Próceres y selknam. Las estatuas de Manuel Baquedano, Pedro de Valdivia, Andrés Bello y las cuatro esculturas públicas que se miran al sur de la Plaza de la Ciudadanía, son parte de la veintena de figuras intervenidas con cinta adhesiva blanca (masking tape) que simulan las líneas con las que el pueblo de Tierra del Fuego pintaba sus cuerpos a la hora de los ritos de iniciación.
Se trata de Resurrección de los muertos, obra del artista visual Enrique Matthey que busca redescubrir y llamar la atención sobre los monumentos ubicados en el eje de la Alameda, entre Plaza Italia y avenida Brasil, además del que está ubicado en la Plaza de Armas, en honor al fundador de Santiago.
El también docente de la Universidad de Chile ocupó 4.400 metros de cinta, sin provocar daño alguno en el bronce de las esculturas. Y contó con los permisos respectivos, de municipios, Intendencia y el Consejo de Monumentos Nacionales.
Al conocer las reacciones de su acción que han ido desde la sorpresa a algunas críticas, Matthey simplemente dice: “el objetivo es hacer que todo aquello que se ha vuelto invisible por el hábito, se vuelva visible con un gesto mínimo que produce una interrupción, la simple postura de una cinta”.
Y así tal cual es. Estos días hemos mirado las esculturas de otra forma, muchos han releído sus leyendas o reparado por primera vez en quienes son los hombres (todos son hombres!) detrás de estos monumentos y de paso, reflexionar sobre el patrimonio y el desaparecido pueblo selknam.
Para quienes aún no las han ido a ver, tienen hasta este sábado. Si no, toca esperar el trabajo audiovisual que está realizando sobre el tema, Ignacio Agüero, nuestro documentalista chileno favorito.