Son un cardumen de amistad y música. Bárbara López, Alex Muñoz, Daniel Trincado, Felipe González, Camilo Campos y Héctor Echeverría conforman Peces Sexteto. Una banda de bronces y batería que desde el 2012 se internó en los campos del jazz, el ragtime y el dixie funk.

Verlos en escena es ya un episodio de alegría vibrante. Desde la inmensa tuba blanca que toca Héctor y el baile sincronizado de Bárbara y Daniel, con bugle y trompeta entre manos. Hasta los movimientos de Alex en batería y el diálogo musical entre el trombón de Felipe y el saxofón de Camilo. Cada instrumento aporta lo suyo, creando una comparsa acústica festiva, que no te deja indiferente nunca.

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Crédito foto: Alexander Infante

Profesores todos y músicos de larga data, partieron –a excepción de Camilo, el último en integrarse- en la Banda Conmoción. Trece años de trayectoria y giras. Escenarios chicos y grandes, que le sirvieron de base para emprender un nuevo rumbo musical.

“En busca de nuestro ser interior más profundo empezamos con Héctor a tener inquietudes, nos inspiramos y reclutamos a los demás. El primer concierto como Peces fue el 20 de diciembre de 2012 en la sala SCD de Vespucio” recuerda Alex sobre los inicios.

Así la nueva aventura partió con el desapegarse de una zona de confort que les daba la Banda Conmoción y del reencartarse con el ser artista, con la creatividad, la pasión y lo espontáneo. Impetu que se nota al escucharlos como instrumentistas y también al verlos interactuar como personas.

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Crédito foto: Peces Sexteto

Estuvimos con la banda durante la grabación de su primer disco en el GAM. Aquí los vimos como una gran familia, núcleo que también se extiende a sus propios hijos y parejas.

Para Bárbara a “estas alturas de la vida es importante trabajar con los amigos. Y nosotros ya no somos lo mismos que antes, somos familia”. Conexión que se traspasa a la música, sin pretensiones, y en donde cada uno de sus integrantes “muestra lo que es”.

A lo que se suma la libertad de tocar de memoria, sin partituras, y utilizar como vía de escape lo que sea que estén sintiendo.  “Uno puede tocar cansado, eufórico, con rabia, enfermo e incluso llorando, una vez tocamos en un funeral, pero al tocar te transportas, se aquieta la mente” rescata Bárbara.

Cuando les pregunto por el origen del nombre de la banda, me cuentan entre risas de la pequeña sala de ensayo en Ñuñoa pintada de azul, con un espejo que parecía una pecera y el hecho de sentirse cómodos tocando juntos. “Tocando nos sentimos como peces en el agua” afirman.

Acústicos y en la calle

Cuando dejaron la Conmoción eligieron menos trasnoche y más vida familiar. Cada viernes es el día sagrado del ensayo, en la semana se comparten música para inspirarse y a la hora de tocar, escogen cafés de amigos, calles, plazas como la de Ñuñoa, parques como el Juan XIII, villas como la Olímpica y hasta puentes, como el Racamalac, en donde regalaron un concierto en exclusiva para Amo Santiago.

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Crédito foto: Alexander Infante

Lo bueno de Peces Sexteto, dice Camilo, es también que pueden llegar a un lugar donde nadie los conoce y lograr la conexión entre la gente, “apareces y llegan los niños, los viejos, los adolescentes, que se juntan y disfrutan un momento que tiene que ver con el placer y estar contento”.

En el mismo sentido, Héctor, quien está a cargo de las composiciones y los arreglos del primer disco, valora la interacción que se puede lograr con las personas. “A los Peces hay que verlos en vivo, es una banda de experiencia. El formato acústico nos permite pasar entre medio del público, mirarlo. Todos somos iguales”.

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Crédito foto: Alexander Infante

Cuando les pregunto por Santiago, saltan al unísono y aseguran sentir amor y cariño por la ciudad y sus hbaitantes. Tienen una visión positiva, dicen que hay que dejarse sorprender y ser responsable, porque están conscientes que finalmente es una cuestión de actitud. “Hay que amar Santiago como es, si caminas pensando que te van a pasar cosas buenas, te pasan cosas buenas” concuerdan los músicos. Y Alex resume incluso más allá. Identificados como artistas, apunta a que como tal tienen la oportunidad de vivir de forma creativa, lejos de los convencionalismos, lo que significa que “siendo creativo debe haber una consecuencia de cómo quieres vivir, qué quieres consumir, qué quieres comer, con quién quieres estar, a donde quieres ir, a qué hora te quieres acostar, cómo quieres ir a tu trabajo. Viviendo en una capital como esta hay que aprovechar que uno es una persona creativa para vivir bien, tener tiempo y con ello libertad”.

Libertad que en el caso de los seis peces los ha llevado por corrientes alegres y llenas de sentido.

“Seguimos nadando, y qué mejor que estar en un mismo oceáno con la gente que queremos estar, con los que queremos y simplemente fluir” remarca Héctor. Y a nosotros nos dan ganas de nadar con ellos.

Celebrando las razones para amar Santiago from AmoSantiago on Vimeo.

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Crédito foto: Peces Sexteto

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Crédito foto: Alexander Infante

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