Es difícil amar Santiago bajo un calor infernal. Sólo un hipotenso podría estar feliz con 33,4 grados a la  sombra… Pero como en todo, cada circunstancia tiene su lado amable.

Los mortales con sangre caliente tienen a su disposición la rítmica Fuente del Bicentenario, esa que baila a un compás musical imaginario en pleno Parque Balmaceda. Sus 68 metros de agua fresca, que suben y caen, son hipnóticamente un refresco para los ojos y también para el cuerpo, que recibe las gotas arrastradas por el viento.

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Ayer, después de caminar varias cuadras acaloradas por Providencia, pude ver como pololos, madres e hijos esperaban esa bruma inventada. Una pausa refrescante y gratis que de noche se convierte en un hermoso espectáculo de colores. De hecho, el lugar es muchas veces escenario de películas y documentales y también ambiente de fondo para momentos especiales de la vida real, como pedidas de pololeo, matrimonio, declaraciones de amor… en fin, puro romanticismo acuático.

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