Es imposible no pensar, estando en el renovado Museo de Arte Precolombino, que los mismos cántaros, platos y escudillas que usaron Inkas, Diaguitas y  otras culturas prehispánicas, sobrevivieron  entre 600 y mil años, con todos sus días y sus noches, para estar ahora detrás de una vitrina. Las mismas cerámicas moldeadas por ellos, las prendas que usaron, sus joyas, gorros e incluso sus huesos están ahí a la vista de todos.

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En el -1 se emplaza la nueva sala Chile antes de Chile, un magnífico espacio de 450 m2 con 8 metros de altura que nos traslada a nuestros lejanos antepasados. De hecho, la misma zona que alberga la colección  fue un sitio de excavación donde se encontraron restos inkaicos. “El famoso camino del Inka corría por avenida Independencia hasta el río Mapocho, luego seguía por la calle bandera hasta el Cerro de la Compañía. Allí, una fortaleza defendía la zona de los indígenas de más al sur y marcaba el límite meridional del Imperio Inka” dice una de las descripciones.

Y sigue: “El Estado Inka retribuía el trabajo de las personas con grandes festines, usualmente regados con abundante chicha, cerveza andina de maíz. Los aríbalos inkaicos eran los cántaros chicheros por excelencia. Hallados en gran cantidad en los sitios arqueológicos de la cuenca de Santiago, son prueba segura de estos festines estatales. Estos, al igual que los platos y escudillas, combinan formas inkaicas con diseños de las culturas Aconcagua y Diaguita. Estos últimos, los principales aliados de los Inkas en la conquista de la zona central”.

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Ya en el segundo piso, sorprenden los tesoros del resto de América. Figuras humanas de cerámica con las mejillas hinchadas, que dan cuenta de la coca que masticaba la cultura capulí (norte del Ecuador, 800 – 1.500 AC). Otras de oro, llamas y lagartos que se salvaron de morir fundidas por los españoles. Un espejo de carbón de los Chavín de los Andes, que aún tiene reflejo (700 – 1.550 AC) y hermosos textiles y bordados tejidos con agujas de cactus.

Realmente imperdible. Si aún no vas, aprovecha los primeros domingos de cada mes, que tiene entrada liberada. Y ojo con tres historias más: los juegos de pelota que terminaban con los perdedores decapitados, los jardines de plantas, flores y pájaros de oro y el quipu inka con 586 cuerdas. El increíble sistema de contabilidad que almacena 15.024 datos. ¿Para qué eecíficamente? nadie sabe.

Dónde: Bandera 361, metro Plaza de Armas
Cuándo: Martes a Domingo de 10 a 18 hrs.
Cuánto
: Entrada general: $3.500 / Tercera Edad: $3.000 / Menores de 12 años no pagan / Domingos gratis

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