Aunque pesa 2,7 toneladas y mide 4,8 metros de altura, el monumento de Pedro de Valdivia ha caminado varias veces por Santiago.

Fue un regalo de la Asociación de Instituciones Españolas para conmemorar los 150 años de la Primera Junta Nacional de Gobierno de 1810 y es obra del escultor Enrique Pérez Comendador. La escultura ecuestre fue realizada en la localidad de Arganda del Rey en Madrid, y dado que dieron un plazo de ocho meses para entregar el encargo, Pérez Comendador utilizó el modelo del caballo que había preparado para un monumento a Franco. Así lo relató a El Mercurio en 2015 Pepe Murciego, hijo de José Murciego, quien fue parte del equipo de técnicos y fundidores que participaron de la obra creada a partir de bronce de cañones “victoriosos” del Ejército español.

El terremoto de 1960 suspendió la urgencia de la entrega y el monumento llegó a Chile en el vapor San Felipe dos años después.

El monumento fue inaugurado solemnemente el día 25 de julio de 1963, en la escalinata norte del cerro Santa Lucía, en una concurrida ceremonia encabezada por Casiano Martínez, presidente de la Asociación de Instituciones Españolas en Chile; el entonces Alcalde de Santiago, Ramón Álvarez Goldsack; el embajador de España en Chile, Tomás Suñer y Ferrer; el Ministro del Interior, Doctor Sótero del Río y el propio autor de la obra, Enrique Pérez Comendador.

Según recoge Cristián Salazar en su sitio Urbatorium, el monumento fue bendecido además por el Cardenal Raúl Silva Henríquez y contó con los honores militares de parte del Regimiento Buin.

Sin embargo, tres años después, la estatua “cabalgó” seis cuadras hasta la Plaza de Armas,  donde quedó dando la espalda al kilómetro cero.

Con los trabajos de la Línea 5 del Metro, en 1998, se movió provisoriamente a la esquina de Merced, y sólo en 1999 llegó a su lugar y posición actual donde tiene vista directa a la Catedral Metropolitana, y rodeada de los emblemáticos edificios del Correo Central, el Museo Nacional Histórico de Chile y los portales Bulnes y Fernández Concha.

Aquí vemos a Pedro de Valdivia, en su caballo sin riendas. “En la metáfora del artista Enrique Pérez Comendador, el robusto caballo sin riendas es Chile, que camina al futuro por su cuenta a partir de la obra del fundador”, explica Pepe Murciego.

Con una mano, el conquistador español empuña su sable y con la otra, sostiene los títulos del acta de Santiago, que Pedro de Valdivia fundó el 12 de febrero de 1541.

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