El Caupolicán está lleno y entre las más de seis mil personas que esperan que comience Elvis On Tour, hay uno que está especialmente nervioso.
David Donoso tiene 10 años y destaca entre la multitud. Viste pantalones blancos acampanados, camisa con brillantes y una capa dorada que nos recuerdan al rey del rock en su última etapa. Hace tres meses le pidió a sus papás que le compraran la entrada para ir al concierto tributo y hoy es su gran día. “El año pasado lo llevamos vestido de Elvis, pero ese show se suspendió, así que esta vez volvimos, le mandamos a hacer otro traje y esperamos con ansias que partan”, me cuentan Robinson y Marce.
Cuando le pregunto por qué le gusta Elvis Presley, David responde rápido: que una vez que su papá le mostró sus canciones, quiso ser como él. Empezó a peinarse como el rey (hoy se hizo el hopo con jugo de limón), a ver sus videos por youtube y a aprenderse todo los detalles de su vida, menos sus canciones porque aún le falta por aprender inglés. Casi como si fuera una prueba de colegio, se sabe de memoria la fecha del día en que nació, dónde vivía, lo extraño de su muerte e incluso las teorías que hablan de que Elvis habría pasado por Chile y Argentina y que indican que aún estaría con vida. «Hoy tendría 81 años y yo feliz iría a verlo», afirma.
Nos acercamos al escenario y por unos momentos pareciera que la estrella es él. La gente chifla y grita cuando las luces lo muestran, se le acercan a tomarse fotos y uno le regala unos lentes con patillas para completar su atuendo. “No puedo esperar ni un minuto más” me dice ansioso, y se le nota, porque apreta fuerte las orillas de su capa que le llegan más abajo de la rodilla.
Al fin parte el show y la primera parte es de Justin Shandor, quien recrea los años sesenta.
Ahí está el doble de Elvis, delgado, joven, vistiendo chaqueta blanca y corbatín dorado, y moviendo las caderas que hacen gritar a la platea y a toda la galería especialmente cuando canta Blue Suede Shoes y Jailhouse Rock.
David sigue atento el espectáculo, pero recién se para de su asiento cuando después de 45 minutos y tras una gran fanfarria, aparece Shawn Klush, quien interpreta los últimos años del rey vestido de blanco y pantalones acampanados.
El griterío es fenomental y nuestro gran fan saluda al ídolo desde lejos. Klush le regala una uñeta, luego un pañuelo y finalmente lo menciona como el “little boy”. David no logra subir al escenario, pero cumple su sueño de estar cerca de uno de los más importantes tributos de Elvis Presley que nos emociona con Love me tender y Falling in love.
Terminado el concierto, el pequeño rey está contento y le muestra a sus papás los recuerdos de la noche. Lo diviso nuevamente a la salida, comprando todo pañuelo, tazón y foto posible.
Del kiosko de la esquina, la radio nos hace escuchar de nuevo Blue Suede Shoes. Y yo pienso en Wonder of You, Suspicious Minds y en que Elvis hay uno solo.
Quisiera agradecer a la organización de este espectáculo por darnos la oportunidad de vivir y revivir a nuestro ídolo , estuve ahí y puedo decir que fue muy emocionante estar tan cerca de aquellos, dos tributos que me hicieron olvidar que que Elvis ya no está en la vida terrenal al igual q ese niño que estuvo ahí yo estuve cuando Elvis vivía y vi todas sus películas cuando pequeño.