Cuando el Estadio Nacional tenía 20 años, o sea en 1958, la comunidad griega en Chile donó la escultura que nos recibe en cada partido, concierto o evento masivo que se realiza en el principal centro de deportivo del país.

Su nombre oficial es Discóbolo, pero todos lo conocemos como El Pilucho. Se trata de la versión en bronce de una famosa escultura griega de Mirón de Eléuteras (450 a. C.) que representa a un atleta en el instante anterior al lanzamiento del disco. Sin embargo, la que está en el frontis del estadio y la que sirve de punto de encuentro para miles de miles, se encuentra de pie sosteniendo el disco, con una mirada plácida hacia el horizonte. Cuatro años después de que llegara a su sitio, se nombró Avenida Grecia como tal en agradecimiento al regalo de los helénicos y en el 2003 fueron declarados Monumento Nacional tanto el recinto deportivo como su escultura.

Si bien su materialidad es de aleación metálica, la obra fue pintada de negro, verde, gris y blanco, capas que fueron retiradas durante su proceso de restauración en noviembre de 2010. Junto con decapar, limpiar la polución y suciedad adherida a la superficie de la figura, también se aplicó protección anti grafitis, y se removió la pintura de su base de hormigón quedando al descubierto sus inscripciones.

Toda una vida para este símbolo nacional conocido por su apodo mapuche (pilucho significa “estar desnudo” en mapudungún) y que está cumpliendo 60 años en suelo chileno.

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