Una pasión se puede transformar en una colección, en un libro y en un museo. En el caso de Francisco Dittborn esa pasión fue su asombro por el ingenio. El ingenio de quiénes crearon herramientas para solucionar un problema y que lo han llevado a reunir más de dos mil herramientas de carpintería antigua.
Partió hace 17 años juntando cepillos, a los que se sumaron sierras, serruchos, martillos, talladores y taladros, piezas que datan de entre 1870 y 1950, que fue reuniendo en mercados, ferias y viajes y que hoy nos hablan de oficio y trabajo manual.
“Hace cuatro años le hicieron una entrevista donde mostraba esta colección, y al final decía quiero hacer un libro… Bueno, yo hago libros y dije ese libro quiero hacerlo yo. Pancho es cuñado de una amiga mía, así que le pedí que nos presentara y publicamos Herramientas del pasado. En paralelo él había comprado esta casa y dijo voy a hacer un museo y efectivamente también hicimos un museo”, nos cuenta Marcela Bañados, subdirectora del recientemente abierto Museo Taller. Un lugar único ubicado en una casa de 1906 en calle Root y en donde se exhiben 500 de los objetos atesorados por Francisco.
Entrar a este lugar es una experiencia de calidez, que proviene tanto de la nobleza de la madera, el material que predomina en pisos, paredes y cielos, como también de la de sus anfitriones que te guían por todo el recorrido.
Pensado especialmente para los niños, la visita parte con un video introductorio, y luego la exhibición, en donde se pueden apreciar las herramientas ordenadas según el proceso lógico para construir cualquier proyecto de madera.
Así en el primer módulo están los objetos para medir y marcar, entre ellos calibradores simples y complejos y una regla de bronce hermosamente adornada; luego los que sirven para cortar como serruchos y sierras; y siguiendo la línea de trabajo, los para tallar; perforar y ensamblar. En este último grupo están los martillos de todos los tamaños y destornilladores, incluidos unos enormes que servían para armar barcos, además de los fabricados con acero de Sheffield, el mejor del mundo desde los tiempos de la leyenda del “Rey Arturo” y la revolución industrial. En el patio en tanto, se ubican las herramientas para fabricar estas otras herramientas, junto a un naranjo y un tronco de costado que nos recuerda de donde viene la materia prima.
Utensilios perfectamente ordenados en repisas y vitrinas, la mayoría de ellos catalogados en un trabajo conjunto entre muchos amigos, entre ellos «Reginal Spikin quien sabe mucho de herramientas y quien nos ha ayudado a restaurar y datar» nos cuenta Marcela.
Cuando pregunto a Francisco cuál es su pieza favorita, no duda ni un minuto en mencionar su sierra a pedales de 1800, generosamente dispuesta junto a todo lo demás para mirar y tocar.
Porque uno de los diferenciales de este museo, es que quienes lo visiten pueden abrir los cajones y tomar en sus manos los martillos, gubias y serruchos que usaron tantos otros, “algunas herramientas notoriamente usadas hasta el cansancio, y otras que tienen las iniciales de quienes fueron sus dueños y que merecen estar aquí porque nos cuentan una historia de lo que construyeron, del trabajo que llevó sustento a sus familias” remarca Marcela, historiadora de arte y también curadora de la muestra.
El galpón impecablemente restaurado, también tiene la ambientación de un taller de carpintería antigua, rodeado de poleas y huinchas que nos remontan a dos siglos atrás, cuando se trabajaba la madera cerca de un río, para hacer funcionar el torno mediante la energía hidráulica de un molino.
Toda una experiencia y aprendizaje que contagia el entusiasmo de sus creadores, y que es aún más espectacular para los niños que terminan el recorrido del museo armando su propio juguete, usando un set de pequeñas herramientas acondicionadas especialmente para ellos.
“Pancho desarrolló un sistema formativo que se llama Forma Kids, una mezcla entre lego y mecano de madera con el que se puede hacer cualquier cosa. Lo trajimos al museo y así les mostramos a los niños cómo funcionan las herramientas. Queremos destacar el oficio, el trabajo manual, valorar los materiales, decirles que no todo se compra en las tiendas, que las cosas no se botan sino que se arreglan y que para eso están las herramientas” explica Marcela.
Así, una vez terminado el recorrido, se sacan mesas y bancas, y se les pasa a los pequeños un set con mini serruchos, lijas y destornilladores para que aprendan a medir, ensamblar y especialmente a jugar y construir desde autos de carrera con piloto, hasta motos y grúas.
Una prueba de ingenio que resuena en Francisco, que creció rodeado de “hacedores”. Su bisabuela, que quedó viuda, se la veía junto a su caja de herramientas por todos lados, lo mismo con su papá y sus tíos; a lo que sumó el negocio familiar, Talleres Lucas, una empresa con más de 50 años dedicada a soluciones hidráulicas; y al hecho más simple de todos, de que siempre hubiese un taller en la casa. “No concibo una casa sin taller, es más importante que el comedor, porque ahí se puede construir un comedor”, comenta Francisco.
Mismo espíritu curioso y lleno de inventiva que quiere trascender a los niños, para contagiarlos de ese amor por estas herramientas.
- Dónde: Root 563, Santiago (cerca de metro Santa Lucía)
- Cuándo: Durante enero de lunes a viernes de 9.00 a 17.00 horas y sábado de 10.00 a 13.00 horas. En febrero el Museo Taller estará cerrado y en marzo volverán con talleres de carpintería para adultos y un programa para hacer réplicas de las máquinas de Leonardo da Vinci. Las visitas se realizan mediante un sistema de agenda (inscríbete aquí).
- Cuánto: $6.000 entrada para adultos
- Dato extra: Es un excelente lugar para celebrar de manera diferente un cumpleaños infantil
- Más info en museotaller.cl
que maravilla ¡¡¡ Felicitaciones Pancho
Estuve con Francisco en la estación Mapocho en Todo-Maderas y tenía allí una muestra del museo, de todas esas hermosas herramientas, conversamos, me regalo su libro, prometí visitarlo y ayudarlo con esta maravilla, pero no he podido debido a una larga terapia, que termino en Enero ahora y espero visitarlo, si se se puede. Yo tambien colecciono herramientas viejas (en pequeña escala) que restauro y uso en mi hobby que es el bricolage. Un gran abrazo para el, y para toda la gente que hizo posible esta iniciativa. Luego nos veremos en el Museo Taller. Atte. René