La importancia histórica del fundo El Guanaco de Huechuraba, una batalla perdida de la Guerra Civil de 1891 y el hallazgo de un megaterio en Conchalí en 1966, son parte de los relatos que aborda el cronista urbano en su libro y también en los contenidos de su blog Historias de Huechuraba.
Observación, curiosidad y perseverancia. Esos son los tres ingredientes que han motivado a Juan Carlos Arellano Yévenes a recopilar la historia de su comuna natal Conchalí.
Atento a las historias que le contaban su abuelo y su padre, quedó marcado cuando por primera vez escuchó sobre el animal prehistórico encontrado a poca distancia de su casa. El hecho ocurrió el 13 de septiembre de 1966 en el fundo El Guanaco, en terrenos que actualmente se encuentran en Huechuraba. Aquí Luis Sandoval, trabajador de la fábrica de cerámicas Princesa, se topó mientras excavaba con los restos fósiles de dos megaterios, género extinto de mamíferos de 8.000 años, emparentados con los actuales osos perezosos. La historia que lo impactó de niño, hizo que de adulto se empecinara en encontrar el lugar exacto del hallazgo y emprendiera una campaña por proteger los terrenos y evitar el levantamiento de proyectos inmobiliarios en el lugar.
Desde el año 2016 comenzó a escribir y a recopilar toda la información posible de su entorno, como los estudios del Mapocho Incaico del arqueólogo Rubén Stehberg con quien ha realizado charlas sobre el camino que utilizaron los incas y luego los conquistadores españoles, además de los descubrimientos precolombinos del sector, donde se cuentan las acequias de Huechuraba y Quilicura que habrían utilizado los indígenas. También ha investigado sobre historias menos conocidas como el de un enfrentamiento de la Guerra Civil de 1891, del cuál 129 años más tarde, se encontraron una bayoneta y un proyectil que habrían sido utilizado en el conflicto.
Sus relatos -que tuvieron eco en distintos medios de comunicación- propiciaron continuar sus investigaciones entrevistando a las familias Undurraga, Ried y Díaz de Valdés Johnson, que vinieron a terminar de “atar los cabos sueltos”, como indica, de la historia local de Huechuraba y Conchalí. Tras el interés generado en la comunidad y también en personas fueras de estas comunas, escribió el libro “Historias perdidas del norte de Santiago” editado por la Casa Caronte y que en 83 páginas presenta sus principales hallazgos de los últimos años.
“Tengo harto material, este libro es más bien introductorio, un trazado para poder profundizar posteriormente. También dispongo al final de toda la biografía para quien se interese desde ya”, indica Juan Carlos, analista informático de profesión y socio honorario del Instituto José Miguel Carrera.
Los contenidos del volumen han llamado la atención de los colegios de la comuna, algunos de los cuales han incorporado las temáticas en sus clases. “Me di cuenta que a los niños les gustaba la historia, entonces el libro de alguna forma tiene que ser para que un cabrochico lo pesque, lo entretenga y quede con ganas de salir ojalá a los cerros, de salir a buscar restos de dinosaurios. Ellos lo han disfrutado mucho”, recalca el investigador, quien ha realizado charlas también en establecimientos escolares de La Cisterna, San Bernardo, Recoleta y Conchalí.
Actualmente, a la espera de que se levanten las restricciones de desplazamiento, prepara recorridos por los cerros de Huechuraba, para reeditar las visitas que realizó antes de la cuarentena y en donde llegaron hasta 200 personas. “Estamos trabajando con Turismo Cocha para traer gente de empresas y personas que vivan fuera de Santiago. La idea es que puedan conocer más sobre el Camino del Inca, la Casona Pío Díaz de Valdés y todas las historias de este sector. También me llamó la Federación de Trekking y Andinismo porque precisamente uno de los recorridos pasa por un cerro privado, del cuál tengo los permisos para entrar. Estoy contentísimo, porque es hay harta ramificación desde cuando partí”, comenta feliz.
Un apronte será la celebración del próximo Día del Patrimonio, donde -si las medidas lo permiten-, realizará junto al grupo de recreacionistas históricos Reenactor Chile, la ruta usada hace cinco siglos, tanto por la cultura Inca, en un comienzo, como por conquistadores españoles, posteriormente.
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