La comuna céntrica de la capital sumó 15 nuevos kilómetros para uso exclusivo de bicicletas, además de mayor espacio de tránsito para peatones que promueven el distanciamiento social.
Por Paulina Cabrera C.
La comuna de Santiago es el corazón de la capital. Aquí se concentran los barrios comerciales, los centros de abastecimiento y los servicios e institucionales que atienden público. Y por aquí también se movilizan 2,5 millones de personas al día (en tiempos normales) y viven cerca de 500 mil habitantes. Todo ellos se han visto enfrentados al desafío de mantener la distancia social a la hora de trasladarse, y muchos han optado por reducir el uso del transporte público para evitar las aglomeraciones y los riesgos de contagio de COVID19. “Tenemos que conjugar la distancia física con el transporte. Los tres modos más seguros son el automóvil, la bicicleta y la caminata, pero nosotros fomentamos la bicicleta y la caminata porque no toda la gente tiene vehículo o no todos tienen la opción de andar en auto por temas de estacionamiento y combustible”, asegura Miguel Olivares, director de la recientemente creada Subdirección de Movilidad de la Municipalidad de Santiago.
Por esta razón, y dentro del Plan Integral de Movilidad 2019-2029, el municipio ha desarrollado ya tres proyectos de urbanismo táctico, que implican intervenciones de bajo costo que buscan mejorar la calidad de vida de quienes residen y transitan por la comuna, y que se suman a otros proyectos de gran envergadura que se desarrollarán en los próximos meses, entre los que se cuentan la remodelación de Mac-Iver y Santa Rosa, la extensión del exitoso Paseo Bandera y la remodelación completa del Paseo Bulnes y el Parque Almagro.
Ciclosendas de emergencia
Este plan piloto consiste en la demarcación de calles de poco tránsito vehicular, y suma 15 kilómetros de sendas exclusivas que conectan con la red de ciclovías de los barrios Yungay y Matta Sur. Se trata de conectar barrialmente y de manera más segura a las ciclovías troncales que ya están segregadas. Incluyen tachas reflectantes para el horario nocturno y deja una pista de circulación para vehículos motorizados de 3,9 metros de ancho, lo que hace que bajen su velocidad de circulación a 40 kilómetros por hora. “Considerando que en las calles anda 50% menos de gente, hemos alcanzado un peak de uso similar al de tiempos sin cuarentenas”, explica Olivares.
Si los resultados son positivos, se espera aumentar a 58 kilómetros de ciclosendas para generar vías de desplazamiento seguro para los usuarios en los Barrios Brasil, Balmaceda, Franklin, San Eugenio, San Vicente y Rondizzoni, entre otros. De esta manera, junto con los 53 kilómetros de la red de ciclovías comunal, se totalizaría nada más y nada menos que 111 kilómetros, transformándose en la red más extensa del país.
Proyecto Agustinas para distanciamiento social
Otra de las obras menores, pero de rápida implementación, fue lo que se hizo a mediados de julio en calle Agustinas, en el tramo que va entre Morandé y San Antonio. El proyecto implicó la reducción de la calzada para el transito vehicular, aumentando las veredas de ambos lados en 1,7 metros cada una, al mismo tiempo que se habilitó una ciclosenda de 1,15 metros, separada con demarcación respecto a los vehículos motorizados y con segregadores (hitos amarillos) respecto de los peatones.
La reducción de la pista de los vehículos motorizados, que también obliga a bajar su velocidad, se suma además a una única zona para descarga en el lado sur de la acera de Agustinas entre las calles Morandé y Bandera.
El piano de Mosqueto
En esta pequeña calle, que se ubica a la salida del Metro Bellas Artes, se redujo la calzada que tenía 5,92 metros de ancho a una sola pista para vehículos, que mide alrededor de 3,4 metros de ancho. El nuevo espacio de 2,5 metros se dejó para tránsito peatonal, con la demarcación de pintura que simula un teclado de piano e hitos livianos en color azul.
La intervención ejecutada por la Dirección de Tránsito del municipio -que contó con la aprobación de una consulta vecinal- se extiende entre calle Santo Domingo y Merced. Ya tuvo como primer efecto positivo el sacar tanto a los automóviles mal estacionados en una zona que no se permitía, como también a los acomodadores ilegales que se encontraban en el lugar.
“La idea es recuperar los estacionamientos para las personas, la vía pública de la ciudad no puede ser un bodegaje para la gente que se quiera movilizar en vehículo. Estos proyectos están en evaluación permanente de uso, y se busca que sea la misma gente la que termine cuidando el espacio que se le entregó, porque son espacios para conversar, convivir, caminar, para pasear, que antes no lo tenían. El alcalde Felipe Alessandri se ha dado cuenta de que la necesidad de la gente es el espacio público, las personas necesitan espacio en la vía pública y ahora con la pandemia quedó al descubierto que es mucho más necesario” apunta Olivares.
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