Hoy, 10 de agosto, Ecuador celebra un nuevo aniversario de su independencia. Razón por la cual, en Amo Santiago, nos pusimos a buscar las huellas de los ecuatorianos en Santiago de Chile. Y no nos referimos solo a Julio Jaramillo o a Mariuxi Domínguez. Si bien Chile se encuentra al fin del mundo, y Ecuador en la mitad del mundo, ambas naciones han mantenido un fluido contacto desde los tiempos de la Independencia. Para el terremoto de 1939, por ejemplo, nuestro vecino del norte envió una importante ayuda para reconstruir Concepción. En agradecimiento, el Parque Alameda, el más grande de la ciudad, fue rebautizado como “Parque Ecuador”.
Ojo que eso fue solo en el sur. ¿Cómo se ha visto esto reflejado este intercambio en nuestra capital? Conózcalo aquí en la Ruta de Ecuador:

Fray Camilo Henríquez (1769-1825)
Un nombre común para los chilenos, y también bastante conocido para los ecuatorianos. Y es que el religioso oriundo de Valdivia, y fundador del periodismo nacional, se encontraba en Quito para el 10 de agosto de 1809, día que estalló la revolución. Los patriotas quiteños se rebelaron contra los españoles, dando paso a la Primera Junta de Gobierno Autónoma de Quito. Esto convirtió a la provincia quiteña en la primera de Sudamérica en iniciar su proceso independentista. La historia recuerda esa jornada como el “Primer Grito de Independencia de Hispanoamérica”, pero el sacerdote chileno le puso un lema aún más taquilla: “Quito, luz de América”.

Poco después Henríquez volvió a Chile donde informó de los sucesos ocurridos en Quito, para después sumarse al proceso independentista chileno fundando el periódico La Aurora de Chile. Si bien en Ecuador fue un mero testigo, sus palabras aún hoy enorgullecen a los ecuatorianos y acompañan a Quito en cada aviso publicitario de la ciudad.
Por lo anterior, la embajada de Ecuador donó a la Biblioteca Nacional de Chile este busto de fray Camilo Henríquez, el cual se encuentra en la entrada de la sala de prensa.

Plaza República de Ecuador
En esta plaza, ubicada en la comuna de Providencia, frente a la embajada de Ecuador, encontramos tres monumentos de tres grandes figuras de la historia ecuatoriana: Abdón Calderón, Juan María Montalvo y Eloy Alfaro Delgado. Tres personajes que, a su vez, cuentan con más de un homenaje en la misma ciudad.

Abdón Calderón (1804-1822)
Todos conocemos la avenida Ecuador, pero pocos saben por qué se llama así. La razón, es por un monumento que se ubicaba en la Alameda, frente al metro Ecuador, un busto en homenaje a Abdón Calderón.

El busto se encontraba en su lugar para el año 2005, según pudo constatar la académica Liisa Voionmaa en su libro “Escultura Pública: Guía para el visitante”, pero actualmente el pedestal se encuentra vacío. Por fortuna, actualmente podemos apreciar un busto a Calderón en el Parque Ecuador de Providencia ¿será el mismo? En apariencia, al menos, se parecen bastante. En cualquier caso, es increíble que la Municipalidad de Estación Central todavía no reponga al prócer que le da nombre a una de sus más importantes avenidas.

Pero a todo esto, ¿quién fue Calderón? Abdón Calderón Garaycoa peleó en la guerra de independencia, donde murió a los 18 años de edad. Por su heroísmo en la Batalla de Pichincha (la cual es mencionada en el Himno de Ecuador), Simón Bolívar lo ascendió post portem, de ahí que es recordado como el “Héroe Niño”.

Según describe la placa en el pedestal del Parque Ecuador: “Allí, en las faldas del volcán Pichincha, con sangre de aguerridos soldados, y la del joven de 18 años de edad, Teniente Abdón Calderón, quien, bajo el triunfador mando del Mariscal Antonio José de Sucre, entregó su vida por la Libertad y entró en la inmortalidad, porque “¡Vive en nuestros corazones!”. Y vive la Patria, esencia de Paz, Libertad y Justicia Social”.

Juan Montalvo (1832-1889)
De acuerdo a los archivos de la Municipalidad de Providencia, hasta el año 2013 existía en el Parque Augusto Errázuriz un monumento a Juan Montalvo.

El monumento consistía en una placa de bronce en homenaje al “ilustre humanista y maestro ecuatoriano, Juan Montalvo”, instalada por el Centro Ecuatoriano en el año 1974. Un año antes, fue instalada otra placa, un homenaje de la ciudad ecuatoriana de Ambato (donde nació Montalvo) a la República de Chile, donde se podía leer “Los niños son en la tierra, lo que las estrellas en el cielo. Los Ríos tampoco vuelven y con todo el agua es siempre la misma. Un grano de trigo de una espiga, una espiga de cientos”. Sin embargo, para realizar este reportaje fuimos a dicho parque, y no encontramos nada.

Donde sí existe un monumento a Montalvo, y en la misma comuna, es en la Plaza Ecuador. ¿Qué es lo que dice su pedestal ahí?:
“Escritor, novelista, ensayista, periodista-panfletario. Murió en el indigente destierro, pero legó al mundo la palabra candente de sus obras y la fecunda riqueza de su pasión por la Justicia y la Libertad, “El Cosmopolita”, “Las Catilinarias”, “Capítulos que se le olvidaron a Cervantes”, son libros de casticismo lingüístico y de palabras de fuego para azotar a tiranos, a detentadores del poder y a explotadores del pueblo. La historia tiene marcado su nombre como límpido ejemplo de lucha y de dignidad del pueblo ecuatoriano”.

Eloy Alfaro Delgado (1842-1912)
Una figura polémica, amado y odiado, y con un final extremadamente trágico. Dos veces presidente de Ecuador, Alfaro gobernó entre 1895 a 1901 y de 1906 a 1911. Uno de los eventos más destacados asociados con Eloy Alfaro es la Revolución Liberal de 1895, que resultó en su ascenso al poder y en una serie de reformas de corte progresista para el país. No obstante, la carrera política de Alfaro tuvo un trágico desenlace, en un oscuro episodio de la historia ecuatoriana conocido como la «Hoguera Bárbara”.

Durante su segundo mandato como Presidente (1906-1911), Alfaro implementó una serie de reformas laicas y anticlericales, lo que provocó tensiones con la Iglesia Católica y sectores conservadores del país. En 1909, estalló una revuelta conocida como la Revolución de los Cien Días, liderada por conservadores y religiosos.

La revuelta culminó con la toma del poder por parte de los rebeldes en Quito en agosto de 1911, lo que obligó a Alfaro a refugiarse, adivinen dónde… en la Embajada de Chile. No obstante, en enero de 1912, el ex Presidente y varios de sus colaboradores fueron capturados y, en una escalofriante muestra de violencia, fueron linchados y asesinados. Sus cuerpos fueron arrastrados por las calles de Quito, descuartizados y finalmente quemados en una plaza pública, un evento que se conoce como la «Hoguera Bárbara». Este acto fue la culminación de una crisis que sumió al país en la extrema violencia y la polarización política.

Según describe la placa en su pedestal: “La cobardía, la traición y la ingratitud levantaron la Hoguera Bárbara, pero no incineraron sus ideas y de las cenizas se levantó su luz eterna, y la historia ya lo ha juzgado como el ecuatoriano más grande de todos los tiempos. ¡Gloria a su nombre ya su obra!”.

Un detalle no menor es que el mandatario ecuatoriano también era masón, por esta razón hoy encontramos un busto de Eloy Alfaro en la sede central de la Gran Logia de Chile en calle Marcoleta. En el pedestal de dicho monumento, hay una placa con la inscripción “Presidente del Ecuador en dos períodos. Muere asesinado por el fanatismo religioso”. No olvidemos que uno de los valores centrales de la masonería, es la tolerancia y pluralidad.

Tres nombres con que los ecuatorianos se presentan en nuestro país: un presidente reformista, un joven héroe de guerra y un escritor. Ya lo saben, si quieren acompañar a nuestros vecinos ecuatorianos en su día, aquí es donde pueden juntarse con ellos para cantar “¡Salve oh Patria, mil veces! ¡Oh Patria! ¡gloria a ti!”.

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