Frío. Noche. Y la inconfundible voz de Pablo Neruda se entremezcla con autos y el bullicio habitual del viernes. Son los versos de su Oda a la Poesía. «Te puse a trabajar de lavandera / a vender pan en las panaderías / a hilar con las sencillas tejedoras / a golpear hierros en la metalurgia». Así se deja oír desde el parlante de un auto. Mientras su imagen en blanco y negro se proyecta entre los edificios.
Parte en su Casa Museo de La Chascona, pasea por Bellavista y sigue hasta el Archivo Central Andrés Bello.
De ahí regresa por Lastarria y al fin logro capturarlo.
En la muralla del Berry, en la esquina de calle Rosal, una decena de personas trata de tomar la foto igual que yo. Escuchamos, vemos a Neruda caminar y salir de una ventana mientras sus versos siguen con «Tus manos / fueron duras como piedras / Tu corazón / fue un abundante / manantial de campanas / elaboraste pan a manos llenas / me ayudaste a no caer de bruces / me buscaste / compañía / no una mujer / no un hombre / sino miles, millones».
Pasan unos minutos y el auto se pone en marcha. Parlante y proyección continúan su regreso a La Chascona. Un poco de su poesía para celebrar los 110 años de su nacimiento.