por persona que recomienda la OMS.

Pero volvamos al Forestal. En este parque, creado en 1901, viven cerca de siete mil ejemplares, entre árboles y arbustos. Son alrededor de 81 especies cuyos representantes con más notoriedad son los plátanos orientales, que crean las avenidas arboladas tan características del sector norte. A los que se suman acacias, ceibos, magnolias, encinas negras, ginkhos, paulonias, castaños de la India, tilos y robles; además de los nativos araucarias, palmas, peumos y quillayes. Muchos de ellos tienen una placa a los pies de sus troncos, donde se puede leer su nombre científico y si constituyen especies introducidas o no.

De los más antiguos, sobrevive uno al cual le quedan sólo sus troncos gruesos, justo en los terrenos que ocupara la desaparecida laguna que se desecó en los años cuarenta por temas sanitarios. Aquí los santiaguinos del siglo pasado daban paseos en bote y veían como se reflejaba en sus aguas, la arquitectura del Museo Nacional de Bellas Artes. Así como la laguna ya desaparecida, también se perdió en el tiempo un quiosco de música y una pista de baile que funcionó en los años veinte, y las tardes donde una orquesta montaba su escenario frente al Palacio Bruna.

Hoy, algunos de estos árboles de los que les hablo, también están en peligro de desaparecer. Dos proyectos levantan dudas sobre el futuro de las especies que viven en el Forestal: el de la Línea 7 del Metro que pasaría por debajo del parque y el cubo de hormigón soterrado de 5 pisos con la nueva sede del Museo de Arte Contemporáneo, estacionamientos, restaurantes, bares, teatro, un mercado y un anfiteatro al aire libre (en el sector donde está la plaza que incluye el caballo de Botero).
En medio de la crítica de los vecinos y organizaciones (como el Comité de Adelanto del Parque Forestal, El Barrio que Queremos y Ciudad Viva), el arquitecto Gonzalo Mardones defiende que su propuesta permite el crecimiento del parque en 45 mil metros cuadrados, eliminando la costanera Andrés Bello y ganando la orilla del río Mapocho en una extensión de 1,2 kilómetros. A la vez que se plantarían 3.500 nuevos árboles.

Por ahora, mientras se desenrede la madeja, sólo te puedo decir que disfrutes el parque, mires sus árboles y aprendas sus nombres. Puede que llegue el día en que ya no estén ahí para nosotros.

  • Dato: La app Plantss tiene georeferenciados todos los árboles del Parque Forestal.
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