Tener a Mármol en las manos es como tener un tesoro. No sólo por su diseño y los ensayos fotográficos que la transforman en una revista objeto (que todos queremos tener), sino que también por sus páginas ricas en palabras que nos hablan de inspiraciones, lugares que habitamos y cosas que forman parte de nuestro entorno íntimo. Mirada en donde el eje central son las personas, que dan cuenta de haceres y maneras de vivir.
“Sentimos que había un espacio para una publicación bianual en papel, un formato que existe afuera, pero que en Chile no estaba siendo explorado. En ese contexto nos juntamos un pequeño equipo para armar un proyecto independiente y salimos a venderlo. Como son siempre estos proyectos, fue una apuesta incierta pero que hasta el momento ha tenido muy buena recepción y hemos ido creciendo de manera orgánica” nos cuenta el reconocido fotógrafo Cristóbal Palma, quien junto al diseñador Rodrigo Bravo y la periodista Sofía Aldea dieron vida a la publicación que está pronta a sacar su tercer número.
Este mes, Mármol cumple un año convertida en un referente de diseño editorial. Con puntos de venta en Santiago, Nueva York, Buenos Aires, Melbourne, Ciudad de México, Lima y Madrid, ha pasado por las versiones de Encuentro Local y las feria de arte FAXXI y Ch.ACO. Es ejemplo para las carreras de diseño y esperada por fieles de seguidores, que reconocen en sus historias un nivel admirable de detalles.
Contemplándola con tiempo, les podemos contar que tiene la magia que tienen las publicaciones en papel. El olor a tinta, su peso en 300 páginas y el gusto de saborear cada reportaje y cada imagen de acuerdo al ritmo de cada lector.
En el número dos, de noviembre de 2016, los objetos son las lámparas, el lugar a destacar es Campos de Hielo Norte y las construcciones, una de Oscar Niemeyer en el Líbano y nuestros criollos caracoles de Santiago. Estos últimos con las fotografías de Cristóbal y un imperdible relato del escritor-periodista-cineasta Alberto Fuguet.
También están en esta edición, conversaciones con Marisol Bergmann, una escultora en madera que vive en medio de un bosque en Chonchi; Rodolfo Fagliano, zapatero de Buenos Aires cuyo negocio familiar cuenta ya con cinco generaciones; Cristóbal León y Joaquín Cociña, dos artistas que llevan tres años modelando un largometraje en stop motion; y Florencia Grisanti, también artista, quien trabaja en un taller de taxidermia en el Museo de Historia Natural de París.
El Cité Recreo es otro de los relevados de este número, donde sus residentes abren las puertas de sus casas para contar sobre la vida en comunidad; pláticas que se suman a las entrevistas del poeta Claudio Bertoni; del arquitecto Juan Galleguillos, quien construyó su propia casa en el cerro San Luis (sin vértices y llena de curvas); y de Rodrigo Valdés quien vive desde hace 20 años recorriendo América arriba de su casa rodante.
Sin embargo, mi favorita es la historia de Margarita Benincasa, una niña de 11 años que cuenta qué siente al compartir pieza y camarote con su hermano y cómo le gustan los gatos, la cantante Taylor Swift, las figuritas de Star Wars y el dibujar en su croquera.
Universos de una treintena de personas de distintas partes del mundo, reunidos en conversaciones que nos acercan como si ya los conociéramos.
Los contenidos tienen un fuerte énfasis en las personas, la mirada y el discurso de ellos para contar historias tan simples como la de Margarita ¿Cómo llegaron a esta definición?, le preguntamos a Cristóbal Palma.
Eso es parte también de este formato bianual que se centra en las personas para hablar de los temas que nos interesa tratar. En nuestro caso; la relación que todos tenemos con los espacios que habitamos. Cuánto de esa relación es planeada, cuánto un accidente, de que manera todos tenemos que ir construyendo la vida que tenemos, etcétera. Y es ahí donde intentamos descubrir pequeñas grandes historias.
¿Cómo se viene el próximo número? ¿Algún adelanto que nos puedan dar?
Este tercer número se siente como el fin de una pequeña trilogía que nos va a ayudar a ver como vamos. Es quizás el cierre de la etapa de ser novatos en esto y espero el próximo número se sienta como el inicio de una nueva etapa de consolidación. No se por qué dar adelantos hasta no tener la revista impresa en mis manos, que se siente como dar el abrazo de año nuevo antes de que sean las doce. Pero se viene bueno.
Sólo queda decir, qué maravilla de revista. Estamos atentos al tercer número.
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