No todos los días se puede estar frente a frente a creadores que te inspiren. Pero el martes 26 de agosto fue uno de esos días. En el último CityLab íntimo, cinco creadores chilenos dieron cuenta de qué y cómo están haciendo lo que están haciendo. El lugar escogido fue la casa de cristal de Urban Station del Centro de Emprendimiento Telefónica Open Future.
Partió Paula Cortés con Galería Espora, el espacio que busca integrar el arte y que ocupa la casa que albergó al afamado taller 99 de Nemesio Antúnez. Siguió luego Mauricio Vera con FestivalRE, que en su primera versión contó con las presentaciones de destacados bailarines y coreógrafos chilenos residentes en el extranjero. Aquí los asistentes a CityLab pasaron de espectadores a protagonistas, cuando Mauricio los invitó a pararse de sus sillas, y a experimentar un ejercicio de movimiento y conciencia corporal, transmitiendo así algo del evento realizado en julio.
En el encuentro también estuvo el fotógrafo y músico Enrique Siques y su proyecto Cirkular, música experimental hecha con objetos cotidianos. Micrófonos dispuestos en pedestales que dieron voz a discos dentados que se usan para maquinarias, alambres, juguetes y varillas y que por esa noche fueron tocados por el público. Improvisación y sonoridad experimental y participativa.
Sin embargo para mí lo más cautivante fue el relato de la ilustradora Catalina Bustos y el músico Fernando Milagros.
La pareja de amigos habló primero por separado. Catalina contó que su seudónimo fue a partir de lo que le dijo Google cuando detectó que su nombre completo no estaba disponible como nic de la cuenta. «Así que le hice caso y usé su propuesta como mi firma» contó.
Catalina, que vino de Concepción a estudiar a Santiago, asegura que el camino de «la ilustración te obliga a ser independiente y a autogestionarte». En ese camino, la creadora ideó la historia de un personaje sin nombre, solitario, que no le gusta ir a trabajar y que ama comer y dormir. «Es una historia bastante simple y nunca pensé que iba a tener tanto éxito» reveló la creadora de Diario de un solo, un libro de dibujos en blanco y azul, que inspiró a la audiencia por su humor y simpleza. La autora dio supropia fórmula de creatividad: imaginación y avanzar sin miedo. «Imaginé una oficina hasta que me di cuenta que ese espacio lo tenía en mi propia casa, en la pieza de servicio, en donde no cabe nadie más que yo, y a mí me gusta trabajar sola. Ahí empecé a trabajar y a perder el miedo a lo que piensan los otros» detalló.
Terminó la noche con el relato de Fernando Milagros . El músico habló de sus inicios como diseñador teatral, lo que le ha servido para la puesta en escena en sus conciertos, como cuando se pone en el personaje de poncho y sombrero y que «sólo aparece de vez en cuando». Contó sobre sus inicios en la banda María Milagros de donde tomó el apellido para su nombre artístico. «Si los Ramones lo hicieron, yo podía hacer lo mismo»dijo. Y también habló del qué hacer, de sus peleas con el computador que tenía en un garage y de su camino que hoy lo ha llevado a un cuarto disco: Nuevo Sol. Precisamente con este último trabajó junto a Catalina en el proyecto Puzzle.
La ilustradora escogió una frase de sus canciones, la pintó y el resultado se framentó en 140 piezas que se pusieron a disposición de la gente. «Quien quisiera las podía descargar, colorear y devolverla para armar nuevamente la imagen, coloreada» contó Fernando mientras en el público algunas de sus fans reconocieron sus trazos. Las mismas, en primera fila, cantaron absolutamente felices todas canciones, en el concierto íntimo que cerró el encuentro. Y es que en palabras de Fernando: «la música pasa a ser de quien las escucha».
*Fotos: Margarita Quiceno / Ilustraciones: Catalina Bu