Quiltros volando, quiltros congelados. Los perros del artista Antonio Becerro le cambiaron la fachada al Museo Nacional de Bellas Artes durante todo el verano. Y aún, hasta fines de marzo, se puede ir a ver cómo esta treintena de esculturas en resina se encaraman en el edificio diseñado en 1905 por Émile Jéquier. Los perros «suben» por cables de acero guiando la entrada al museo, y ya dentro, vuelan a metros de la cúpula del hall central. La obra se llama Encontraron cielo y contempla también una instalación en el ala norte del primer piso.
Ahí, bajo una luz azulada, puedes ver a un grupo de perros escarbando en un suelo de sal fina, y vivir de paso un paisaje nevado. «Están en distintas posiciones. Como buscando… o enterrando algo. Eso no se sabe. Que lo decida el respetable público», explica el artista sobre su obra.
La exposición de Becerro, también taxidermista, es la consecuencia de sus instalaciones anteriores, llamadas también Encontraron cielo, que ha realizado en la Facultad de Ingeniería de la Usach (2012), el Museo de Arte Moderno de Chiloé (2013) y a los pies de la escultura El roto chileno, de Virginio Arias, en la Plaza Yungay (2013). Su trayectoria ha estado marcada por la figura del quiltro como metáfora del chileno promedio, incluyendo trabajos orgánicos en los años 90 con perros atropellados que luego embalsamó. Inolvidable, por decir lo menos.
Dónde: Parque Forestal s/n
Cuándo: Hasta el 30 de marzo. De martes a domingo de 10:00 a 18:50 horas.
Cuánto: $600 público general, $300 estudiantes y adultos mayores. Domingos aporte voluntario