Da gusto ver cómo la ciudad necesita y reproduce intervenciones urbanas como una bola de nieve que esperemos no tenga fin. Hace un año el festival Hecho en Casa sorprendió con un robot gigante, monos inflables, murales, el incendio en la Biblioteca Nacional y un manto de pulseras luminosas.
En estos más de 12 meses de distancia entre la primera y segunda versión, vimos más acciones de LEV, la sombra de los Hawker Hunter sobrevolando La Moneda y 100en1díaStgo entre otras intervenciones que hablan de que hay un hambre por vivir Santiago de otra manera. Todos queremos estar ahí, tomar la foto, difundirla y ser de alguna forma, parte de las instalaciones.
Hecho en Casa trajo el 2013 el arte callejero de Roadsworth, el seudónimo del canadiense Peter Gibson, que a punta de aerosol y stencil transformó un pedazo de gris pavimento en una lata de sardinas (frente al Mercado Central), espacio para simbología mapuche (Plaza Italia) y una bandada de pájaros amarillos (Matucana, frente al MAC de Quinta Normal). Todas imágenes en el suelo, simples y que a mí, personalmente, me hicieron pensar en el mar versus ciudad, en las raíces versus lo comercial y en el cielo versus la tierra.
Otro de los grandes, fue Inti. El destacado graffitero nacido en Valparaíso que es una celebridad en el mundo de los murales y que ha dejado su huella en paredes de España, Noruega, Francia y Alemania.
Sobre el mural de estrellas de Agatha Ruiz de La Prada a la salida del metro Bellas Artes instaló sus visiones masculina y femenina del Dios de la abundancia. Una pareja de ekekos latinoamericanos (con ojos tristes para mi gusto). Ella con un corazón y llave de oro en cada mano y cargada de balas, guitarra, cofre de tesoros, maíz, pala, oveja y manzana. Y él, con boca cubierta con pañuelo, picota al hombro, más maíz, zampoña, botella y un moderno iphone en una de sus manos.
Es probable que la obra de Roadworth se borre con los meses (Esperemos que lentamente). El mural de Inti lo veo desde mi ventana todos los días. Así que soy de las afortunadas.