La lista de bustos, estatuas y monumentos dañados en las últimas semanas en medio de la efervescencia de la crisis, sigue creciendo. El último fue este martes 19 de noviembre en Parque Almagro, cuando fue derribada la escultura ecuestre de Diego de Almagro, el español considerado oficialmente como el descubridor de Chile.
Esta vez, quisimos hacer nuestras preguntas al equipo de Santiago a Pata, que desde el año 2011 realiza tours que buscan difundir el conocimiento histórico y patrimonial de la capital por sobre su valor turístico.
Revisa las respuestas de su fundadora y directora del área investigación, Daniela Cid y su director de medios y difusión, Mario Cavalla.
¿Cómo explicas la destrucción de monumentos y daño a la arquitectura? ¿Hay una falta de identidad de parte de algunos manifestantes? ¿Se justifica?
El daño material siempre es lamentable, pero también nos plantea que el patrimonio puede ser cuestionado ya que no es fijo, si no dinámico. Lo que fue patrimonio para una generación, perfectamente puede no serlo para la siguiente camada.
Para que un objeto sea patrimonio o tenga valor de tal no sólo tiene que contener o significancia histórica, también debe tener un grupo humano que lo reconozca como tal y tenga un valor más allá de lo estético o monumental. Conceptos como identidad y pertenencia, calzan con el concepto patrimonial.
Al arrancar las estatuas de conquistadores españoles y en su lugar poner símbolos indígenas da cuenta de que en alguna época del país tuvimos esculturas que buscaban convertirse en monumentos patrimoniales pero nacieron desde la imposición y por ende no calzaban con un sentido de pertenencia, ni identidad para la comunidad alrededor de estos símbolos.
La destrucción de estas esculturas puede ser percibida como un efecto de la revolución o de acabar con símbolos de autoridad, pero también sitúa el problema para preguntarnos: ¿Desde dónde estamos creando patrimonio? ¿Desde las comunidades? ¿O estamos imponiendo personajes o una historia desde una oficina y plasmándolos en monumentos en la vía pública?
Estamos viviendo una crisis, que sorprende a unos y era esperable para otros, ¿Cuánta desigualdad existe en la ciudad de Santiago?
La desigualdad siempre ha estado presente, con la diferencia que se visibiliza cuando surge alguna manifestación social como la que estamos experimentando y nos recuerda que esa falta de equidad debe ser atendida.
En concreto, la ciudad tiene falencias y desigualdades que se reflejan de manera doméstica y permanente en sus habitantes, como por ejemplo, en el costo de los servicios básicos como el transporte (el metro cuesta lo mismo que en Madrid). Hay comunas modestas donde el porcentaje de espacios verdes es escaso o inexistente, donde no hay una sola farmacia en kilómetros a la redonda, ni tampoco librerías. Ante una nutrida oferta cultural, el acceso a ciertos espectáculos culturales está limitado ya que solo pueden ser disfrutados por un segmento de la población, la que tiene el poder adquisitivo para pagarlo.
¿Cuál es tu postura para superar esta crisis? ¿Qué es lo mejor que podemos hacer desde la cultura, el arte y quienes defienden la ciudad?
Así en sencillo nos parece que lo más relevante es la pronta elaboración de una hoja de ruta, una “Gantt social” que lidere el Ejecutivo en la que desde la lista de demandas planteadas por la gente se distingan las prioridades y la urgencias para trabajar la agenda de corto plazo, mientras en paralelo se van incubando en conjunto con el poder legislativo las soluciones estructurales de temas que requieren más trabajo por su naturaleza. Todo lo anterior con un compromiso de plazos y realidades para generar credibilidad en la incrédula población.
La cultura aporta en estos momentos un bálsamo entre este polvorín de emociones, ansiedades y angustia que tiene en vilo a los chilenos. Los registros audiovisuales, fotográficos, las intervenciones artísticas son fundamentales para el acopio de la memoria de este tipo de procesos sociales que van configurando interesantes capítulos de nuestra historia.