*Dron y fotos: #Pepejet, Sebastián Pérez de SCL500, Paulina Quiroz y Paulina Cabrera
Bernardo O’Higgins juró que donde se sellara el triunfo de la Independencia levantaría un templo en honor a la Virgen del Carmen. Así lo prometió en la Catedral Metropolitana junto a un grupo de patriotas el 14 de marzo de 1818, y así lo cumplió tras la histórica batalla del 5 de abril del mismo año.
El 15 de noviembre de 1818, el ya director supremo -acompañado del general argentino José de San Martín (el mismo del famoso abrazo de Maipú), cientos de peregrinos y soldados- colocó la primera piedra de la Capilla de la Victoria, cuyos muros de ladrillos aún se pueden ver en la entrada del que es hoy el Templo Votivo, que debe su nombre precisamente a los votos que hiciera el prócer chileno. Sin embargo, la crisis económica postergó la construcción convirtiéndose en corrales y pesebreras para ganado. Sólo en 1885, durante el gobierno del Presidente Domingo Santa María, se inyectaron nuevos fondos para salvar el proyecto pendiente, inaugurándose recién el 5 de abril de 1892, bajo la presidencia de Jorge Montt.
Según el Consejo de Monumentos, el templo era una pequeña iglesia de estilo románico y neoclásico, con torre de reloj y campanario al frente, arquería de medio punto en accesos y vanos, con nave central de techo curvo. De la época además de los muros, quedan algunos árboles por los costados y las estatuas de O’Higgins y San Martín. La ex Capilla de la Victoria o también conocida como Parroquia de Nuestra Señora del Carmen fue relativamente corta. El terremoto de 1906 dañó gravemente su estructura, y un temblor de 1927 desplomó parte de la construcción, siendo totalmente demolida en 1974.
Por esta razón, no es extraño que el cardenal José María Caro hiciera ver que no se estaba cumpliendo en plenitud del voto prometido por O ‘Higgins por lo que dictó la construcción de un nuevo y monumental templo “digno de la grandeza de la reina y patrona de Chile“. Se llamó a un concurso internacional y el arquitecto José Martínez, también autor de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile y la Escuela Militar, diseñó la Basílica que demoró 30 años en construirse.
Imponente por dentro y por fuera
La forma del edificio inaugurado en 1974, simula la silueta de la Virgen del Carmen, con su velo por el costado y su manto en la parte posterior. Su imponente altura alcanza los 89 metros y su nave central es del orden de 4.500 metros cuadrados, pudiendo albergar a miles de peregrinos.
En su interior, desde el año 2012 existe un mirador desde donde se tiene una panorámica privilegiada de Santiago y también un piso vidriado que te da la dimensión del espacio.
Sin embargo, lo que más impacta una vez sentado, es el conjunto de vitrales del artista austriaco Adolfo Winternitz, quien llevó a las piezas de vidrio las imágenes de la Virgen, los sacramentos, las parábolas evangélicas y la geografía de Chile. El vitral principal, llamado La Glorificación de la Virgen del Carmen, tiene 300 metros cuadrados de superficie, 29 de alto por 12 de ancho. Sus 100 tonalidades de colores se pueden ver desde la Rosa de los Vientos ubicada en el mirador.
Winternitz demoró dos años enteros en montar cada una de las piezas del vitral principal inspirado en un mosaico de estilo bizantino, y que también tiene toques precolombinos que se pueden apreciar en los rasgos de los rostros de la Virgen y el niño Jesús.
En las imágenes de los vitrales también se incluyen cuatro banderas representativas de la historia chilena. De izquierda a derecha, la de España, la de Argentina, la de Chile y la del Ejécito Libertador de los Andes. Y es que sin duda este templo, digno de conocer, une perfectamente lo religioso, con la historia.
- Dónde: Carmen 1750, esquina con 5 de Abril
- Más info: santuarionacional.cl