*Por Diego Escobedo
Por décadas los argentinos fueron la colonia más numerosa en nuestro país, pero ahora, con cerca de 300 mil residentes, los venezolanos se posicionan como el grupo extranjero más numeroso.
No obstante, no fueron los primeros en pisar tierra chilena. Y es que los recién llegados se toparon con más de una cara conocida en las calles de nuestra capital. Hablamos de grandes figuras de nuestra historia, cuyo aporte, tanto a nuestro país como al suyo, los hizo meritorios de un monumento en el espacio público.
- Andrés Bello
Fundador de la Universidad de Chile, y hombre clave en la consolidación de la República del Chile post independencia. Andrés Bello López (1781-1865), de profesión abogado, es considerado uno de los intelectuales americanos más importantes de su tiempo. Razón por la cual la casa de estudios de la que fue su primer rector lo honra con una estatua en su frontis

2. Simón Bolívar
Un hombre que no necesita presentación. Simón Bolívar (1783-1830), quien fue alumno de Andrés Bello, es recordado hoy como el Libertador de Venezuela, Colombia, Panamá, Ecuador, Perú y Bolivia. Ídolo y referente para muchos a lo largo de América, incluyendo al régimen de Nicolás Maduro del que huyen la mayoría de los inmigrantes. Pero bueno, Bolívar es mucho más que símbolo del chavismo, ¿verdad?

3. José Antonio Sucre
Antonio José de Sucre (1795-1830). Inseparable compañero de armas de Bolívar, fue prócer de la independencia de la Gran Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, llegando a ser Presidente de este último país (razón por la cual la capital boliviana se llama “Sucre”). En el pedestal de su monumento figura el escudo venezolano, y una placa que reza “homenaje del Centro Chileno-Venezolano de Cooperación Cultural Simón Rodríguez al prócer de las naciones andinas Mariscal Sucre en el Bicentenario de su nacimiento 1795-1995”.

El busto de Antonio José de Sucre en la Plaza Sucre en la comuna de Nuñoa. Foto: Diego Escobedo.
4. Mural en el Mapocho
Mural pintado en la ribera del río Mapocho (en la comuna de Providencia) por el artista chileno-venezolano Pablo Pérez Riesco, alias Kalaka, durante el Festival La Puerta del Sur, realizado el año pasado. En él se representan dos diablos danzantes, uno andino, y otro venezolano. Lo idea de este mural es que representa la fusión de dos culturas, la chilena y la venezolana. La historia de Kalaka también es bastante particular: aunque nació en Chile en 1975, creció en Venezuela, país al que llegó junto a sus padres escapando de la dictadura de Augusto Pinochet.

Este mural viene a cerrar un ciclo: así como el país petrolero le tendió la mano a los chilenos en momentos difíciles, hoy les devolvemos la mano.
Todo esto sin contar la gran variedad de restaurantes, emprendimientos de comida, y discoteques que han instalado los inmigrantes venezolanos no sólo en la capital, también a lo largo del país. Y tú, ¿cuál nos recomiendas?