*Por Diego Escobedo

Para la presidencial de 2017, Alejandro Guillier (independiente pro PR) cerró su campaña con una concentración en el Paseo Bulnes a los pies del monumento al presidente radical Pedro Aguirre Cerda. Aunque fue derrotado, al año siguiente el centroderechista Sebastián Piñera inauguró una estatua al mismo mandatario en la Plaza de la Constitución frente a La Moneda. Durante la ceremonia, el mismo Piñera declaró sobre el difunto mandatario que “su gran ejemplo como visionario, educador y estadista” era una de sus inspiraciones en su actual gobierno.

Pedro Aguirre Cerda, también conocido como “don Tinto”, debido a unas viñas que poseía en Conchalí, es posiblemente el Presidente más querido en la historia de Chile (para algunos el mejor). Respetado por la izquierda y la derecha, es el único mandatario que cuenta no con una, sino con tres estatuas en pleno centro cívico de Santiago, sin contar las del resto del país.

Nacido el 6 de febrero de 1879 en la localidad de Pocuro (provincia de Los Andes). Su hogar, hoy monumento nacional, se ubicaba frente a la casa donde vivió el intelectual y futuro Presidente argentino Domingo Faustino Sarmiento, de quien aprendió una frase que se convirtió en el gran lema de su gobierno: “Gobernar es educar”. Se tituló como profesor de castellano en el Instituto Pedagógico y como abogado en la Universidad de Chile, lo que le permitió desempeñarse como profesor en la Escuela de Suboficiales del Ejército, en el Liceo Barros Borgoño y en el Instituto Nacional. Posteriormente fue diputado, senador y ministro de interior y de justicia. Desde éste último cargo designó como directora del Liceo de Niñas de Punta Arenas en 1919 a la poetisa Gabriela Mitral, iniciando una estrecha amistad. Finalmente, en 1939 se convirtió en Presidente de la República de la mano del Frente Popular.

Bares de leche en el Hogar Modelo «Pedro Aguirre Cerda». Revista Zig Zag 1942, archivo de Memoria Chilena
Fachada Hogar Modelo «Pedro Aguirre Cerda». Revista Zig Zag 1942, archivo de Memoria Chilena

Aunque la muerte lo pilló a mitad de su gobierno (murió de tuberculosis en 1941), en tres años sentó las bases de un modelo que persistió durante 40 años en el país: Industrialización por Sustitución de Importaciones, o por sus siglas, ISI. Durante esta época proliferó la industria y una serie de empresas nacionales, siendo el mayor exponente de este modelo la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo). A lo anterior, se sumó el impulso a la educación (construyó más de 500 escuelas casi sextuplicando el número de alumnos matriculados), dispuso de centros y clubes dedicados a la exhibición de películas, actividades deportivas para la clase obrera (Programa de la Defensa de la Raza y el Aprovechamiento de las Horas Libres. Uno de ellos es el llamado Hogar Modelo que incluía «bares de leche» para los niños) y acogió a los refugiados de la Guerra Civil Española, venidos en el barco Winnipeg.

Bajo su gobierno se avanzó en los derechos de la mujer, la soberanía chilena en la Antártica, y realizó gestiones para impulsar la candidatura al Premio Nobel de literatura de Gabriela Mistral.

Pedro Aguirre Cerda: un hombre pequeño para un país grande. Archivo de Memoria Chilena

Su vivo legado lo hizo merecedor no sólo de los monumentos antes mencionados, sino también de docenas de calles con su nombre, una comuna entera y una estación de Metro. Y tú qué opinas, ¿se merece todos estos reconocimientos?

Plaza de la Constitución, 2018. La inauguración de esta estatua causó cierta polémica en su minuto por el estilo de letra (comic sans) utilizado en el pedestal. Foto: Diego Escobedo
Paseo Bulnes. Estatua de Galvarino Ponce. Foto: Paulina Cabrera.
Parque Almagro. Monumento inconcluso de Lorenzo Berg, 1964. Precursor del Land Art, el proyecto del artista contemplaba tres materiales como metáfora poética de nuestro país: agua, piedra y metal. Para esto, el monumento se componía de siete rocas gigantes, cada una de las cuales representaba una obra del gobierno de don Tinto (siendo la séptima una escultura del jefe de Estado al lado de dos niños), junto con una llama de cobre bruñido y barnizado de 10 metros de altura al centro de un espejo de agua. Dado que a la comisión encargada no le gustó el monumento en su conjunto, la llama fue abortada, Berg terminó renunciando al proyecto y posteriormente se contrató a Galvarino Ponce para que realizara una estatua más tradicional de Aguirre Cerda a muy pocos metros de la original.  Es por esto que en la séptima roca hoy podemos apreciar al rostro del Mandatario asomando, como si estuviera congelado en piedra. El hijo de Berg, de profesión arquitecto, actualmente busca reunir los fondos para completar el trabajo de su padre.
La figura de Pedro Aguirre Cerda en su casa museo en Pocuro, Los Andes. Foto: Diego Escobedo
X