Han pasado más de cinco años desde que Doris Erwin y tres de sus amigas -la diseñadora Verónica Novoa, la arquitecta Alejandra Rosati y la paisajista Claudia Zunza– se pusieron como meta recuperar con belleza y calidad los abandonados jardines del Hospital del Salvador.
Fue entonces cuando crearon la Fundación Inspira, desde donde han llevado adelante el proyecto financiado por la empresa privada, y que es posible gracias al trabajo conjunto con la comunidad hospitalaria. Tanto médicos, como familiares e incluso pacientes han sido parte del equipo que en este primer lustro ya ha habilitado, en el recinto de Providencia, seis de los diez jardines que tienen posibilidad de “volver a la vida”. En total, 2.235 metros cuadrados que pasaron de la tierra dura y uno que otro árbol, a frondosas áreas verdes diseñadas por paisajistas y que cuentan con especies y mobiliario de primer nivel.
“No sólo recuperamos las áreas verdes sino que creemos que nuestro plus más grande, es que lo hacemos con la participación de la comunidad hospitalaria desde un inicio”, nos recalca Doris, a quien conocimos el 2015 cuando ya habían partido con la renovación de los patios de Los Naranjos y los ubicados al frente del laboratorio de toma de muestras de Rayos X y al de Hospitalización Domiciliaria. Desde entonces, crecieron los árboles y las plantas, se polinizaron las flores y también se recuperaron otros tres espacios: el del El Ceibo (conocido así por el gran árbol de esta especie); el Parque Alméz en el área de cirugía y el de la Fuente donde se instaló un torrente de agua.
Beneficios directos para el recinto hospitlario que atiende a nueve comunas (ocho dentro de la Región Metropolitana más Rapa Nui), con más de 40 mil personas al mes y un equipo de 2.400 funcionarios.
Jardines que dignifican
En las áreas verdes recuperadas, el ajetreo y las circunstancias de dolor y ansiedad que generan las enfermedades tienen un respiro. En las mesas del jardín, dice Doris, “te encuentras con pacientes en pantuflas, más allá con los médicos y alumnos de medicina, y también los familiares”. A ellos se suman los voluntarios que llegan de diferentes comunas y que una vez al mes se preocupan de la mantención profunda, y los funcionarios más entusiastas que han agregado a los espacios, huertos, neumáticos transformados en maceteros y decorativos banderines de tela.
Así, el trabajo de la Fundación Inspira, de la mano de la Fundación Cosmos, se ha basado en tres líneas de acción: la del voluntariado, la de la capacitación del personal de aseo del hospital y la consigna irrenunciable de siempre recuperar los jardines con la mejor calidad posible, “dignificando el lugar, para que también se dignifique a las personas que lo usan”.
“Hay pacientes que han dicho que en los jardines se olvidan de que están en un hospital, y es cierto porque en el jardín te sientes sano. Los jardines sanan emocional y espiritualmente”, enfatiza Doris, de profesión trabajadora social.
Es tal la información recopilada en estos años, que el equipo de la Fundación se ganó un fondo concursable del Ministerio de Desarrollo Social en la línea de Análisis de Experiencias para realizar durante ocho meses una investigación sobre cómo los jardines tienen un poder terapéutico.
Y eso no es lo único. A lo del Salvador, se suma la recuperación de los jardines en el Pequeño Colotengo de Cerrillos, la plantación de árboles en el antiguo Hospital San José y los más de 35 pedidos de la primera a la décima región del país para “trasplantar” el modelo.
Una tremenda y maravillosa iniciativa de la que puedes ser parte. Si quieres ser voluntario es cosa de ir el último sábado de cada mes al patio de Los Naranjos del Hospital del Salvador en horario de 9.30 a 13.00 horas. Ahí te estarán esperando para formar equipos e ir directo a poner las manos en la tierra.