Hoy Santiago cumplió 472 años, 472 años desde que Pedro Valdivia fundó la ciudad, eso sí convenimos que desde ahí comienza la historia y tema aparte, sin saber -como siempre reflexiona un amigo- cuáles son los reales límites de nuestra comuna capital. Con ese pensamiento como tarea, les puedo contar lo que fue hace un rato el acto central de la celebración en el Puente Loreto, a unos pasos del Museo de Bellas Artes.
Hasta allí llegaron autoridades y también cientos de personas, que primero escucharon las melodías del grupo Arte Mapocho y luego los cumbiancheros sonidos de Silvestre, en un ambiente relajado tipo noche de Año Nuevo, con gente bailando, en bicicleta o simplemente disfrutando del comercio extra que se genera con estas actividades. Daba gusto las caras felices del señor que vende algodón de azúcar, churros, anticuchos, la del que vende objetos luminosos y también la del que colgó en un cordel de árbol a árbol, a modo de galería, fotos antiguas de Santiago.
A las presentaciones musicales se sumó la inauguración de una nueva obra de la artista Catalina Rojas en el Museo Arte de Luz que se proyecta en el río Mapocho. Ingrediente extra fue la performance de un grupo de detractores de la hidroeléctrica Alto Maipo. Sin previo aviso, un par de balsas se dejaron caer en el caudal con tres activistas que desplegaron grandes carteles pidiendo la paralización de las faenas que amenazan el Maipo y sus deportes anexos como el kayak y rafting. De seguro, serán comentario mañana y parte sin duda de este Santiago a veces (y ojalá más veces) ameno, feliz, positivo y colectivo.