A menos de una cuadra de Plaza Italia, exactamente en Vicuña Mackenna a la altura del número 20 se encuentra esta casona construida a comienzos del siglo XX por el arquitecto francés Eugenio Joannon Crozier.
Si bien se edificó para albergar una destilería, en 1925 se convirtió en la sede de la Escuela de Química de la Universidad de Chile y en 1945 en la de la Facultad de Ciencias Química y Farmacéuticas de la misma casa de estudios.
Desde enero hasta hoy le persiguió la sombra de la demolición, para levantar en su lugar el proyecto VM20, una gigantesca construcción de 31 mil metros cuadrados. Ocho pisos y cinco subterráneos donde funcionará a partir del 2018 el Instituto de Estudios Internacionales (IEI), el Instituto de Asuntos Públicos (IAP), la Dirección de Relaciones Internacionales (DRI), el Departamento de Posgrado y Postítulos (DPP) y el Centro de Extensión Artística y Cultural (CEAC) incluyendo a la Orquesta Sinfónica y el Ballet Nacional de la Casa de Bello.
Voces al interior de la misma universidad -de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo y del Instituto de Historia y Patrimonio- del Colegio de Arquitectos y de algunos grupos de estudiantes, se levantaron para evitar la demolición. Y afortunadamente, los resultados de las negociaciones fueron positivos.
Este martes 26 de mayo, a pocos días de celebrar el Día del Patrimonio, el rector de la Universidad de Chile, Ennio Vivaldi; el ministro de Cultura, Ernesto Ottone (ex director del CEAC y promotor de VM20) y la directora de Barrios, Patrimonio y Turismo de Providencia, Marisol Saborido, anunciaron que se realizará el proyecto conservando al menos la fachada del antiguo edificio.
“Esto refleja el triunfo de la posibilidad de diálogo, de respeto recíproco, y de incorporar distintas ideas y de encontrar una solución en el cual el otro no es alguien que queramos negar”, dijo el rector Ennio Vivaldi al dar conocer la noticia.
La oficina de arquitectos Iglesis y Prat, encargada del magno edificio, se encuentra adecuando la propuesta que finalmente conservará el frontis de la casona, sin embargo aún queda saber los detalles de cómo se unirá la antigua con la nueva construcción.
La inversión de 26 mil millones de pesos, creará salas de clases de pre y postgrado, oficinas para académicos e investigadores, biblioteca, auditorio, salas de estar para alumnos, cafetería, casino y gimnasio, para el INAP. El CEAC contará con espacios específicos para la Orquesta Sinfónica de Chile, el Ballet Nacional Chileno, el Coro Sinfónico U. de Chile, la Camerata Vocal U. de Chile y el Cuarteto Andrés Bello, entre éstos se incluye la primera sala exclusivamente para conciertos del país (con una capacidad para 900 personas), una sala para danza y salas específicas para el ensayo de los cuerpos estables, especialmente diseñadas con los requerimientos técnicos y acústicos de cada disciplina. La fachada del CEAC dará hacia Avda. Vicuña Mackenna.
Por último, el IEI, la DRI y el DPP tendrán salas de clases de postgrado, oficinas de académicos e investigadores, bibliotecas especializadas y espacios de atención de alumnos.
Más de 100 años de historia
La construcción de estilo neoclásico fue proyectada por Eugenio Joannon Crozier, también autor de otras 26 obras en Santiago, entre las que se cuentan la antigua Iglesia de San Ignacio (de calle Alonso Ovalle), el Edificio Comercial Edwards (en la esquina de Merced con Estado) y los cimientos y la capilla pedestal que soporta a la virgen del Cerro San Cristóbal.
“La casa es un escaso ejemplo de arquitectura industrial de este célebre arquitecto francés. Formó parte de las fábricas que se instalaron en la periferia de la ciudad gracias al ferrocarril de circunvalación que entonces llegaba hasta Plaza Italia” detalla Sebastián Grey, presidente del Colegio de Arquitectos.
El inmueble, que contempla un pasillo exterior con columnas y ventanas redondas en su tercer piso, cuenta al interior con salones altos y pasillos estrechos, además de elegantes escaleras de gruesa madera y pisos tablados.
En una investigación publicada por Cristián Salazar en el sitio Urbatorium, se detalla que la casa nació como bodega de vinos y taller de destilación de la que fuera en su tiempo la más conocida y moderna fábrica de licores, Ventura Hermanos, que repartía chicha, vino y aguardiente a domicilio. En el lugar también vivían los empleados de la fábrica, al más puro estilo europeo.
En 1910 fue sede de la Sociedad Vinos de Chile, y entre los años 20 y 30 fue adquirido por el Estado en un período de crisis del gremio y luego reacondicionado por la Universidad de Chile para alojar allí la Escuela de Farmacia y Química. Se redistribuyeron muchas de sus salas interiores, se habilitaron laboratorios y se subdividieron espacios para sus aulas.
El panorama estudiantil se afianzó aún más, cuando el 1 de julio de 1945, publicado el decreto fundacional de la Facultad de Ciencias Química y Farmceúticas, la mansión es ocupada por generaciones de académicos, investigadores y estudiantes, entre los que se cuentan Hermann Schmidt-Hebbel, Osvaldo Cori, Luis Cerutti, César Leighton y los hermanos Mario y Jaime Sapag. Además de los premios nacionales Jorge Allende (Ciencias Naturales, 1992), Ramón Latorre (Ciencias Naturales, 2002), Pablo Valenzuela (Ciencias Aplicadadas y Tecnológicas, 2002) y María Cecilia Hidalgo (Ciencias Naturales, 2006).
El VM20
Una vez que la Facultad se trasladó a su sede en calle Santos Dumont, comenzó la desmantelación del edificio a partir del 2012. Dos años más tarde el Consejo Universitario aprobó la construcción de un nuevo edificio en los terrenos que se ubican entre Vicuña Mackenna y Ramón Carnicer y llamó a un concurso para definir el diseño final. En sus bases originales se reconoció el ”valor arquitectónico y urbano representativo” de la mansión. “Atendiendo a sus propias preocupaciones académicas respecto de lo público, se desea mantener el valor representativo de este cuerpo construido, preservando y restaurándolo total o parcialmente. A lo menos se mantendrán las fachadas de sus frentes a V. Mackenna y a la calle A. Burhle, pudiéndose vaciar incluso sus recintos interiores», indicaba el requerimiento del concurso que ganó Iglesis y Prat.
Sin embargo, la casona corrió peligro en los últimos meses cuando se conoció que a petición de la misma universidad y por un tema de maximizar los terrenos, se permitía la demolición total de la construcción, especialmente porque no existía protección legal alguna que defendiera su valor patrimonial.
La situación levantó críticas inmediatas desde el Colegio de Arquitectos, de organizaciones pro patrimonio, de estudiantes y de autoridades al interior de la universidad.
Comenzó una campaña para evitar su demolición, recolección de firmas y fuertes críticas. De hecho los defensores de la casona ya estaban preparando sus pancartas para la marcha del patrimonio de este sábado y hace unos días habían hecho llegar una carta al ministro Ottone y al rector Vivaldi con las firmas de más de 80 agrupaciones, arquitectos y autoridades a favor de la casona (entre ellas la de la alcaldesa Carolina Tohá, el arquitecto y ex director de Cormu Miguel Lawner y el Laboratorio Patrimonio Activo).
La buena noticia es que estas voces fueron escuchadas y que las autoridades dieron pie atrás en sus dichos abriéndose paso a la posibilidad de diálogo. Sin embargo, la lección que nos queda es como un edificio de este valor no contemplaba ninguna protección que los defendiera de la retroexcavadora.
Una reflexión que toma nuevo impulso a poco de que se celebre un nuevo Día del Patrimonio.
El resumen de lo que se dijo en las últimas semanas:
“Se hicieron todos los ejercicios posibles para ver si esto tenía valor patrimonial y en ese momento, sin declaratoria y con la reunión que pedimos con el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), nos quedó claro que no lo tenía. Por lo tanto, el proyecto se diseñó para usar todo el terreno y meter todo el programa”, Ernesto Ottone, mientras era director del CEAC de la U. de Chile -1 de abril de 2015.
“Los arquitectos están trabajando actualmente en cómo se integra la fachada de lo que era la antigua Facultad con el propósito de trabajar todas las necesidades, desde el patrimonio tangible e intangible. Se está trabajando para ver cómo compatibilizamos demandas muy legítimas”, Ernesto Ottone, hoy ministro de Cultura – 26 de mayo de 2015
Se rechaza enfáticamente todo proyecto que no ponga en valor el inmueble, dado que no considerar el edificio significaría otra pérdida irrecuperable para la ciudad y la comunidad toda», declaración del Instituto de Historia y Patrimonio de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile – 17 de marzo de 2015.
A través de la constancia sistemática se ha sembrado una campaña de desinformación sobre el proyecto, utilizando un eslogan genérico y poco claro, ya que la fachada es una construcción de estilo de comienzos del siglo XX que no está afecta a ninguna de las categorías de preservación patrimonial definidas por el Consejo de Monumentos Nacionales», declaración del CEAC – marzo de 2015.
El Colegio de Arquitectos ha manifestado públicamente que resulta sorprendente (por no decir increíble) que aquello que era digno de protección para la Universidad hace un par de años ya no lo sea hoy, sobre todo tratándose de un mandante que, como una de las más antiguas instituciones republicanas del país, está llamado a promover y conservar nuestro acervo». Colegio de Arquitectos – 24 de marzo de 2015.
No es posible pasar por un edificio emblemático. Se debe tener voluntad política y de diseño para incorporar ambos edificios a un proyecto arquitectónico, es necesario una sensibilidad al patrimonio, lo nuevo tiene que dialogar con lo existente», Sebastián Aguilar, arquitecto y presidente de Patrimonio Urbano – 19 de mayo de 2015.
El progreso también es conservación del patrimonio, de hecho en nuestras clases enseñamos precisamente lo de la patrimonio cultural» Beatriz Maturana, académica de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile – 25 de mayo de 2015.
Nosotros estamos involucrados emocionalmente, los expertos en el ámbito de las artes deben decir si estas casas antiguas deben quedar como testimonio», Dante Miranda, Director de Extensión y Comunicaciones de la Facultad de Química y Farmacias – 25 de mayo de 2015.
Más información:
- El proyecto de Iglesis y Prat hasta ahora
- La campaña de recolección de firmas
- La carta de académicos, autoridades y organizaciones al Ministro de Cultura
Es digno de elogio, ver los conocidos arquitectos respetuosos de nuestras raíces urbanas. Mis felicitaciones por ello. Pienso que Santiago sí tiene valores urbanos dignos de proteger y salvar de la desaparición indigna, de una sociedad incapaz de reconocer y salvar sus valores urbanos, estéticos y éticos. Mis respetos a los valiosos profesionales de siempre, dispuestos a defender los valores estéticos de una sociedad que cada día los pierde y los destruye.
Mis felicitaciones, para quienes comparten dichos valores. Muchas gracias.