«El vacío no se diferencia de la forma,
la forma no se diferencia del vacío;
todo lo que es forma, es vacío;
todo lo que es vacío, es forma»
Precisamente hoy, uno de esos días con sensación de vacío y quedarse en blanco, me topé con estas palabras en uno de los cortometrajes de animación japonesa que se están presentando en el GAM. Ahí, rodeada de escenas de la cotidianeidad nipona (y también sus tragedias / exposición fotográfica Crónicas de Japón del chileno Manuel López Foncea) y aún con el impacto que me generó hace unos días la obra de teatro Puntos, líneas y el cubo (del joven talento Takahiro Fujita) me encontré sin querer con este ciclo audiovisual de nueve relatos animados.
Historias varias: la de un sol que camina por la ciudad, la de una mujer fragmentada y comestible, la de un insecto de 60 años testigo del terremoto-tsunami-desastre nuclear nipón, la de un conejo misterioso y seguramente la más simple de todas: la que versaba línea a línea los textos del Sutra del Corazón, uno de los escritos más importantes del budismo Mahāyān. Palabras que terminan con un mantra a modo de respuesta que dice: ir más allá, más allá, más allá…
Nada más que decir.
Dónde: Sala Artes Visuales Edificio B del GAM, Alameda 227
Exposición: Crónicas de Japón / Festival de cortometrajes de animación independiente
Cuándo: Hasta el 21 de julio. GRATIS