“¡Orientales, la Patria o la Tumba!”, reza el himno de la República Oriental de Uruguay, país que declaró su independencia un 25 de agosto de 1825. En honor a tal efeméride, en Amo Santiago nos pusimos a buscar los distintos monumentos y homenajes que hay al país de los charrúas en nuestra capital.


A pesar de la distancia, y de tener dos grandes vecinos a cada lado, los orientales han tenido desde siempre una relación bastante fecunda con Chile. Desde los tiempos en que José Miguel Carrera se asiló en Montevideo, en 1817. No por nada, el famoso cuadro de 1875 que muestra a Carrera minutos antes de ser fusilado, fue pintado por Juan Manuel Blanes, artista uruguayo conocido como “el pintor de la Patria” (de hecho, en la misma pintura, junto a Carrera se aprecia al sacerdote franciscano uruguayo José Benito Lamas). Así, ya en los albores de la Independencia, la tierra de Pepe Mujica y de Walter Kliche hacía sentir su influencia en nuestro país.

José Artigas
José Gervasio Artigas (1764 – 1850), Padre de la Patria de Uruguay, y también apodado «Protector de los Pueblos Libres» es considerado un símbolo de la identidad nacional uruguaya.

Junto con organizar a las fuerzas patriotas en la guerra contra el imperio español, Artigas tenía una visión política y social que promovía la igualdad, la justicia y la distribución más equitativa de la tierra y los recursos. Una de sus acciones más destacadas en este sentido fue la «Ley de la Tierra» o «Ley Agraria» que se promulgó en 1815. Esta norma buscaba otorgar tierras a los indígenas, los mestizos y los más desfavorecidos, además de establecer límites en la propiedad de tierras y regular su uso. Por lo anterior, muchos consideran a Artigas como el artífice de una proto reforma agraria.

Si bien murió en el exilio como la mayoría de los próceres de la independencia latinoamericana, sin alcanzar a estar para la declaración de Independencia de 1825, su figura y legado ha trascendido a toda América Latina. Basta con recordar la canción Simón Bolívar (1969), compuesta por el uruguayo Rubén Lena, e interpretada por el grupo chileno Inti Illimani. Aunque está dedicada al prócer venezolano, en la estrofa final se escucha: “En el sur la voz amiga/ es la voz de José Artigas /que también tenía razón”.

De ahí que en la Alameda encontramos un monumento al prócer oriental. Se trata de una réplica de la escultura diseñada por el uruguayo Juan Luis Blanes, primer escultor de su país, e hijo del pintor Juan Manuel Blanes. Dado que Juan Luis murió en 1895 a los 40 años en un accidente, se le encargó a su padre que terminara este monumento. Juan Manuel no cobró honorarios, y solo pidió que el modelo de la estatua de su hijo se difundiera con réplicas.

La obra fue donada por el gobierno de Uruguay e inaugurada en Santiago en 1978 (tiene copias en Punta del Este y en San José de Mayo, entre otros). Recientemente el monumento fue restaurado. Según explica Valentina Fernández Quezada, cónsul general de Uruguay en Chile, “en noviembre se cumple 180 años de relaciones diplomáticas con Chile. Hemos hablado con colegas de la cancillería chilena cómo podemos reflotar esos hitos tan importantes en nuestra relación. Si uno piensa a la inversa, en Montevideo, tenemos una plaza y un colegio Gabriela Mistral, nuestra rambla (equivalente a la Costanera), en un tramo de varios kilómetros, se llama “Rambla República de Chile””.

Cabe mencionar que éste no es el único lugar de Chile donde encontramos un homenaje al prócer uruguayo. En Punta Arenas también existe un obelisco y un busto de Artigas.

Parque Uruguay y Manuel Oribe
La primera etapa de construcción del Parque Uruguay de Providencia comenzó en 1964, y la segunda en 1970. Se encuentra ubicado en la ribera sur del río Mapocho, entre la costanera Andrés Bello y el Mapocho. Nace en Pérez Valenzuela y se extiende hasta calle Nueva Tobalaba.

En medio del parque, es posible encontrar un monolito con el inconfundible escudo uruguayo, además del clásico verso del himno nacional “Libertad o con Gloria Morir”.

El 25 de agosto de 1992 se inauguró aquí el busto de Manuel Ceferino Oribe y Viana (1792-1857), militar y político uruguayo, además de Presidente de la república entre 1835 y 1838, el segundo en la historia de Uruguay. La fecha de su develación no es casual: Manuel Oribe nació un 26 de agosto, por lo cual, en ese año se celebraba el bicentenario de su natalicio.

“Segundo jefe de la Cruzada Libertadora de 1825”, se lee en la placa del monumento. Y es que Oribe fue uno de los líderes de la histórica expedición conocida como “Los 33 orientales” -en su bandera estaba inscrita la clásica frase “Libertad o Morir”- que derivó en la independencia de Uruguay en agosto del mismo año. Una década después, Oribe fue elegido Primer Mandatario y en 1836 fundó el Partido Blanco o Nacional, uno de los dos grandes partidos históricos del Uruguay (junto al Partido Colorado).

Monumento a José Enrique Rodó: Libro y autor
Son pocos los autores que tienen un monumento propio, y mucho menos aquellos que tienen un monumento dedicado a uno de sus libros. En América Latina, destaca el monumento al libro Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano (también uruguayo), ubicado en São Paulo. Y acá Santiago, pasa algo parecido con Rodó.

José Enrique Rodó (1871-1917) fue un escritor y político uruguayo conocido por su influyente obra «Ariel», publicada en 1900. «Ariel» es considerada uno de los ensayos latinoamericanos más importantes del siglo XX y está asociada con el movimiento literario del modernismo.

En «Ariel», Rodó contrasta dos figuras simbólicas: Ariel y Calibán (personajes de La tempestad, de William Shakespeare). Ariel representa los aspectos intelectuales y espirituales de la humanidad, enfatizando la creatividad, el idealismo y la búsqueda de la belleza. Calibán, por otro lado, representa el materialismo, el utilitarismo y la búsqueda de ganancias materiales. El ensayo discute sobre la tensión entre los valores europeos y americanos, así como los posibles problemas de abrazar una perspectiva únicamente utilitaria y materialista. Rodó abogaba por que América Latina priorizara su desarrollo cultural e intelectual sobre las meras aspiraciones económicas, instando a un equilibrio entre la influencia europea y la preservación de la identidad única de la región.

De ahí que en Providencia, en el Parque de la Aviación, se erige un monumento al libro creado por el escultor nacional Totila Albert, en 1944. La escultura, representa a Ariel siendo levantado por Calibán, y a los pies de la obra, el nombre del autor uruguayo.

“Rodó perteneció a una generación de escritores, no solo uruguayos, sino latinoamericanos, y Ariel fue una obra que marcó tendencia en toda América Latina. Probablemente con ese furor, ese entusiasmo por la obra, desde aquí se quiso homenajear eso, como se hizo también con Gabriela Mistral en Uruguay. Son escritores que marcaron no solo tendencia, sino la integración de América Latina”, explica la cónsul oriental.

Junto con esta pieza, existe un busto a Rodó inaugurado junto al metro Irarrázaval, también en la comuna de Providencia. Bueno, existía. Si bien fue instalado en 1978, actualmente solo queda un desgastado pedestal. Situación similar con el busto a Manuel Oribe en el Parque Uruguay.

¿Hay fecha para restaurarlos? Consultada al respecto, Fernández cuenta que espera ver con la Municipalidad de Providencia «cómo podemos recuperarlos. Cuando uno tiene un monumento en un país extranjero, es un honor también. Uno dice “qué bueno que están reconociendo parte de nuestra cultura””.

José Batlle y Ordoñez y el Campus Oriente
También en Providencia, muy cerca del Campus Oriente de la Universidad Católica, existe una calle con el nombre de José Batlle y Ordoñez (1856-1929).

Battle, o Bashe como lo pronuncian los trasandinos, fue Presidente de la República durante dos períodos: 1903-1907 y 1911-1915. Según explica la cónsul Fernández: “Batlle fue de los Presidentes más importantes que hemos tenido, el padre del Estado asistencialista. Durante su período se implementó la mayor parte de las políticas sociales que tenemos vigentes hasta hoy. La ley de nueve horas de trabajo, el voto femenino que fue uno de los primeros del mundo, entre otros. Muchos también dicen que fue el  período en que a Uruguay se le llamó la “Suiza de América”. Un período de bonanza, infraestructura e inversiones extranjeras. Aún hoy, su partido, el Partido Colorado, tiene una corriente “batllista””.

Hasta antes del asesinato de Jaime Guzmán, la calle Batlle y Ordóñez terminaba en el Campus Oriente. Quizás por eso, la universidad fue elegida para filmar escenas de la película Estado de Sitio (1972), del director de cine franco-griego, y gran activista de izquierda, Costa-Gravas.

La película es toda una rareza por la transculturización que significó: si bien se rodó en suelo chileno (específicamente en Santiago, Valparaíso  y Viña del Mar), fue una producción franco-italiana, filmada en francés, y se basaba en una historia uruguaya: el secuestro de un agente de la CIA por la guerrilla Tupamaros en 1970. Eran los tiempos de la Unidad Popular, y los cineastas chilenos, todos comprometidos con la revolución, acogieron con entusiasmo a este thriller político, donde también colaboraron los chilenos Aldo Francia, Silvio Caiozzi, y el artista Nemesio Antúnez, entre otros.

La cinta no fue el único vínculo que tuvieron los guerrilleros uruguayos con nuestro país.

Detenidos Desaparecidos. Villa Grimaldi y Embajada
El Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T), comúnmente acortado como Tupamaros, fue una guerrilla urbana de extrema izquierda que empezó a operar en Uruguay a fines de los ´60. Sin embargo, en 1989 los tupamaros se integraron a la coalición política Frente Amplio y derivaron en el Movimiento de Participación Popular (MPP), cuyo líder es el ex Presidente José Mujica.

Mucho antes de condenar la violencia y abrazar la democracia, los tupamaros protagonizaron distintos enfrentamientos armados contra los gobiernos de turno. Durante gran parte del gobierno de Jorge Pacheco (1967-1972), en el país rigieron las Medidas Prontas de Seguridad, o Estado de Sitio. Lo que significaba, que los tupamaros detenidos podían optar legalmente entre dos opciones: la cárcel o el destierro. La noticia del triunfo de Salvador Allende en las elecciones del 4 de septiembre de 1970, hizo que Chile se convirtiera en un destino atractivo para los guerrilleros, más todavía pensando que Argentina y Brasil se encontraban en dictadura.

En ese contexto, para cuando fue el golpe de Estado en Uruguay, el 27 junio de 1973, había más de 2.000 uruguayos viviendo en Chile, la mayoría de ellos tupamaros. No obstante, este “asilo contra la opresión” no duró mucho, dado que menos de 3 meses después, vino el golpe de Estado en Chile.

Según relata el libro Chile roto, uruguayos del día del Golpe en Chile, el 11 de setiembre de 1973, fueron trasladados al Estadio Nacional 64 uruguayos: 55 hombres y 9 mujeres. La mayoría de ellos eran disidentes del MLN, otros todavía militantes activos de la guerrilla; también habían 4 comunistas, 2 socialistas, independientes e incluso personas que no tenía nada que ver con la izquierda.

En ese contexto, 9 ciudadanos uruguayos fueron detenidos y desaparecidos durante la dictadura de Pinochet, 7 de ellos tupamaros. Sus nombres se encuentran en una placa en la Embajada de Uruguay en Santiago, que fue instalada para los 40 años del golpe chileno. Dicha placa tiene una réplica en Villa Grimaldi, la cual fue colocada por el embajador uruguayo al año siguiente.

“Ciudadanos uruguayos detenidos desaparecidos en Chile durante la Dictadura 1973-1989, de los ciudadanos uruguayos que fueron asesinados y de los que fueron privados de libertad y sufrieron graves, reiteradas y sistemáticas violaciones a los Derechos Humanos, por parte de agentes del Estado”, se lee en ambas placas, como recordatorio de que la democracia y los derechos humanos deben ser respetados en todo momento y en todo país, sin importar contexto o circunstancias.

En resumen, los orientales han levantado en Santiago un monumento a Artigas, Oribe, Rodó y dos placas por los detenidos desaparecidos uruguayos. Cabe destacar que Uruguay cumple recién 198 años este 25 de agosto. En 2025 van a celebrar su Bicentenario ¿se vienen nuevos monumentos para esa fecha? “No que yo sepa, pero puede que a nivel nacional sí haya planes”, nos cuenta la cónsul Fernández.


Si dependiera solo de usted, ¿qué monumento le gustaría agregar? ¿a Eduardo Galeano, a Batlle, quizás?

Es una lista muy larga jaja. Mira, Mario Benedetti (1920-2009) creo que es la figura que nos representa mejor como uruguayos. Creo que toda su obra representa, no solo al montevideano, porque Uruguay no es solo Montevideo. Su obra es bien característica de cómo somos los uruguayos. Y además de la trayectoria e importancia que ha tenido también de esa década, el ´40, de escritores latinoamericanos.

También te diría que hay muchas figuras femeninas que tenemos que poner sobre la mesa. Delmira Agustini (1886-1914), Juana de Ibarbourou (1892-1979), que también fueron coetáneas con Mario en algún momento. ¿Y por qué solo los que ya no están? Porque no los que sí están y nos acompañan, como Cristina Peri Rosi (1941-), ganadora del Premio Cervantes en 2021.

Delvira Agustini tuvo mucha comunicación con Gabriela Mistral. Se encontraron cuando Mistral estuvo en Montevideo. Sería muy interesante representar ese diálogo de artistas acá en Santiago.  Y bueno, Galeano, también. Pero creo que Benedetti más. Galeano es más latinoamericano, hablaba de Uruguay, pero hablaba más de la conexión de América Latina toda. Si me hablas específicamente de Uruguay, yo diría Benedetti y Juana de Ibarbourou.

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