Es tiempo de regalar y qué mejor que una Navidad con sentido. Nuestra amosantiaguina Claudia Araneda, responsable de las columnas de Amo Santiago con niños -en la que nos comparte ideas y panoramas para disfrutar con sus hijos- tiene un emprendimiento fabuloso. Junto a la española Ana María Sánchez, formaron Mola, donde idean y fabrican juguetes de líneas sencillas y hechos a mano con la nobleza de la madera, el algodón y el yute, entre otros materiales. Su meta es ocupar los juguetes como un motor para aprender, crear, explorar y gozar el juego.
Sus productos estrella son la multifacética Tabla Curva, el elegante y travieso Columpio y la mágica Caja de Luz. “Nunca paramos y siempre estamos probando y ensayando. Para esta Navidad lanzamos unas cuerdas de saltar preciosas, pintadas a mano con mucha dedicación, también varitas mágicas y un objeto precioso para quienes le gusta tener tesoros familiares: la Tablita de Crecimiento para llevar el seguimiento de la altura de los peques… todos hechos con amor en madera”, nos cuenta Claudia emocionada.
Cuando le preguntamos como partieron, nos dice que con Ana se conocieron hace más de cinco años durante una clase de yoga pre natal. Cada una esperaba a su primer hijo. Luego se perdieron la pista durante la maternidad y se volvieron a reencontrar un día en una plaza de Providencia cuando llevaron a sus hijos a jugar. Se encantaron la una con la otra y decidieron unir sus ganas y sus talentos. Claudia es periodista y Ana psicopedagogía. “Hoy gozamos recopilando ideas y fabricando juguetes simples pero increíbles que exploten al máximo el potencial de los niños, su creatividad, su curiosidad. Por eso nos gusta mucho decir que en Mola hacemos juguetes que son más que juguetes”, acota Claudia.
¿Qué significa Mola?
Viene del verbo Molar, de donde nacen expresiones como “¡como mola!”o “¡me mola!” o “esto mola” que es como decir “¡como me gusta!” o “esto me gusta”. Cuando algo “mola mucho” es muy “molón”. Todas ellas, son expresiones que se nos vienen a la cabeza cuando estamos pensando en un nuevo juguete que fabricar. Y eso es porque el corazón de Mola es mitad español y mitad chileno.
Sus juguetes son especialmente simples, pero llenos de significado. ¿Qué efecto han visto en los niños?
En una época como la que vivimos, un juguete que saque a los niños de la casa, de los teléfonos, de la televisión es una joya. Y en Mola ese es nuestro objetivo, aportar elementos que inviten al juego creativo y a una infancia desenchufada… pasar la tarde columpiándose, saltando la Cuerda, inventando aventuras sobre la Tabla Curva o tan simple como matarse de la risa hechizando con una varita mágica… todo muy simple, pero tremendamente enriquecedor.
Un efecto hermoso que tienen nuestros juguetes (creemos nosotras) es que lxs niñxs consiguen el control de su propio cuerpo y como consecuencia el autoconocimiento, lo cual tiene infinitos beneficios sobre su autoestima y concentración, coordinación, elasticidad y para qué decir la imaginación. Nos gusta decir que son juguetes infinitos porque son ilimitados e indefinidos, es decir, no impone el juego como otros juguetes que son muy concretos y lo hacen todo, y en donde los niños básicamente deben tomar palco. Nuestra propuesta es entregarles juguetes que los sumerjan en un juego donde los protagonistas sean ellos y su imaginación.
Ustedes son mamás y es notorio que la niñez actual es diferente a lo que nos tocó vivir a nosotras ¿Cómo ven la vida de los niños en Santiago, faltan espacios para jugar?
Que difícil la pregunta… creo que sí faltan muchos espacios para jugar, en general faltan espacios más empáticos. Alguna vez escuché a un arquitecto italiano (Francesco Tonucci) decir algo como ‘Una ciudad adecuada para los niños es una ciudad adecuada para todos’ y me hizo mucho sentido porque ciertamente una ciudad configurada con empatía respecto de las necesidades de los niños va a cubrir las necesidades de todos. Él plantea una filosofía de construcción de ciudad que toma a los niños como parámetro y como garantía de las necesidades de los ciudadanos, proponiendo que las administraciones bajen sus ojos a la altura de los niños. Por ejemplo, permitir que en los barrios se adecuen espacios para que los niños jueguen sin peligro en sus calles, o coordinar a un barrio completo para que los niños desde 6 años puedan caminar solos y seguros a su colegio, trabajar en comunidad, crear la instancias para que la vida de todos sea a escala humana… en Santiago estamos muy lejos de eso aún, los colegios muchas veces están muy lejos de casa o es cosa de ver las plazas, juegos metálicos a pleno sol, que se calientan en verano y se mojan en invierno, ¿quién los piensa?, ¿cómo los diseñan?, ¿qué puntos de vista se valoran? Ciertamente no el de los niños…
- Síguelas en Facebook/MolaJugar e Instagram/MolaJugar
- Y a través del hashtag #niñosfelices y #jugaraprendiendo
- Escríbeles a holamolajugar@gmail.com