Las obras corresponden a los trabajos de los muralistas chilenos el Seco Sánchez, María Paz Lama, Alme Yutronic, Victoria Zamora, Juana Pérez y Francisca Vilches -también gestora del proyecto- y se instalan en seis cortinas metálicas de locales comerciales del sector.
Así como le ha dado una segunda oportunidad a los miles de objetos de la colección de Hasta que te encontré (la productora y rental que nace de su pareja Fernando Domínguez) así también, y con el mismo amor, la artista visual Francisca Vilches vio que las cortinas metálicas de los locales comerciales de su vecindario podían tener una segunda vida, o más bien una doble vida. Al cerrar por las tardes de lunes a sábado y los domingos y feriados, seis fachadas comerciales de calle Cuevas se convierten en una galería de arte al aire libre: Murales para Matta.
“Apenas llegamos al barrio en el año 2014, nos hicimos amigos de nuestros vecinos y como ninguno tenía patio, los fines de semana nos tomábamos la vereda, con ‘pelopincho’, quitasoles y mesas. En nuestra vereda, nos veíamos felices y llenos de colores, y cruzando la calle, estaba esta cosa gris y fea”, nos cuenta Fran sobre cómo nació la idea de pintar la cortina metálica de la empresa IMDIFER, la que sería el piloto del proyecto hace dos años.
Logró conectar vecinos y empresa, y luego artistas y municipio, ganando el Fondo de Innovación para el Desarrollo del programa Revive Santiago, que permitió este 2020 financiar otras cinco obras del recorrido que va por calle Cuevas entre avenida Matta y Victoria.
Los recursos del Fondo permitieron realizar una investigación patrimonial e invitar a un grupo de artistas que pudiera plasmar escenas consensuadas con los vecinos y que hablaran de la memoria del barrio. Se obtuvieron los permisos con la municipalidad, el apoyo del Consejo de Monumentos Nacionales y la colaboración de las empresas, que cedieron sus cortinas y portones de metal y también financiaron la iluminación que acompaña las obras (específicamente la empresa Dartel), además de la grúa mecánica con la que se pintó el mural ubicado en un terreno cedido por el Metro. Todo un círculo virtuoso que viene a fortalecer a una comunidad que se ha visto enfrentada por la delincuencia y el narcotráfico.
“Le pillamos el corazón al barrio, acá nos sentimos en casa y creemos que levantando estéticamente al barrio, reforzando la identidad que tiene escondida, haciendo un barrio más limpio, más lindo, más iluminado, circula más gente. Por lo que, quienes no tienen que aportar, se van a ir a otros sectores. No es la solución a problemas socioculturales, pero podemos proteger el espíritu familiar que hay aquí y respetar así a los que estaban antes que nosotros”, asegura Fran sobre el sector. Un barrio mixto en donde conviven antiguas casonas en malas condiciones, almacenes, locales especializados (donde se vende una sola cosa, por ejemplo hojalata) y empresas y fábricas que llegaron en la década de los ochenta y noventa y que generaron un impacto en la arquitectura y la vida cotidiana.
De ahí la importancia del trabajo comunitario, que espera llevar a una tercera etapa en el mediano plazo para que Matta se transforme en el barrio de los murales.
Las obras de la galería al aire libre cuentan con iluminación, placas con información de cada artista y un nivel de factura que conecta con el lugar que obedece a un proceso de investigación previa, un trabajo de registro y una curatoría que logró interpretar lo que querían los vecinos. Prueba de ello fue que los propios artistas sintieron la hospitalidad y el cariño del barrio.
“Cuando María Paz Lama estuvo pintando, el vecino de la izquierda y la vecina de la derecha le llevaron chalecos, fruta, abrazos. Mientras que a la Vicky Zamora la esperaban con desayuno y almuerzo todos los días y al seco Sánchez los vecinos le ofrecían una piscola, todos ellos pudieron vivir la hospitalidad del barrio”, recuerda Fran, quien también es miembro del Comité Conserva Matta.
Las obras
Mural 1: Un Payaso miraba sorprendido al Globo que se volvió Perrita sin darse cuenta que un Zapato lo observaba
Artista: Alme Yutronic
La obra de 123 mts2 “busca sacar a la calle y a escalas gigantescas, objetos que son pequeños y que se encuentran o tienen relación con las casas-talleres de Barrio Circo Matta (en particular de @casapayaso)», dice su autor. El mural está pintado en el terreno donde se ubica un respiradero de la Línea 3 del Metro y espera convertirse en la «Plaza Circo Matta”.
Los objetos ilustrados son una perrita chilena en globoflexia, la cabeza de payaso usada en los basureros de los parques de diversiones y un zapato de payaso con ojos.
Mural 2: Oso Sujeto, Corderito Predicado
Artistas: Fran Vilches y Juana Pérez
También en la fachada de IMDIFER donde se ubica el mural piloto, se recuerda la fábrica de juguetes de madera Corderito y Casa Nancy, un bazar de regalos. Este último funcionó entre el año 1949 y 1997 dedicado a la venta de artículos de librería, cordonería, regalos, lanas, fotocopias y uniformes entre otros. Sus dueños, don Homero Lloyd y doña Graciela Esper (Chelita), atendieron el local y vivieron en el lugar, junto con sus hijos Elías, Nancy y Jackeline.
Mural piloto (año 2018)
Artista: Francisca Vilches
El piloto tiene tres escenas que salieron de una once con vecinos en plena calle. «A la hora de pintar el mural decidí plasmar fotos tomadas por @monttpablo de la misma reunión que tuvimos para no olvidar nunca que este sería el precedente de los demás», dice la artista.
Mural 3: Buenos vientos
Artista: María Paz Lama
Buenos Vientos Obras Eléctricas es la empresa de dos socios y amigos, Darío Donoso y Marcelo Retamales. La obra de María Paz Lama, aspira a visibilizar la labor de Buenos Vientos, a través de un gran generador eléctrico, conectado a un corazón y operado por un equipo de marineros, quienes representan la fuerza de voluntad y el trabajo en equipo, figura que también se puede homologar al espíritu de comunidad de un vecindario.
Mural 4: Almacén sin rival
Artista: Vicky Zamora
La diseñadora y creadora del proyecto Caserita trajo a la vida la imagen de la fachada del almacén “El Sin Rival”, que funcionó por 59 años ininterrumpidamente en la esquina de Cuevas con Santa Elvira. El negocio cerró en enero pasado tras la muerte de su dueño, don Jorge Arellano. “El mural en la cortina viene a replicar lo que había, como que lo resucitamos, pareciera que no se hubiera cerrado nunca”, asegura Fran Vilches sobre el local donde se vendía todo a granel.
Atendido por don Jorge y su mujer Berta Venegas, siempre fue el primer negocio abierto, y nunca se tomaron vacaciones. Su hija Mónica, recuerda que su padre comenzó con un modesto triciclo con el que traía la mercadería de La Vega y que con los años logró comprar una camioneta roja la que le permitió empezar a traer quesos desde el campo, saliendo tipo 4 am del Barrio Matta para llegar a tiempo con las piezas a su local. En aquellos tiempos mozos se podía ir con una botellita de vidrio y comprar el aceite que necesitaras, las legumbres a granel, todo fresco y en la cantidad justa y necesaria. Pero don Jorge tenía una pasión por sobre todas las cosas y esta eran sus plantas: el local parecía una selva. Se desvivía por sus macetas las cuales colgaban y enmarcaban el acceso a su almacén, muchos solían sacarse fotos junto a ellas.
Mural 5: Locos pero lindos
Artista: Seco Sánchez
En este mural se rinde honor a los habitantes gatunos y perrunos identificados en el sector: un total de 12 perros y 4 gatos, algunos de ellos con dueño y otros, que sin tener casa fija son alimentados y cuidados por la vecindad. Todos pintados y retratados por el Seco Sánchez, reconocido artista hiperrrealista, que esta vez dejó a la posteridad a Camil, Pepe, Bruno, Tobías, Emy, Príncipe, Lilú. Bolo, Milo, Pachi, Vladimir, Greta, Marta, Bobo, Mancha y Kuky.