Estoy segura que jamás podría desplumar un pollo para tirarlo a la olla, pero los asiduos compradores del local de don Julio Serrano Apablaza, en el mítico mercado de Estación Central, están totalmente acostumbrados. «Es otro sabor» me cuenta un caballero que salió del lugar llevándose un ave muerta, emplumada y de unos seis kilos. Suficiente para hacerse más de dos cazuelas.

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Y es que todo el lugar es una foto de mediados del siglo pasado, que mantiene las costumbres y la natural y auténtica forma de comer en el campo.

Sin embargo, el movimiento comercial ya no es lo que era antes. Hoy quedan unos tres locales expendedores de pollitos, gallinas ponedoras, patos y gansos vivos. El resto son de comida para mascotas y frutos secos.

«Este mercado tiene unos 150 años, y ha cambiado bastante», me cuenta don Julio, quien lleva 57 de sus 70 trabajando en el lugar. Recuerda con nostalgia cómo se salía a vender gallinas en canastas y cabritos y pavos que se arriaban hasta Santa Isabel con Vicuña Mackenna. Una imagen impensada en estos días.

En el centro, de la también llamada La Viseca, se realizaban  alegres fiestas especialmente para los 18 y fines de año, que incluían cueca y guitarreo, verdaderas parrandas de las que participaba el inolvidable Nano Nuñez.
Todo un viaje en el tiempo por donde quiera que se lo mire.

Dónde: Exposición 126, Estación Central. El local 4 es el de don Julio.
Horarios: De lunes a viernes de 8.00 a 20.00 horas. Sábado de 9.00 a 14 horas. Domingos y festivos de 8.00 a 18.00. El mercado sólo cierra el 25 y 31 de diciembre.
Precios: Pollitos $1.500 / bandeja con 30 huevos frescos $4.000 / Pollo crecido desde $8.000

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