*Por Paula Bonnet
¿Por qué importa que la principal sede de las Naciones Unidas en este rincón del mundo abra sus puertas a todos los que quieran conocerla? Es porque se trata de un edificio histórico por su diseño, su simbología y las páginas de la historia regional y mundial que se han escrito dentro.
Inaugurado en 1966 por el Presidente Eduardo Frei Montalva, la sede de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) es un crisol de referencias a la cultura, historia y naturaleza de América Latina y el Caribe. Un buen ejemplo de esto son sus jardines, inspirados en los distintos ecosistemas del continente y que conforman la primera impresión pasado el control de seguridad, además de los muros de la entrada que tienen estampadas las manos de todos los trabajadores que participaron en la construcción.
“Es un edificio que arquitectónicamente tiene mucho que ofrecer y es muy importante que los chilenos y las chilenas lo puedan conocer”, afirmó Ricardo Pérez, Director de la División de Publicaciones y Servicios Web de la Cepal, quien fuera guía durante el último Día del Patrimonio, la cuarta vez en su historia que el recinto abrió a la comunidad.
“Prueba de ello es que hace dos años la sede fue incluida en la exposición del Moma de Nueva York como una de las construcciones que mejor representan la innovación y la vanguardia en la arquitectura del Siglo XX. El grupo que lo construyó, liderado por Emilio Duhar, es discípulo de Le Corbusier, y logró traer a Chile y a la Cepal algunos de los conceptos y las ideas de la arquitectura funcional del siglo pasado”, nos explicó Ricardo.
Simbolismos por todas partes
Recorriendo el edificio, llegamos a la sala principal, la Sala Raúl Prebisch, que debe su nombre a un connotado economista argentino. Durante la visita guiada pudimos ver curiosos sentados en las sillas, gente sacándose fotos con las banderas e incluso algunas personas que aprovecharon la oportunidad para dibujar el entorno. Andrés Venegas, arquitecto de la Cepal y también guía por el día, contó un poco de la concepción de este lugar: “la sala de conferencias no tiene esquinas porque habla de la igualdad. No hay espacios principales. La mesa es redonda porque todos son exactamente iguales”. A simple vista, la similitud con la Asamblea General de Naciones Unidas impacta.
La azotea es otro hito arquitectónico del edificio. Una terraza redonda, que al momento de construirse con sus 30 metros de altura, fue el punto más elevado de Vitacura. Su principal particularidad es que al pararse en el centro se siente un eco sólo perceptible para quienes se ubican en dicho punto estratégico. Este fenómeno es, según Venegas, una resultante de la morfología, de la apertura de los muros y del viento. La vista de 360 grados de Santiago en verdad vale la pena.
También llama la atención la escalera en caracol que conduce a su acceso. Un relato del encuentro de culturas durante la conquista de América graficado en dibujos bajorrelieve, diseñados también por Emilio Duhart. Según Venegas, este lugar “reúne una simbología de la historia de América Latina en diseño, en proporciones… El edificio es cuadrado porque tiene la proporción de la manzana que fundaron los españoles”. Una obra de concreto armado, que resulta robusta y ligera a la vez, en la que el piso principal aparece sostenido por 18 pilares.
Otro aspecto interesante es que la construcción ha resistido terremotos, remodelaciones y más. “Hemos podido preservar ese concepto original, el edificio se ha mantenido muy fiel. Las renovaciones que se han hecho no han afectado, han fortalecido incluso la concepción inicial,” explica Pérez. Venegas aporta que las soluciones sísmicas del lugar son únicas en el país.
Al final del recorrido, de vuelta en los jardines, con su lago tipo espejo y fuentes de agua (¡con patos y cisnes incluidos!), la sensación es la de haber paseado por una escultura en forma de edificio. Por aquí han caminado presidentes, primeros ministros, secretarios generales y otros actores clave para el devenir de nuestro planeta. Qué bueno que haya una construcción que acompañe esta tarea, tanto en su arquitectura como en su ingeniería y simbología. Como bien dice Venegas, este lugar “reúne desde su concepción original los espacios para pensar, para generar ideas y para discutir”.
- Dónde: Av. Dag Hammarskjöld 3477, Vitacura
- Cuándo: Para visitarla tienes que esperar hasta el próximo Día del Patrimonio
- Más info en www.cepal.org/es
Qué buena nota y qué buen sitio. Felicidades.