Lo que más hace Javier Barriga en su vida, es pintar. Seis horas al día en promedio, de lunes a domingo. Si no es en el taller de calle Seminario en Providencia, es en alguno de los murales con los que se ha tomado la calle, esos que nos han inquietado con la espalda de una misteriosa mujer de largas trenzas rubias, en Santiago, San Miguel y Providencia.

Con música clásica de fondo, y de vez en cuando hip hop, es capaz de terminar una obra en tres semanas.

Parte tomando una fotografía, casi siempre de alguna amiga, la que le sirve de base para su obra, invariablemente realista. Con pinceles y óleos sobre tela, o con spray y brochas en la pared.

La primera vez que se sintió pintor, fue al egresar de diseño, cuando le tocó responder la pregunta y de qué voy a vivir ahora. Respuesta que lo llevó a inventar y disfrutar un curso electivo de graffiti en el Santiago College (de donde es ex alumno) y a pintar encargos de todo tipo: desde unicornios, gente fallecida y bomberos, hasta frutas, barcos y atardeceres. Pintaba para subsistir y en paralelo, experimentaba para dar con su sello.

“Habían muchos cuadros que ni terminaba, muchas telas que se fueron a la basura, y cosas que hasta me daba vergüenza mostrar, algunas con errores garrafales. Fueron como cuatro años de búsqueda del tema y hace tres encontré el tema”.

corazonmini ¿Y cuál es el tema?
Retratos femeninos, mujeres de espalda.

corazonmini ¿Por qué de espalda?
Me asustaba hacer retratos, lo encuentro muy difícil. Son muchas facciones, las exigencias son demasiada altas y las exigencias que me pongo yo, también. Me abruma, no me he sentido preparado y también está vinculado a pinturas que he visto, Andreu Wyeth y su serie de retratos. Vi que tenía un personaje con trenzas de espaldas y ahí lo pinté con otra luz, con mi estilo y antes de terminarlo lo vendí. Dije aquí pasa algo, hay algo de esto que a la gente le gusta.

corazonmini El pintor de las trenzas…
El tema de las trenzas es bien pregnante, entonces he insistido. Hay algo de las trenzas, que me hablan, algo que se ordena. Hay una cuestión matemática en la trenza, geometría que habla de lo estructurado que soy para pintar. Tengo un método y soy súper respetuoso de esa técnica.

«Balsa», óleo sobre lino, 112×187 cm.

corazonmini Técnica realista que se aleja de lo que vienen haciendo la mayoría de los artistas contemporáneos
A mí me gusta desenmarcarme de lo que es el arte contemporáneo y el arte en general. Para ser bien honesto no es algo que me interese mucho, no voy a muchas exposiciones de arte, y del arte contemporáneo me declaro muy tonto para entenderlo en la mayoría de los casos, no entiendo ni siento, y finalmente la experiencia es aburrida. Lo mío tiene que ver más con los oficios. Me siento más cerca de alguien que trabaje el cuero, que haga cerámica, eso para mí es la pintura y con la escena del graffiti y los muralistas. Historia del arte sí, me interesa súper harto, pero sé del 1900 para atrás, del siglo XX cacho muy poco.

Mi amor siempre fue la pintura clásica, la pintura realista, el claroscuro, aunque pinto a otros ritmos, con otras metodologías. Lo que pinto no se puede enmarcar dentro de eso porque estamos en el 2016 y uso fotos, proyectores, mis herramientas son otras pero lo que a mí me llama es el barroco, su tipo de iluminación, las vestimentas.

corazonmini Y si también con claroscuros uno puede sentir cosas y no necesariamente entender, ¿puedes reconocer en qué estado anímico estabas al ver una obra tuya?
Hay cuadros que son pequeños extractos de mi diario de vida, cuando el personaje tiene una importancia y hay una historia detrás, pero también hay cuadros o murales en que la modelo no tiene nada que ver conmigo y el tema es simplemente que salió de una sesión de foto y logré hacer un buen trabajo con eso… pero siento que en cada pintura que hago, aparece algo que es muy mío, que no tiene que ver con la modelo, sino con algo de nostalgia y dedicación. La nostalgia… generar un momento de bajar un poco el ritmo, de contemplación, de generar una pregunta.

corazonmini A algunos nos pasa que cuando el ánimo anda mal, uno se pone más creativo ¿te pasa algo parecido?
Mal tiene varias acepciones. Estando deprimido no puedo hacer nada, pero triste que es otra cosa, puedo llegar desgraciadamente a la conexión máxima con mis habilidades, y que toda la energía confluya súper bien. Triste por amor es el temple anímico perfecto para trabajar, pero no es algo que ande buscando.

corazonmini  Las mujeres que pintas son similares, pareciera que fuera siempre la misma
No, pero hay una amiga que es la modelo que más he usado, la que está en el mural de Santo Domingo. Son parecidas por los pelos, los peinados, pero generalmente son distintas.

corazonmini ¿Cuándo dices a esta mujer la puedo retratar? Hay algo en común que te debe llamar la atención…
Me gusta pintar una idea, que no tenga edad, ni carnet, ni identidad específica. Busco mujeres que de espaldas puedan ser neutrales a los tiempos, clásicas, que trasciendan el paso del tiempo. Podrían tener 7 o 38 años… Y lo otro es que busco pelos claros, como pinto claroscuro eso me da más matices, lo que funciona como una provocación involuntaria. Mis amigas dicen que soy un nazi y he recibido una serie de críticas que me las tomo con humor también, porque la razón es más plástica y formal. Estoy discriminando en la elección del modelo, si dijese sólo pinto morenas sería lo mismo, pero no sería tan juzgado.

Si pintara mujeres con pelo más oscuro, se me empastarían con los negros, con el fondo. Entre más claro, más le puedo rebotar la luz y cada vez busco incluir más información en mi trabajo. Entre más  hebras del pelo, mejor lo voy a poder pintar, le puedo dar más profundidad.

«China» en Museo a Cielo a Abierto de San Miguel. Crédito de foto: Javier Barriga

corazonmini Tienes un registro del mural de San Miguel en donde se entrevista a alguien que precisamente analiza el estereotipo de la rubia de una manera diferente

El que habla es un vecino  (míralo aquí) de allá y él hace la mejor de las lecturas. A la gente le gustan los colores, o dicen es una rubia ‘cuica’, pero él no lo ve como algo malo, lo entiende desde donde viene la provocación, pero nadie hace ese tipo de lectura, eso es muy profundo. Lo que sí, me escriben harto diciendo que les gusta mi trabajo, que lo aprecian y me agradecen porque dicen que es un regalo a la ciudad.

Salir a la calle

Javier vivió toda su infancia y adolescencia en Las Condes, comuna en donde prácticamente no hay graffitis. A los 13 enganchó con el skate y ahí se adentró en este mundo que vino a complementar sus estudios de pintura clásica. Pero fue en el año 2012, cuando tuvo su primer contacto con el mural de estilo realista. “Ahí empecé a pintar con la lata”, nos dice de la invitación que recibió para pintar en un festival, en momentos en que estaba realizando una residencia artística en París.

“Veo mucho potencial en el uso de la lata, para mí usar la lata en la calle es como hacer un guiño a los pintores de fresco de las iglesias, la veo muy noble y puede llegar a ser algo muy religioso el vínculo que uno tenga con este medio. Es bakan esa dicotomía que con lo mismo que yo esto pintando mis murales hay gente haciendo tag, que a mi me encantan aunque yo entiendo que a nadie más”.

Una de sus primeras obras en la calle, específicamente en General Bulnes con Huérfanos en Barrio Yungay. Crédito de foto: Javier Barriga

corazonmini ¿Cómo fue el proceso de salir a la calle una vez que regresaste a Santiago? ¿Fue algo complejo?
Implica más preparación. En la calle pinto con plantillas si es que no puedo proyectar, pero la verdad es que bastante parecido. Llevaba años jugando con las latas pero no cachaba que se podía hacer realismo a ese nivel, la gente que hace graffiti maneja la técnica, lo otro son las nociones para crear un retrato y eso lo tenía con la pintura.

corazonmini ¿Sientes que hay más respeto por tu trabajo al tratarse de retratos realistas, que la gente respeta ese arte parecido al que nos enseñaron en el colegio, más clásico?
Tiene que ver con el espacio, porque vinculamos una pintura a un museo y un museo es un espacio de respeto. Desde ahí es mi cruce. Trato al muro con el mismo respeto que tengo al entrar en un museo porque mi observación es que la gente no entra mucho a los museos, entonces por eso decido pintar en la calle y tiene sentido. Además es mi manera de hacer frente a la publicidad, porque tienen invadido nuestro espacio público  y nadie nos está compensando por lo feo que se está volviendo nuestra ciudad. Es un hacer frente desde el arte, generar una obra que genere impacto y que no sea una obra publicitaria.

corazonmini En ese sentido, ¿cuándo pintas en el espacio público, cómo escoges el muro?
Se puede pintar en cualquier lado, pero no es por barrio sino por confluencia de gente y cómo se usan los espacios. Pinto en Santiago Centro porque ahí es donde pasa más gente, tiene más que ver con mi proyecto de museo callejero. La vida de barrio de Vitacura es fome, no pasa nada, no me interesa pintar en esos barrios porque esa gente también tiene acceso a la cultura, porque así está la cosa en Chile. Si tenís plata tenís acceso a mejor educación y eso te permite acceder a la cultura y saber un poco más. Yo prefiero instalar mi obra en lugares donde hay más gente.

corazonmini Y finalmente, ¿qué se viene ahora? ¿alguien que quieras retratar o un lugar especial donde pretendas pintar?
Santiago es mi norte siempre, me interesa pintar acá , hay una cantidad de muros ciegos gigante y todavía no se ha explorado y eso va a pasar y yo quiero estar ahí cuando empiece.

Ahora me voy a Florencia a hacer un taller de retrato por dos meses, y de ahí viajo otros dos más. Lo que quiero empezar a hacer ahora son retratos en vivo, eso si habla de otros tiempos, estar concentrado, tranquilo. Resolver ahí con el modelo en frente. Esa es otra pintura, más fluida, incorporar la variante presencial de la pintura, y el diálogo para estar con el otro.

Pieza oscura, óleo sobre tela, diámetro 100 cm.

 

“Pileta de Agua”. Plaza Las Lilas, Providencia. Crédito de foto: Javier Barriga

«Ganza» mural en calle Santo Domingo con Miraflores. Crédito de foto: Javier Barriga

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