Hoy 25 de mayo es un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo de 1810, que dio inicio al proceso de independencia en Argentina. Dicho proceso también tuvo eco en nuestro país, donde se vivió, solo cuatro meses después, la primera Junta Nacional de Gobierno el 18 de septiembre. El evento derivaría siete años después, en el mítico Ejército Libertador de Los Andes.

Desde los albores de la independencia, Chile y Argentina han cabalgado juntos en la aventura de la historia, siempre apoyándose e influenciándose recíprocamente. La compenetración de los dos países hermanos se ve reflejada tanto en las callecitas de Buenos Aires como en las de Santiago. Desde el Río de la Plata hasta el Mapocho, podemos encontrar distintos monumentos, iglesias y señaléticas que dan cuenta de esta larga amistad.

De ahí que con motivo de esta efeméride, en Amo Santiago nos pusimos a buscar las huellas de los trasandinos por las calles de nuestra capital. Preparen su mate y vayan repasando sus mejores pasos de tango.

San Martín frente a La Moneda
El general José de San Martín (1778-1850), Libertador de Pueblos, es junto a Simón Bolívar uno de los próceres de la independencia más importantes de América Latina. Argentina, Chile y Perú se cuentan entre los países cuyas campañas de independencia tuvieron al general correntino como figura capital.

De ahí que Chile fue el primer país en el mundo en gestionar una estatua para el prócer, tras su muerte en 1850, antes incluso que el monumento a O´Higgins (el primer monumento a un prócer de la independencia que se erigió en Santiago fue el de Ramón Freire, en 1856). La idea surgió de Benjamín Vicuña Mackenna, tras su regreso del exilio, en 1856, para lo cual se contrató al escultor francés Louis Joseph Daumas. Por supuesto que los argentinos, al enterarse de esta situación, fueron donde Daumas y le encargaron una copia más.

La estatua llegó a Chile a principios de 1861, se inauguró el 5 de abril de 1863, aniversario de la Batalla de Maipú, y se emplazó en el bandejón central de la Alameda en Santiago. Mientras que en Buenos Aires el monumento fue inaugurado un año antes, el 13 de julio de 1862, días después de la celebración del 9 de julio (la independencia argentina), y se ubicó en una plaza que actualmente es conocida como Plaza San Martín.

Hay una sutil diferencia entre cada estatua: en la chilena, la cola del caballo está vertical y apuntando hacia abajo, pensado así para que no se tambalee con los terremotos. Mientras que en la versión argentina, la cola está ondeando al viento, a lo cual se suman base relieves y grupos escultóricos inaugurados el 27 de mayo de 1910.

La estatua de San Martín en el bandejón central de la Alameda. Fotografía: Diego Escobedo.

 

Maipú
Cuna de la Independencia, son dos los nombres que más se repiten en la ornamentación pública de Maipú: O´Higgins y San Martín. La Batalla de Maipú puso fin a la guerra de Independencia en la zona central de Chile, y la victoria sobre los realistas tuvo su broche de oro con el icónico abrazo entre el general chillanejo y el general correntino. Un abrazo, y un diálogo que pasó a la posteridad:

  • ¡Gloria al salvador de Chile!- exclamó O´Higgins tras el abrazo, dándole todo el crédito de la victoria a San Martín, dado que el chileno había llegado hacia el final de la batalla.
  • ¡El pueblo de Chile no olvidará jamás al ilustre inválido que se presentó herido en el campo de batalla! –celebró San Martín, sin desconocer el mérito de O´Higgins, quien lastimado y con cabestrillo, logró improvisar un ejército prácticamente de la nada.

Municipalidad de Maipú. Fotografía: Diego Escobedo.

La escena sale en todos los libros escolares, y en Maipú la podemos apreciar en estatuas y murales. Tanto en la municipalidad como en el Museo del Carmen, hallamos dos maravillosos murales que recrean este abrazo. Mientras que en el Templo Votivo de Maipú, también encontramos un par de estatuas de los generales cabalgando hacia la batalla. A esto hay que sumar el lugar exacto donde ocurrió el abrazo: en avenida Camino a Rinconada con avenida Olimpo (junto al Hospital El Carmen). Allí se ubica actualmente el Monumento al Abrazo de Maipú, un monolito donde, durante todo el año, flamean las banderas de Maipú, España, Chile y Argentina.

Mural en el Museo del Carmen de Maipú. Fotografía: Diego Escobedo.

 

Domingo Faustino Sarmiento, Estación Central
Entre la Universidad de Santiago  y el terminal de buses en Estación Central, se aprecian los bustos de dos connotados personajes: Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888) y José Abelardo Núñez (1840-1910). Pero, ¿quiénes son?

Hablamos de dos grandes próceres de la educación y de las Escuelas Normales. El caso de Sarmiento, político, escritor y presidente argentino, es bastante particular: este intelectual llegó a Chile siendo joven, tras ser exiliado por la dictadura de Juan Manuel de Rosas, en la década de 1830.

En nuestro país, se desempeñó como profesor y escribió para distintos periódicos. Uno de los lugares en que hizo clases fue en la Escuela de la Provincia de los Andes, en cuyo inmueble también habitó por un tiempo. En dicha escuela, también estudió el futuro Presidente chileno Pedro Aguirre Cerda. La casa de Sarmiento aún existe en la comuna de Calle Larga, y se ubica casi al lado de la casa museo de Pedro Aguirre Cerda. Dos casas presidenciales emplazadas en este pequeño y alejado pueblito. Se dice que fue de boca de Sarmiento que el líder radical sacó su famosa frase “gobernar es educar”.

Fue durante su exilio en Chile, que Sarmiento escribió el que se convirtió en su libro más famoso: Facundo o civilización y barbarie en las pampas argentinas (1845). También, participó de en la reforma educativa que se transformó en su principal legado en nuestro país: la instauración de las Escuelas Normales.

El 18 de enero de 1842, el Presidente Manuel Bulnes promulgó la creación de la Escuela Normal de Preceptores. El decreto fue firmado por el ministro Manuel Montt y redactado por Domingo Faustino Sarmiento. Según el sanjuanino, la institución debía constituirse en un «establecimiento central en que se formen los preceptores, se estudien y aprendan los métodos y se preparen y se practiquen las reformas necesarias para la mejora de la enseñanza».

La Escuela Normal fue inaugurada en 1842, con un primer curso que constaba de solo 28 alumnos, y su primer director fue el mismo Sarmiento. Diez años después, tras la caída de Rosas, Sarmiento regresó a Argentina, y en 1868, fue electo Presidente.

Los bustos en honor a los argentinos José Abelardo Núñez y Domingo Faustino Sarmiento. Fotografía: Diego Escobedo.

 

Monumento a Gardel, San Miguel
Si Argentina es la Tierra del Tango, es en buena medida gracias a la inmoral voz de Carlitos Gardel (¿1890?-1935). Cantante, compositor y actor de cine, su repentina y trágica muerte dejó millones de viudos al otro lado de la cordillera, pero también en nuestro país. Basta con preguntarle a cualquier viejo nacido antes de 1950, y les recitará más de alguna canción de Gardel. Ya sea El día que me quieras, o Milonga sentimental.

De ahí que en la comuna de San Miguel en 1996, el Club Carlos Gardel, la Federación Clubes de Tango de Chile (FETACHI), y el Club San Miguel levantaron un monumento a “El Morocho”.

Se trata de un obelisco que imita al famoso monumento de Buenos Aires, a una escala mucho más pequeña que el original, claro (Mi Buenos Aires querido / cuando yo te vuelva a ver / no habrá más pena ni olvido…). Junto al obelisco, se yergue un busto del cantante, representándolo con una cabeza negra con corbata (Por una cabeza / de un noble potrillo…).

El homenaje se ubica en la Gran Avenida, frente al Club San Miguel.

Fotografía: Diego Escobedo.

Fotografía: Diego Escobedo.

 

Borges, Biblioteca Nacional
Jorge Luis Borges (1899-1986), escritor argentino y una de las plumas más importantes no solo de América Latina, sino que también de la literatura universal.

El autor de El Aleph fue también un bibliotecario incansable, labor que desempeñó en distintos establecimientos. Para 1955 fue nombrado director de la Biblioteca Nacional de la República Argentina y profesor de literatura inglesa en la Universidad de Buenos Aires. «Que otros se jacten de los libros que han escrito, yo me enorgullezco de los que he leído», es una de sus frases más famosas. De ahí que para el centenario de su nacimiento, en 1999, la Municipalidad de Santiago y la Embajada Argentina levantaron un monumento en su memoria frente a la Biblioteca Nacional, en la entrada por calle Moneda.

En dicho monumento se plasmó la primera estrofa de Otro poema de los dones. La selección de ese párrafo no fue casual, dado que aquí se condensan muchas de las obsesiones de Borges: los laberintos, los sueños, la literatura clásica, los mitos grecolatinos, la filosofía, la fantasía y la eternidad.

Gracias quiero dar al divino / laberinto de los efectos y de las causas /por la diversidad de las criaturas /Que forman este singular universo, / por la razón, que no cesará de soñar / con un plano del laberinto, / por el rostro de Elena y la perseverancia de Ulises, / por el amor, que nos deja ver a los otros / como los ve la divinidad, / por el firme diamante y el agua suelta, / por el álgebra, palacio de precisos cristales, / por las místicas monedas de Angel Silesio, / por Schopenhauer, / que acaso descifró el universo, / por el fulgor del fuego / que ningún ser humano puede mirar sin un asombro antiguo, / por la caoba, el cedro y el sándalo, / por el pan y la sal, / por el misterio de la rosa / que prodiga color y que no lo ve.

Fotografía: Diego Escobedo.

 

Parroquia Nuestra Señora de Luján, Ñuñoa
Así como Chile tiene a la Virgen del Carmen, Argentina tiene a la Virgen de Luján. Mientras que O´Higgins se encomendó a la Virgen del Carmen con motivo de la Guerra de Independencia, San Martín hizo lo propio con Nuestra Señora de Luján.

Venerada desde el siglo XVII, es considerada hoy como la Patrona de Argentina, y su culto se extiende a Paraguay, Uruguay, e incluso hasta nuestras tierras.

En la comuna de Ñuñoa, se encuentra la Parroquia Nuestra Señora de Luján (muy cerca del metro Irarrázaval). Allí, destaca en la entrada un mosaico de la virgen con potentes símbolos. A cada lado se aprecia un ángel cargando el cuadro de una iglesia. En el cuadro izquierdo, se encuentra representada la Basílica de Nuestra Señora de Luján de Argentina (ubicada 70 kilómetros al oeste de Buenos Aires), mientras que al lado derecho se aprecia la iglesia ñuñoina.

En la base de la Virgen, en tanto, vemos tres escudos. Al centro, el escudo de la República Argentina; a la izquierda, el escudo de Paraguay; y a la derecha, el escudo de Uruguay.

Fotografía: Diego Escobedo.

Fotografía: Diego Escobedo.

X