Estamos a unos días de Navidad y en el Teatro Municipal están presentando uno de los clásicos de esta fecha: El Cascanueces y el Rey de los Ratones, el cuento escrito por Ernst Theodor Amadeus Hoffmann hace exactamente 200 años, en 1816.
La historia que nos lleva al Reino de las Nieves, de los Confites y también al País de las Flores, la vivimos este viernes con el Ballet de Santiago y la Orquesta Filarmónica, bajo una gloriosa y maravillosamente hermosa puesta en escena de Pablo Núñez.
Así y previa entonación de cumpleaños para celebrar al coreógrafo Jaime Pinto, los violines dieron la partida a la obra de Piotr Tchaikovsky. Se abrió el telón y apareció en el escenario una fiesta multitudinaria celebrando la Navidad.
La hora de abrir los regalos y entre ellos, una misteriosa caja traída a la familia por el tío Drosselmeyer, el señor de los sueños navideños que a su ahijada Clara le regala un hermoso cascanueces de madera que durante la noche cobra vida y lleva a Drosselmeyer, Clara y su hermano Fritz, a un mundo mágico en donde se enfrentan con el Rey de los Ratones y sus secuaces.
Cuando el Cascanueces resulta herido en la batalla, Drosselmeyer lo convierte en príncipe y todos juntos viajan primero al Reino de la Nieve, en medio de copos y granizos danzantes. Paisaje en tonos azules con nieve que cae desde el cielo.
Ya en el segundo acto, los protagonistas son recibidos por la Reina de las Flores y sus caballeros, quienes danzan para ellos y luego el viaje continúa hacia el Reino de los Confites, en donde se encuentran con una bombonera gigante, pierrots y un poblado de caramelos.
Aquí también es cuando vemos una a una, las danzas más conocidas de la obra. La fiesta con sonidos de España, Arabia, China y Rusia, que termina con un desfile de todos sobre el escenario.
Al final de la aventura, los niños vuelven a la realidad, esperando que la próxima Navidad el Cascanueces los lleve nuevamente a este mundo de fantasía. Un cuento mágico para celebrar esta semana.