En su afán por demostrar que la Tierra era redonda y que se encontraría con las Indias, el navegante Cristóbal Colón llegó a América el 12 de octubre del 1492, iniciando así el encuentro entre dos «mundos» y la conquista y colonización especialmente de España sobre el continente americano.

La fecha, que ha tenido los nombres de «Día de la Raza» y «Día de la Hispanidad», se recuerda actualmente en Chile como «Día del Encuentro de Dos Mundos», y también como «Día de la Resistencia Indígena» dado el impacto de los conquistadores sobre los pueblos originarios.

En Santiago, existen escasos ejemplos de monumentos, murales o esculturas dedicados a los ancestros indígenas, pero aquí les presentamos algunos de ellos.

Caupolicán del Santa Lucía
El escultor Nicanor Plaza tenía sólo 24 años cuando hizo el «Caupolicán», cuya réplica encontramos en la terraza homónima del cerro Santa Lucía y también en el Estadio Nacional, en la Escuela de Carabineros y en el Club Hípico.

La obra en yeso fue estrenada en el Salón de París de 1868, donde obtuvo el primer lugar, y fue fundida al año siguiente en bronce. Sus ejemplares, que se dispersaron por Chile y el mundo, nos muestran la figura de un indígena con un penacho de plumas, que en tierras estadounidenses fue nombrada como “The Last of Mohicans”. Según explica Rodrigo Barra, todo indica que no hubo confusión ni ánimo de engaño por parte del escultor, sino más bien que el autor optó por un modelo del tipo caucásico siguiendo los cánones clásicos del David de Bernini. Y que lo que Plaza hizo fue: “transformar en ícono y emblema el concepto romántico del nativo, que en Europa despierta curiosidad y hasta mitología”.

La escultura fue instalada en el Santa Lucía en mayo de 1910 para el Centenario de la Independencia, sin embargo rápidamente entró en el debate sobre su poco parecido al «hércules araucano».

¿Quién fue Nicanor Plaza? Nació en Santiago en 1844 y falleció en Florencia el 7 de diciembre de 1918. Su obra se caracteriza por una concepción estética, ejecución técnica y orientación temática de clara tendencia academicista. Por lo tanto, dominaba absolutamente el oficio, que aplicaba tanto en la talla directa del mármol como en el vaciado de bronce, y concentrándose en temas alegóricos e históricos, principalmente, Plaza buscaba la perfección de las formas. Es considerado el primer escultor chileno y formó parte de la generación que dio curso a la Escuela de Escultura.

Crédito de fotografía: Plataforma Urbana

Mural Fresia lanzando a su hijo a los pies de Caupolicán
Entre las calles Centenario y San Petersburgo en la comuna de San Miguel, se encuentra el ex liceo Rebeca Catalán Vargas. Aquí encuentras la obra de Laureano Guevara quien en 1946 pintó el mural “Fresia lanzando a su hijo a los pies de Caupolicán”, que recuerda la escena descrita por Ercilla en la Araucana, en donde la esposa del toqui capturado por los españoles le arrojó uno de sus hijos, indignada porque no había luchado por la libertad de su pueblo y de su familia.

Este mural es parte de un conjunto pictórico que contiene también las obras de Osvaldo Reyes, Fernando Marcos y Osvaldo Silva, todos monumentos históricos desde marzo de 2016.

¿Quién fue Laureano Guevara? Según la ficha del Consejo de Monumentos Nacionales, estudió en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile, donde fue discípulo de Fernando Álvarez de Sotomayor y de Pedro Lira. En 1924, viajó a Europa para proseguir sus estudios sobre fresco y grabado. En 1926, trabajó con el pintor Arturo Gordon en los frescos de la Biblioteca Nacional. En reconocimiento a ello, ambos artistas crearon los murales que representaron a Chile en la Exposición Iberoamericana de 1929. En 1932, la Escuela de Bellas Artes de Santiago lo contrató como profesor de pintura mural, cargo que ocupó durante más de 30 años; fue maestro de Osvaldo Reyes. Fernando Marcos, Orlando Silva, Gregorio de la Fuente y Venturelli. Guevara recibió el Premio Nacional de Artes en 1967.

Monumento a los pueblos indígenas
En el costado sur poniente de la Plaza de Armas, en pleno centro cívico de Santiago, se puede apreciar el Monumento a los pueblos indígenas. Una obra del escultor Enrique Villalobos quien representa el coraje del indígena a través de tres elementos: una semilla, un rostro y vegetación. La figura pétrea de 8 metros de alto, hecha de hormigón y granito, fue inaugurada un 12 octubre de 1992, al cumplirse los 500 años del llamado “Descubrimiento de América”. Fue cuestionada desde el primer día de su inauguración, tanto por su abstracción como por su estética.

¿Quién es Enrique Villalobos? Entre 1967 y 1971 estudió en los cursos vespertinos de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile, en el Parque Forestal, especializándose en pintura. Entre los años 1978 y 1989, desarrolló, a través de un taller de Restauración Arquitectónica, diversos trabajos a Monumentos Nacionales en diferentes iglesias y conventos del país. En 1990, participó del Proyecto Arte y Conciencia, para el Instituto Psiquiátrico de Santiago.

Crédito de fotografía: Carlos Figueroa vía wikimedia.org.

Moais y más moais
Estas esculturas de roca volcánica creadas hace más de 1.500 años son símbolo de la cultura de Rapa Nui. En Santiago podemos encontrar algunas originales y otras réplicas de estas enigmáticas figuras que representan el “rostro vivo de nuestros ancestros” y que además son protectoras de las cosechas y los animales.

El artista isleño Mutta Hey, quien desde hace más 40 años ha creado moais con piedras traídas de la Isla, es autor de las figuras que puedes encontrar en Av. Presidente Kennedy frente al Hotel Grand Hyatt Santiago (Las Condes), al interior del departamento de diversidad e inclusión de la Municipalidad de Providencia (Miguel Claro 543, Providencia) y en la Corporación Cultural de La Reina (Santa Rita 1153, La Reina). Cabe mencionar que el de Providencia es una réplica exacta de un moai, elaborada con piedras Hani hani de las canteras Puna Pau y con piedras Ma’ea tea tea, traídas de las canteras ubicada en el volcán Ranu Kau.

En el casco histórico de Santiago también es poseedor de moais. Existe uno en los alrededores de la Iglesia San Francisco, frente al hotel del mismo nombre, el cuál pesa 12 toneladas y fue elaborado con mármol travertino y otro a pasos de la Torre Entel, en calle Amunátegui.

¿Quién es Mutta Hey? Escultor, artista, folklorista, profesor de arte y cultura Rapanui, nativo de Isla de Pascua, radicado en Chillán.

Crédito de fotografía: Colin W. vía wikimedia.org.

Tótem de la cultura Maorí
De visita al GAM, entre los puestos de la feria de antigüedades de plaza poniente, encontramos el tótem de madera que desde el 2015 habita en el centro cultural. Fue tallado en vivo por un grupo de artistas maorís que vino al país para la exposición Tuku Iho: legado vivo maorí, y fue dedicado a la historia del espacio y de los pueblos originarios chilenos. Su nombre es Ngā Morehu, que en lengua maorí significa “Los que permanecen”.

Simboliza la fraternidad entre Chile y Nueva Zelanda, conectados por el círculo de fuego del Pacífico y por Rūaumoko, el dios de los temblores, los volcanes y las estaciones del año. Ngā Morehu está compuesto por dos partes, la superior de cuerpo completo y la otra, que emerge desde la tierra, y que representa el ciclo constante de la vida.

¿Quiénes son sus talladores? James Rickard, perteneciente a las tribus Ngāti Porou y Hauauru y Karaitiana Rurehe, de la tribu Ngāi Tūhoe.

Crédito de fotografía: Centro Cultural Gabriela Mistral.

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