Los amigos de Amo Buenos Aires visitaron a Amo Santiago. Fue como el abrazo de San Martín y O’Higgins en pleno centro capitalino, pero con un toque de color que llamó la atención de todos los transeúntes de calle Mosqueto.

Partió con una idea al pasar y horas después ahí estaba. Un corazón hecho con restos de azulejos y espejos, una intervención sin permiso para hacerle un homenaje a nuestra amistad y nuestro amor por las ciudades en que vivimos. Entre pastina/fragüe, che/poh, mosaicos y espejos, tres cabezas y seis manos improvisaron un acto, que quien sabe cuánto durará.

Nos quedamos en todo caso con la experiencia, las sonrisas y las felicitaciones de los espectadores. La mejor de todas, las palabras de un vagabundo asombrado ante nuestra paciencia de pegar cada una de las piedritas multicolores. “Grano a grano… el zorzal se comió la viña” dijo riendo y se fue. Y ahí los sorprendidos fuimos nosotros.

* Fotos y video de Amo Buenos Aires

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