La obra de la artista viva más importante de Japón está en Chile. En el Centro de las Artes 660 puedes vivir la experiencia del mundo Yayoi Kusama. Y decimos experiencia, porque no sólo es cosa de mirar las más de 100 obras que componen su restrospectiva, si no que precisamente se trata de abrir los sentidos a una trama de puntos, luces fluorescentes y formas fálicas en donde la repetición es la clave.
Fuimos este sábado al primer día de la exposición y todo apunta a que en Santiago se repetirá el fenómeno ocurrido en México, Argentina y Brasil, donde la muestra ha sido éxito de audiencia. Sólo en las primeras tres horas, más de 250 personas ya habían entrado al mundo de lunares y redes de esta precursora del arte pop, que ha traducido su obsesión compulsiva y alucinatoria en expresión pura.
El recorrido laberíntico, que proyecta el pensamiento circular y envolvente de Kusama, parte con sus trabajos de la década del 50. Una decena de óleos, acuarelas y tintas oscuras que expresan el ambiente catastrófico después de la Segunda Guerra Mundial. Ya en estas pinturas se asoman los puntos que la distinguirán el resto de su carrera, como en su obra La Partida en donde lunares negros sobresalen de un papel de seda rojo.
En la segunda sala, la obsesión, de la también poeta y diseñadora de moda, queda totalmente al descubierto. Obsesión por el infinito y también por el sexo.
Acá te encuentras con las pinturas de la serie Infinity Net (Red infinita), semicírculos de pintura blanca trazados sobre un fondo negro, que la artista produjo a finales de los 50, muchas veces en jornadas maratónicas en donde no se detendía ni a comer ni a dormir. (Kusama pintaba a lo ancho de un gran rollo de lienzo que después cortaba al tamaño de los bastidores. Así creaba la impresión de que sus redes se extendían más allá de la tela).
Su obsesión por el sexo, queda plasmada en falos hechos de telas rellenas, que colocó dentro de zapatos, vestidos, tazones y bandejas. Y también como cubrepiso en una sala con paredes de espejos, en la que fuera su primera instalación ambiental cerrada, de 1965. Se trata de Infinity Room – Phalli’s Field (Sala de Espejos del Infinito – Campo de Falos), en donde sólo puedes estar 20 segundos, con el tiempo justo para marearte entre los reflejos y tomarte la anhelada foto. “Ese es el tiempo que dio la propia artista para lograr el efecto esperado” me cuenta una de las guías.
Más adelante te esperan otras dos salas en donde tú como visitante completas la obra. La primera I’m here, but nothing (Estoy aquí, pero nada), una sala a oscuras con un comedor, living y escritorio, donde los muebles están cubiertos de lunares fluorescentes y que fue la obra con la que en 1990 Kusama rompió su silencio creativo de tres décadas. Se podría decir que ésta recrea el escenario de sus traumas más internos, porque desde niña ha vivido en una realidad de alucinaciones cubierta de puntos y manchas. De hecho, en 1977 la propia artista se internó en una institución siquiátrica, lugar en el que vive hasta hoy y que se encuentra cercano a su taller en donde continúa trabajando durante el día.
La segunda es Infinity Mirrored Room – Filled with the Brilliance of Life (Sala de Espejos del Infinito – Lleno del Brillo de la Vida) de 2011, en donde por un camino a oscuras, rodeado de agua, cuelgan luces que cambian de color, creando una atmósfera que recuerda la imagen que podrías tener del Universo. La alucinante secuencia que parpadea incluye también un corte a negro completo, justificado por la razón de que el infinito también tiene oscuridad (!).
La exposición, que incluye material de archivo, un video de la artista en la actualidad cantando en japonés y sus obras en acrílico más recientes del año 2012, cierra cuando un guía te pasa una hoja con lunares autoadhesivos. Ahí la experiencia termina contigo colocando círculos de colores en una sala completamente blanca, que hora a hora se inunda de cientos y cientos de puntos.
** Ten en cuenta **
- Ir temprano o con paciencia para evitar aglomeraciones. Si bien la entrada es liberada, se ingresa a la exposición en grupo de 130 personas cada media hora. Debes pedir una pulsera que marca tu horario y esperar tu turno. Lo otro es pagar para las visitas guiadas que parten a las 18:00 horas.
- Sólo puedes fotografiar las instalaciones.
- Mira el contador que se ubica al costado derecho del ingreso para ver qué número de visitante eres.
- Conversa y responde tus dudas con Camilo de la Paz o Gabriel Peña, dos de los estudiantes de arte que conforman el staff de guías. Te contarán entre otras cosas que las pinturas de la artista no tienen una orientación definida, ya que Kusama pinta y va haciendo rotar el lienzo.
Dónde: Rosario Norte 660, piso – 2. Las Condes
Cuándo: Hasta el 7 de junio de 2015. De lunes a domingo de 10 a 16.30 horas (entrada liberada) y de 18 a 19.30 horas (visita especial con guía a $5.000 general y $3.000 estudiantes y tercera edad).
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