El Barrio Bellas Artes tiene un nuevo mural. A la obra de Inti a la salida homónina de la estación de metro, se suma en calle Mosqueto el trabajo de Diego Roa Castillo.
En el que era un muro gris de 6 pisos de altura, justo al lado de una caseta de estacionamiento, te puedes encontrar ahora la figura de una mujer de cabello rojo, mística y de aires cósmicos.
“Es el mural más grande que he hecho. Necesitaba un murallón de este tamaño y seguramente después de esto voy a querer uno aún más grande, porque eso pasa cuando ya encuentras ciertos parámetros y quieres abrir de nuevo expectativas y ampliar tu escala” explica Diego, rancagüino que hace 10 años vive en la capital.
Partió con las brochas y los graffitis a los 14, y hoy a los 32 ya tiene una carrera de diseñador y un nombre entre los capos del muralismo. Se inició con formatos pequeños pero su apuesta actual está en trabajos de gran envergadura, que creen alto impacto en la ciudad. No por nada encabeza un proyecto que literalmente le cambiará la cara al turístico barrio que circunda el Parque Forestal.
Se trata de Black Book, un Museo a Cielo Abierto en pleno centro santiaguino que congregará el año 2016 a un grupo de artistas para crear una galería urbana. Diego pintará el edificio del Galaxy Center y otros muralistas otros cuatro inmuebles de altura.
La idea es afianzar el movimiento en Chile, logrando que los jóvenes talentos puedan hacer carrera aquí mismo sin tener que verse obligados a lograr una trayectoria fuera del país.
El autor, parte del colectivo Damatis, asegura que siempre quiso hacer hacer algo en el centro “porque el graffitti siempre es periférico. No debiese estar sólo en las poblaciones, porque hace bien a la comunidad. El arte tiene que estar dentro del corazón de la ciudad porque es parte de la cultura, de quienes somos”.
De esta forma, la nueva galería urbana en el espacio público se transformará en un recorrido, “un regalo para la ciudad” acota el creador, galería que en la noche estará iluminada con paneles fotovoltaicos “porque eso también da el oficialismo al museo”.
Parte de este recorrido será el mural de calle Mosqueto, que el diseñador pintó en apenas tres días, con financiamiento de una marca que aprovechó su talento para la filmación de un comercial.
Hicieron falta 100 latas de pintura y largas jornadas que sumaron 50 horas, para dar forma a este nuevo personaje en los muros. “Generando estas imágenes en la ciudad, uno puede trascender. Me gusta la figura humana, la geometría y las culturas ancestrales y quiero inspirar a la gente y comunicar a través del color ideas”, remata Diego que tuvo la suerte de terminar su obra justo en el día de su cumpleaños.
Maravillosa obra, me emociona su belleza. Gracias Diego por tu generosidad con Santiago. Que siga tu éxito y tu talento siga creciendo.