Es uno de los proyectos habitacionales emblemáticos de la que fuera la CORMU, tiene más de 50 años de historia y hasta el día de hoy mantiene la vida comunitaria con la que fue concebida. Entre las iniciativas del último tiempo se cuentan las Pasarelas Verdes y la recuperación de la azotea de la Torre 12.

El pleno centro de la capital se encuentra uno de los conjuntos arquitectónicos más llamativos de Santiago: la Remodelación San Borja. Se trata de 21 torres que fueron construidas en tres etapas entre 1970 y 1976 sobre los terrenos que ocupó el antiguo hospital del cual tomó su nombre y del que solo queda su capilla (la actual Iglesia de Carabineros de Chile, que data de 1876). El proyecto fue mandatado por la Corporación de Mejoramiento Urbano (CORMU), insti­tución dependiente del MOP creada bajo el gobierno de Frei Montalva que buscaba renovar áreas urbanas en deterioro y disminuir el déficit habitacional, mediante una solución de viviendas sociales que integrara la vida de barrio con acceso a escuelas, centros de salud, áreas verdes y comercio.

Cimientos de la Torre 13 de la Remodelacion San Borja, al fondo la Posta. Fotografía vía Santiago Nostálgico.

Las modernas torres de 23 pisos fueron diseñadas por la oficina de los arquitectos Carlos Bresciani, Héctor Valdés, Fernando Castillo y Carlos Huidobro, los mismos autores de los conjuntos de Matta-Viel, Torres de Tajamar y Villa Portales. Ocupan un amplio paño que se extiende entre la Alameda por el norte, Vicuña Mackenna al oriente, Marín al sur y Lira al poniente y se emplazan en forma diagonal, lo que les permite captar la luz del sol por sus cuatro lados y evitar que se den sombra entre ellas. A esto se suma un sistema propio de agua potable y calefacción. Punto aparte son sus amplias áreas verdes, el Parque San Borja donde se emplazan una cancha de patinaje y numerosas esculturas y las plazas centrales que se suman por doquier. Otra de las particularidades del conjunto es su sistema de pasarelas áreas, que originalmente permitía a los habitantes de las torres movilizarse entre ellas sin llegar a nivel de la calle.

Cada una de las torres está bautizada con un número y en total viven aquí 10 mil personas. Generaron tal impacto en la población que llegaron a ser escenario de la teleserie La Torre 10, transmitida en 1984 por TVN que contó con los roles estelares de Sonia Viveros, Tomás Vidiella y Carolina Arregui.

El proyecto inicial
La idea original era construir cerca de 50 torres donde pudieran vivir con buenos estándares, familias jóvenes y profesionales de clase media. Su edificación se realizó durante la Unidad Popular, junto al edificio de la UNCTAD (que hoy ocupa el GAM). De hecho en tres de sus torres se alojaron los participantes a este encuentro. Pero el proyecto se vio truncado por el Golpe de 1973 y sólo se alcanzaron a construir 21 edificios, de los cuales 18 corresponden a viviendas, mientras que las otras tres son entidades públicas y privadas.

Vista de la Remodelacion San Borja en 1972. En primer plano, techumbre de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile y plaza San Borja. Fotografía de Domingo Ulloa, Archivo de la Biblioteca Nacional vía En Terreno Chile.

La presidenta de la Junta de Vecinos San Borja, Carmen León, quien recuerda que “en Santiago no habían muchos hoteles, entonces se habilitaron esas torres para recibir a las delegaciones. Incluso esos departamentos se vendieron luego con muebles incluidos”. Rememora además que “en esa época habían pocos vehículos, Diagonal Paraguay era una calle solitaria recién construida, con unos arbolitos recién plantados y no pasaba nadie. Cuando recién se hicieron las torres algunas de mis colegas enfermeras y algunos doctores compraron departamentos y cuando visitaba a mis amistades era como un paseo porque podíamos ver todo Santiago ya que no habían otros edificios tan altos en el sector”.

La dirigenta agrega que “el proyecto originalmente llegaba hasta Avenida Matta y consideraba un gran parque interior rodeado por las torres. Incluía aportar a todos los departamentos agua caliente y calefacción con losa radiante, lo que era una gran novedad en esa época. Además, en el sector San Borja estamos sobre una laguna que se alimenta de las aguas lluvias y de agua de ríos subterráneos que vienen por debajo del Mapocho. De hecho en calle Portugal con Cofré estaba el pozo de agua de los indígenas antes que nos colonizaran. Está a 120 metros de profundidad. El proyecto original planteaba agua caliente y calefacción para las casi 50 torres, con cerca de 130 departamentos por cada una”, lo que al final, nunca llegó a término. Lo que sí se construyó fue el sistema de caldera que funciona a través de una red de túneles de hormigón que se extienden por cuatro kilómetros, los que albergan más de 12 kilómetros de tuberías subterráneas. Carmen León explica que “existe un sistema de galerías por debajo del sector que iba a abastecer a todas las torres, pero como sólo se construyeron 21, el sistema es caro. Así, en las torres se prorratea el valor de la calefacción por todo el año y además tienen que pagar el agua caliente”.

Gabriela Nicolás vive en las torres San Borja desde el 2008. “Lo de las calderas en realidad es un tema porque aquí se paga harto de agua caliente, 70 u 80 lucas en promedio mensuales. La calefacción también se paga a parte”, explica. Pese a este costo, afirma que “lo mejor de las torres es la vida en comunidad y que es un buen sector para vivir: estamos al lado del metro, llegamos caminando a cualquier lado o son trayectos cortos si trabajas en otras comunas. Además los arriendos son accesibles para departamentos amplios y luminosos en espacios muy bien pensados, de repente incluso te olvidas de que estás en altura”. En su tiempo en el barrio, ha visto algunos cambios: “Hasta unos cinco años atrás la mayoría de los habitantes de las torres eran propietarios de la tercera edad que habían comprado los departamentos en su juventud como primer hogar. Pero ahora es más multicultural, ha sido un cambio bien significativo y hay que sumarle el tema del estallido, porque estamos en la primera línea y eso también generó un cambio ya que se polarizaron las opiniones de los vecinos. Fue algo muy fuerte en esta ubicación -calle Carabineros de Chile con Portugal-; al principio nos inundaban con gases, nos llegaban lacrimógenas a los balcones”, recuerda.

Pasarelas Verdes
Otra característica de la Remodelación San Borja es la existencia de pasarelas entre las torres. Con el paso de los años muchas de ellas han quedado inutilizadas, por lo que el 2013 alumnos de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile iniciaron un proyecto para recuperar estos espacios. Se trata de Pasarelas Verdes, donde su co fundadora Gabriela Alfaro, explica que “a raíz de un proyecto prendió la idea de recuperarlas. Con compañeros de carrera postulamos a un Fondo Azul de la misma universidad y nos dieron plata para hacer actividades con la comunidad. Con eso partimos y todavía seguimos, aunque con el estallido social y la pandemia ha sido más difícil porque el lugar está cerca del epicentro de todas las manifestaciones, pero igual seguimos haciendo algunas cosas”.

La arquitecta agrega que “hay gente que está muy de acuerdo con recuperar las pasarelas como espacio público integrado al resto de Santiago. En general la idea ha tenido buena acogida por parte de las autoridades y de los comerciantes del sector, pero igual es un proyecto que necesita harto financiamiento y es difícil de conseguir. Por eso tenemos todas nuestras fichas puestas en que el próximo gobernador se interese en proyectos de este tipo, pues estamos hablando de inversiones de 300 millones de pesos, suma que ni la Municipalidad ni la Intendencia cuentan o se interesan en aportar”. La presidenta de la Junta de vecinos agrega al respecto que “el alcalde se comprometió a rescatar las pasarelas si es que sale reelecto. Es un proyecto muy interesante como vestigio de una época. La idea de rescatarlas es que se transformen en un paseo, en un punto de encuentro, para lo cual se requieren muchos recursos”, recalca.

Otro proyecto gestionado por los vecinos y con positivos resultados fue la recuperación de la azotea de la Torre 12, que durante décadas sólo fue testigo de la acumulación de cachureos y constante deterioro. Una de sus impulsoras es Alba Guerrero, miembro del Comité de Administración del edificio y que vio el potencial de ese espacio: “En el 2017 surgió la idea de mejorar la terraza que  no tenía mantenimiento hace años. Era un espacio que no se usaba, la teníamos abandonada, se llovía, así que se le puso malla asfáltica, porcelanato, se arreglaron las barandas y se pintó completamente. También se arregló todo el sistema eléctrico”, explica feliz, añadiendo que para lograrlo se organizaron en un Comité de Adelanto, a través del cual pudieron postular a fondos concursables de la Municipalidad. “Ahora nos estamos organizando para que nos declaren Barrio Típico, que es el primer paso para ser considerados Patrimonio”, concluye.

La recuperada azotea de la Torre 12. Fotografía Pinturas Idea-Tec.

Noche negra
Los vecinos de San Borja estaban acostumbrados a las celebraciones masivas que se realizaban en la cercana Plaza Italia tras partidos de fútbol y otras actividades que eran celebradas en masa, lo que cambió tras el 18 de octubre de 2019 y la pandemia. Pero lo peor ocurrió antes, la noche del 2 de marzo de 2012, cuando cuatro neonazis torturaron a un joven Daniel Zamudio quien, tras varios días de lucha, falleció generando gran conmoción y debates en todo a la homofobia. Hoy, existe una placa recordatoria en el lugar en el que fue encontrado, una animita y su nombre nos recuerda la Ley 20.609 Antidiscriminación.

Gabriela Nicolás recuerda que “llegué al barrio justo después de la muerte de Zamudio y la gente está más alerta en general de lo que pasa en los espacios públicos, tenemos más comunicación por redes sociales, la alarma comunitaria suena a cada rato… o sea, la delincuencia es un fenómeno que ha afectado al todo el país y se nota acá también, este sector es bien complicado de noche”.

Lo que queda por mejorar
Uno de los grandes proyectos que permanecen en el tintero es la creación de un gran espacio cultural que se llamará Museo Humano, compuesto por 241 obras del escultor Mario Irarrázaval, quien donó sus creaciones a la Municipalidad de Santiago. Pese a que la idea es aplaudida por muchos, los vecinos de la Remodelación San Borja critican que no fueron consultados. Al respecto, la presidenta de la Junta de Vecinos explica que “nos opusimos porque el parque es nuestro patio donde juegan los niños y se hacen todas las cosas que las personas hacen al aire libre, con árboles plantados por los vecinos y otros que quedaron incluso tras el traslado del Hospital San Borja. Los vecinos vimos cómo se fue conformando nuestro parque y está encerradito, no se ve desde la Alameda y eso lo hace muy especial. El error fue que no hablaron con los vecinos y no era una mala la idea, pero no nos consultaron ni nos dejaron proponer alternativas. Querían sacar la pista de patinaje y eliminar gran parte del parque para dejarlo como museo, a lo que nos opusimos como comunidad”.

Otro aspecto es la presencia de gran cantidad de personas en situación de calle. Al respecto, Gabriela Nicolás señala “lo mejorable es la convivencia con esas personas, porque se ve que ha crecido muchísimo el volumen de personas que viven en la calle en relación a años atrás; en algún minuto una de las plazas interiores era como un campamento hasta que los sacaron, pero se fueron a vivir un poco más allá. Hay que solucionarlo lo antes posible, porque es un tema que genera resistencia entre los vecinos”. Por su parte la dirigenta Carmen León agrega: “hay iglesias en el sector y ONGs que les dan comida y apoyo, además algunos -los menos- usan los baños de la Posta Central, otros ni si quiera se toman esa molestia, pero ese es un problema de Estado que requiere soluciones urgentes”, reclama.

Doña Carmen concluye: “Siento que este barrio cambió y nunca va a volver a ser el mismo. Ya no es el barrio que yo elegí para vivir y no sé cómo va a estar el 10 ó 20 años más. Ahora hay desconfianza y hay muchos departamentos vacíos porque el sector no es amigable con las personas que trabajan. Pero puede surgir algo nuevo y bueno, por ejemplo si se arreglan las pasarelas, si vuelve a activarse el comercio, se arreglan las áreas y se reabren las galerías dedicadas a las música que habían en el sector, los lutiers y academias además del hotel, eso reactivaría el sector pero para eso debe terminar la violencia en las calles”.

Tríptico de la CORMU, año 1969. Vía el archivo de Santiago Nostálgico.

Tríptico de la CORMU, año 1969. Vía el archivo de Santiago Nostálgico.

toore 4. Fotografía de Riissu.

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