*Por Paulina Cabrera Cortés
Caminamos por ellas pero muchas veces no conocemos su historia. Para estas Fiestas Patrias quisimos contarles el origen de dos importantes vías de la ciudad que tiene relación con nuestra Independencia: Bandera y Dieciocho.
¿Cuánto habrá medido la bandera gigante que dio nombre a la calle?
Su primer nombre fue “callejón de Bernardino Morales de Albornoz”, dado que aquí vivía el español con ese nombre, y quien fue uno de los fundadores de Santiago que acompañó a Pedro de Valdivia. Según escribe el historiador Miguel Laborde en su libro Calles de Santiago antiguo, tras la llegada de la Compañía de Jesús al sector se introdujo el nombre de “calle atravesada de la Compañía” ya que cruzaba la vía donde se instaló la orden religiosa.

Dada la importancia de los edificios que se construyeron a sus costados, ya para el año 1702 era una calle empedrada. En esta se instalaron los monasterios de las Agustinas, los Jesuitas y el Colegio Convictorio de San Francisco Javier, y más tarde La Real Aduana (1805, hoy Museo Chileno de Arte Precolombino) y el Tribunal del Consulado (de 1807, demolido para la construcción de la actual Palacio de los Tribunales de Justicia).
Según cita Laborde, también funcionó aquí la que fuera la fonda más concurrida hacia 1798. La de Francisco Lampaya y en donde junto a la diversión también se producían excesos y riñas a cuchillo.
Sin embargo, el nombre tal como lo conocemos hoy nació a propósito de la celebración de las primeras Fiestas Patrias de 1819, hace 200 años. En la esquina de Bandera y Huérfanos se ubicaba la tienda de Pedro Chacón Morales, abuelo de Arturo Prat Chacón, quien para llamar la atención del publico izó una bandera de gran tamaño en el portón de su local. “No había terminado la mañana cuando ya toda la ciudad supo de la bandera; la popularidad fue instantánea. Y ya su tienda no se conoció con otro nombre, se iba a comprar telas a ´la bandera´; por lo demás, Chacón la mantuvo por años como su amuleto de la suerte”, relata Laborde sobre el negocio que venía hilos de oro y plata y artículos de procedencia francesa. Su dueño llegó a ocupar el cargo de diputado.

En 1900 y pese a la oposición de los vecinos y la misma municipalidad -que defendía un histórico árbol conocido como el rompecabezas- se instalaron las líneas del tranvía. Con la entrada del siglo XX aumentó el comercio y por la calle se instalaron la Mueblería París y Los Gobelinos; y posteriormente el edificio de La Bolsa (1917), el Banco O´Higgins (1918) y el Banco de Santiago (1930).
Hoy es un colorido paseo peatonal, el llamado Paseo Bandera que partió como una intervención urbana temporal mientras se extendieran los trabajos del metro, pero que terminó quedándose para el disfrute de sus transeúntes.



Calle Dieciocho: Palacios y mansiones
Inserta en un barrio histórico, fue junto a calle Ejército, la principal vía para el desfile de las tropas del ejército en conmemoración de la Independencia. Mientras la primera conducía al campo de Marte, hoy Parque O´Higgins, por calle Dieciocho desfilaban los carros y los soldados en dirección al Palacio de La Moneda. Su nombre se debe precisamente a la fecha de la Primera junta de Gobierno: 18 de septiembre de 1810.
Según Brugmann Restauradores, su primer nombre fue el de Callejón de Ugarte, dado que perteneció al presbítero Bartolomé Ugarte quien lo vendió para financiar parte del nuevo colegio jesuita del sector.

Tras la construcción del Parque Cousiño en 1873, pasó de ser un sector de chacras y quintas a la arteria más cotizada de los santiaguinos, emulando el estilo de las calles aristocráticas de París y siendo el lugar de residencia de las familias más acaudaladas de la época. Se construyeron aquí los Palacio Iñiguez y Eguiguren, el desaparecido Palacio Echaurren y las mansiones de la familia Morandé Campino, Luis Besa y de Abdón Cifuentes. Además de la casa que proyectara el arquitecto Esteban Orlando Harrington y por su puesto el Palacio Cousiño, construido entre 1877 y 1878 por encargo de la rica viuda del empresario Luis Cousiño, doña Isidora Goyenechea.
“La casa de la familia Morandé Campino, conocida por ser una de las más suntuosas de Santiago, fue pedida por el gobierno para alojar al Príncipe Heinrich de Prusia y su mujer la Princesa Irene de Hessen, nieta de la Reina Victoria y prima de la desdichada última zarina. Se cuenta que para la cama de la princesa el señor Morandé pidió prestado a doña Olga Lyon de Cousiño una riquísima colcha de encajes ingleses, comprada en una exposición de artes y manufacturas en Paris. Mucho más famosa fue esta casa por el baile que se dio en 1913, donde debutarían las más célebres bellezas de la época y que pudo no haberse realizado, pues la noche anterior el río Mapocho se desbordó inundando la Alameda y la calle Dieciocho, incluido el jardín del señor Morandé”, relata la investigación de Brugmann.cl.

Rodeada de mansiones de estilo neoclásico francés y epicentro social, era tal su importancia que llegó a ser cubierta con adoquines de madera para que los vecinos no se perturbaran con el paso de los caballos y los carruajes. Su auge se mantuvo entre 1880 y 1920.

Al estallar la Revolución de 1891 muchas de las propiedades fueron víctimas de saqueos y destrucción, sensación de miedo que se repitió en 1906 con el Mitín de la Carne y la crisis económica de 1929 que terminaron por provocar el éxodo de las familias y el deterioro de las propiedades.
Si bien el barrio fue declarado como Zona Típica en 1983, hoy es más bien un barrio universitario y muchas de sus casas se encuentran en evidente estado de deterioro.
Más info de Calle Dieciocho en Brugmann.cl