En la nueva Galería Lastarria, Dasic Fernández termina la que es su última obra, un mural sobre una pared de nueve metros de alto en donde la protagonista es una mujer de cuerpo multicolor. Junto a su asistente, se toma su tiempo para los detalles, y con lata en mano afina las líneas y los efectos de la imagen que partió con un boceto y que se suma a sus decenas de muros creados en Lo Prado, San Miguel, en la Plaza de Bolsillo de Santo Domingo y también en Argentina, Uruguay, Brasil, Perú, Canadá y Estados Unidos.
Viviendo entre Nueva York y Santiago, por estos días también se apresta a inaugurar la que será su pintura de mayor formato hasta ahora, un tejido cromático en el nuevo Paseo Bandera en donde trabajó junto a su socio Juan Carlos López y 20 ayudantes, con quienes transformaron el suelo de tres cuadras las que serán abiertas a la comunidad el próximo 20 de diciembre.
En este ajetreado ambiente (llegando al país del norte, lo espera un edificio de 13 pisos en Detroit), conversamos con quien es considerado uno de los principales exponentes del muralismo chileno a nivel internacional. Destacado por The New York Times, el autor del famoso encapuchado de unos de los block del Museo a Cielo Abierto en San Miguel, nos contó sobre qué significa para él el graffiti, su técnica y también sobre su “niñismo”, la “doctrina” que después de ser padre lo tiene 100 por ciento convencido.
¿Cómo partiste?
Siempre dibujé y desde que tengo memoria estuve envuelto en el mundo de la creatividad, cuando me acerqué al tema del hip hipo, la calle y los amigos, me empecé a concentrar más en el tema del graffiti, de tratar de ser un aporte y a los 13 pinté por primera vez un muro en la calle. Fue una pandereta en mi barrio en Rancagua, una tarde de verano, ahí hice unas letras y escribí mi nombre. Antes de eso había empezado a hacer las típicas rayas, las firmas…
¿Qué opinas de los tag, los rayados?
El graffiti es como eso, la evolución de los tag, hacer un tag un poco más producido, pero todo nace de esa raya tan criticada y vilipendiada, todo viene de ahí. A mí me encanta, es un mundo fascinante, de hecho terminé haciendo retratos, composiciones con las mismas herramientas con la que se hace esta firma en la calle, la usé para retratos, figura humana.
Pero está la postura contraria, grupos incluso que hacen la tarea opuesta, de ir limpiando los rayados…
El graffiti no es algo aceptado, nadie que hace graffiti está buscando que alguien acepte que se está rayando la propiedad privada. El graffiti es un acto de rebeldía que busca tomarse los espacio privados como si fueran públicos, es una transgresión y por ende es ilegal. Busca la adrenalina, es una forma de protestar, así como la publicidad que se toma los espacios, pero que al ser pagada, es legal. Entonces la actitud del que está haciendo el graffiti es yo no tengo plata para pagar como la publicidad, pero estoy en la calle. Eso sí dentro de la gente que hace tag hay distintos tipos de persona… yo nunca voy a aceptar que se haga un tag en una casa, o en un emprendimiento humilde de gente esforzada, o en el camión de alguien que sale a repartir fruta. Jamás lo voy a aceptar. O que se raye una piedra en un parque, pero lamentablemente no se puede tener el control de la gente que está en la calle.
Tú desde el graffiti pasaste al arte. ¿Cuáles eran las imágenes de tus inicios? ¿Siempre fue figura humana?
Siempre me encantó la figura humana, pero como fui siempre graffitero, no concebía que el graffiti pudiera ser figura humana, para mi eran letras y el tag y hasta ahí, después en paralelo yo seguía dibujando retratos, dibujo desde niño, y en un momento ya cuando empecé a hacer trabajos con municipios, con organizaciones más serias, tuve que hacer una figura humana y nunca lo había hecho con spray y me di cuenta que se me hacía muy fácil. Me fascinó, más aún hacer realismo porque me di cuenta que el efecto que tiene en la calle es tremendo. Yo concibo el graffiti como un acto político, poder entregar un mensaje a través de una pintura y que se entienda rápidamente y cause impacto, para mí es algo fascinante y por eso terminé dejando las letras de lado y me metí en el mundo de la figura humana, dejo de hacer grafiti y me metí en el mundo del arte.
¿Tus primeras obras de gran formato son las que están en San Miguel?
No, eso es de hace poco, 2013. La primera obra grande grande la hice en Lo Prado, año 2005 y esa está todavía en uno de los block que están al lado de la estación San Pablo. Empezamos a hacer un programa de arte con el municipio, con el alcalde Navarrete que era un capo. Con un amigo, Compás, también del mundo del graffiti y hoy un gran arquitecto, hacíamos talleres para niños del Sename en la comuna durante dos años, fue muy exitoso por la cantidad de niños y por el tiempo que se mantuvieron, entonces el alcalde vio que esto se podía hacer en gran formato tal como había visto en un viaje a Berlín. Visionario el alcalde, nosotros que en ese tiempo no estábamos ni ahí con las autoridades, supimos valorar su visión y nos pusimos a su disposición. En esa época fue también cuando me vine a vivir a Santiagoy empecé a hacer realismo y figura humana con el spray. Vivía en en el barrio Paris Londres yestaba cerca de Santa Isabel y prácticamente tomé Santa Isabel como mi galería para exponer. Me tomé todas las esquinas en las intersecciones. Ya no queda ninguna, no porque las hayan borrado, sino porque esos muros ya no existen, elegía con pinzas las esquinas y las inmobiliares tuvieron el mismo ojo e instalaron sus edificios.
¿Cómo te convertiste en un muralista de fama mundial? Fuiste reconocido por The New York Times y has pintado en Miami, Nueva York… ¿cómo es ese salto desde Lo Prado a Estados Unidos?
Me fui da Estados Unidos el año 2009 porque estaba enamorado de una neoyorkina, fui por un par de meses y me terminé quedando. Empecé a hacer los mismo que hacía acá, sólo que en ese momento ya no estaba estudiando, hacía decidido dejar mi carrera (de arquitecto) poco antes de licenciarme, y me dediqué 100 por ciento a la pintura. Me dediqué, cabeza gacha a pintar, pintar, pintar por todas partes, comencé a relacionarme con gente, a hacer amistades, proyectos juntos, la gente allá reconoce mucho tu trabajo, el talento y dedicación, en ese sentido lo único que tuve que hacer fue responder a ese reconocimiento y me dediqué a hacer mi trabajo.
Estás dedicado entonces 100 por ciento a esto, vives de esto. Ahora estás con lo de Bandera y este mural de Galería Lastarria
Desde que me retiré de la arquitectura que vivo de esto. Me divido entre el trabajo de taller, cuadros que me encargan desde Europa y Estados Unidos y la demanda de proyectos de murales, tengo bien ocupada mi agenda de aquí a al menos un año más.
Lo de Bandera lo estamos haciendo junto a uno de mis socios de Estudio Victoria, el arquitecto Juan Carlos López. El encargo era una idea muy vaga de cerrar la calle, pintar el piso, poner unos arbolitos y unas mesas. Con mi socio entendimos el potencial y desarrollamos muy rápido el tema del diseño y lo propusimos en un par de días, no hubo duda de que estábamos proponiendo mucho más de lo que nos estaban pidiendo. Son en total 3 mil metros cuadrados, tres cuadras, que serán inauguradas el 20 de diciembre y en donde trabajaron 20 pintores (más detalles en la nota de Bandera).
Seguro es el mural más grande que has hecho hasta ahora
Sí, y hasta hace poco era el mural más grande del mundo, pero quedamos segundo después de uno de Brasil que se hizo hace poco de 6 mil metros cuadrados.
¿Y lo de Galería Lastarria?
Me encanta este muro porque tiene una vista maravillosa desde el primer piso, está en un barrio bonito, es un buen lugar para dejar una pintura, el lunes terminé en Bandera y el martes estaba pintando acá. Deben ser unos nueve metros de alto por cinco de ancho. Aquí volví a la verticalidad.
¿Quién es la mujer de la pintura?
Una modelo. Primero hago un boceto, muy sucio y rápido, luego pienso una gama de personas que trabajo con modelos que se acercan más al boceto y se hace una producción fotográfica, entonces termina siendo una mezcla de todo, para luego marcarlo en la pared y pintar.
¿Qué se viene ahora después de estos proyectos?
Me quiero enfocar en lo que se haga con Estudio Victoria, tengo la necesidad interna de mezclar la pintura con la arquitectura, hacer intervenciones que sean más habitables, y por otra parte mi trabajo de taller que se mantiene. El primero va en beneficio de la población y lo segundo es completamente libre, es una de las reglas, no diseño ni compongo ni creo para ninguna empresa ni para ninguna persona en especial.
El público es un actor relevante en este proceso, muchas veces no van a un museo pero pueden valorar el arte en el espacio público, los murales
La gente termina terminando la obra, es la que concluye la obra, vive a través de la gente, yo hago mi parte que es ponerle todo el cariño y la pasión a la pintura, y después lo que pase con la gente no tengo ningún control sobre eso, pero esa reacción de donde viaje la obra, es cosa de la calle.
Claro, está el caso de que dañen los murales o simplemente los borren por otro como lo que pasó hace unos días con lo de Vagabundo en Providencia
Pero ahí hay varias… dejar una obra inconclusa por tanto tiempo es una falta de respecto. Es algo que me ha pasado y me va a seguir pasando, pero eso es parte de la obra también, no puedes ponerte a llorar si alguien te la raya o la destruye, obvio que es mala onda. yo por ejemplo tomo algunas precauciones, si un sector que es probable que te lo rayen, pinto más en altura y hago una composición más simple más abajo.
¿Alguna de tus obras es favorita o con la que sientas más identificado?
Sería muy injusto inclinarme por alguna, porque trabajando en la calle pasan muchas cosas increíbles, interesantes, se conoce gente de todo ámbito de todo tiempo y eso le da valor a la experiencia, entonces inclinarme por alguna sería desconocer esas experiencias.
Y por último, ¿algún sueños, una pared inconquistable que quisieras pintar?
Mis sueños no van por pintar algo, van más con la gente y los niños. Después de haber pasado una vida relacionada con temas políticos, mi familia, por un lado y religioso, de haber pasado por grupos activistas, aquí en Chile y en Estados Unidos, me di cuenta que de todos los ismos, de todos los comunismo, capitalismo, me termino quedando con lo vendría a ser el niñismo, y me declaro un niñista (tengo una hija que me terminó de convencer de esta postura). Así que mis sueños van por ese lado, de hacer cosas con los niños, hay varias ideas en mente que las contaré cuando las haga.