A 60 metros de altura y con una vista de 360 grados. Hace tres años, un 3 de abril se inauguró el mirador del Santuario Nacional Templo Votivo de Maipú desde donde se tiene una panorámica privilegiada de Santiago.
“Es el único mirador de la Región Metropolitana de donde se puede observar la ciudad desde el poniente, desde aquí vemos el contraste urbano rural, la cordillera del oriente y de la costa” nos dice Marcelo Cifuentes, guía del lugar desde los inicios.
Orgulloso de hablar tres idiomas, tiene una memoria envidiable para dar cuenta de fechas, anécdotas y detalles de la historia de esta plataforma que recibe cada mes cerca de tres mil visitantes, incluidos extranjeros de lugares tan dispares como Nueva Zelanda, Escocia y República Checa. “La gente que viene tiene otros credos, no necesariamente son católicos” apunta Marcelo.
Desde el mirador se puede ver allá lejos, la ciudad con sus edificios (obviamente también el Costanera Center que tiene a simple vista misma altura que el cerro San Cristóbal) y a corta distancia, marcado con un obelisco, el punto exacto en donde Bernardo O ‘Higgins y José de San Martín se dieron el histórico abrazo. Y es que en este sector, se libró el 5 de abril de 1818 la famosa Batalla de Maipú, donde las tropas del Ejército Libertador de Chile y Argentina vencieron a los realistas consolidando así la independencia.
El guía comenta que “los españoles fueron derrotados en las inmediaciones de la Hacienda Lo Espejo, hoy Hospital de Maipú, después de una batalla que duró seis horas”.
La existencia del Santuario Templo Votivo de Maipú es producto de una promesa que hiciera O ‘Higgins a la Virgen del Carmen. La historia dice que en marzo de 1818 los patriotas se reunieron en la Catedral de Santiago pidiendo el término de la guerra y prometiendo un majestuoso santuario en honor a la Virgen cuando el conflicto terminara.
“En el mismo sitio donde se de la batalla y se obtenga la victoria, se levantará un Santuario de la Virgen del Carmen, Patrona y Generala del Ejército de Chile” prometió el padre de la patria.
De esta forma, asegura Marcelo, el Santuario es el único que surge en vísperas de una batalla.
Cumpliendo su palabra el 15 de noviembre de 1818, el ya director supremo O’Higgins, acompañado de cientos de peregrinos y soldados, colocó la primera piedra de la Capilla de la Victoria, cuyos muros de ladrillos aún se pueden ver en la entrada del templo. Sin embargo, la crisis económica postergó la construcción y el recinto fue inaugurado recién en 1892.
Casi 50 años después, durante un congreso mariano en 1942 el Cardenal José María Caro hizo ver que no se estaba cumpliendo en plenitud del voto prometido por O ‘Higgins por lo que dictó la construcción de un nuevo y monumental templo “digno de la grandeza de la reina y patrona de Chile“. Se llamó a un concurso internacional y el arquitecto José Martínez, también autor de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile y la Escuela Militar, diseñó la Basílica que demoró 30 años en construirse.
La forma del edificio simula la silueta de la Virgen del Carmen, con su velo por el costado y su manto en la parte posterior.
Los vitrales son obra de Adolfo Winternitz, un reconocido artista austriaco de fama mundial, que llevó a las piezas de vidrio las imágenes de la Virgen, los sacramentos, las parábolas evangélicas y la geografía de Chile. El vitral principal, llamado La Glorificación de la Virgen del Carmen, tiene 300 metros cuadrados de superficie, 29 de alto por 12 de ancho. Sus 100 tonalidades de colores se pueden ver desde la Rosa de los Vientos ubicada en el mirador.
Marcelo revela que Winternitz demoró dos años enteros en montar cada una de las piezas del vitral principal inspirado en un mosaico de estilo bizantino, y que también tiene toques precolombinos que se pueden apreciar en los rasgos de los rostros de la Virgen y el niño Jesús.
En las imágenes de los vitrales también se incluyen cuatro banderas representativas de la historia chilena. De izquierda a derecha, la de España, la de Argentina, la de Chile y la del Ejécito Libertador de los Andes. Y es que sin duda este templo, digno de conocer, une perfectamente lo religioso, con la historia.
Dónde: Carmen 1750, esquina con 5 de Abril.
Más info: santuarionacional.cl
Qué interesante la nota y sus fotografías! La en blanco y negro está espectacular. Lo que sí, todavía no entiendo cómo lo hicieron los turistas de Checoslovaquia para viajar en el tiempo y llegar al 2015 a visitar el templo jajaja.
Ohhh, llegué y traspasé la grabación, seguro quiso decir República Checa. Gracias por la corrección Bárbara 🙂
Hola; Te agradezco enormemente el hecho de que hayas puesto estas fotografías. Te diré que una de ellas, en particular, me sorprendió ya que es muy significativa para mi. Ese día temprano yo estaba en la escuela primaria, y observaba atentamente el intento de aquel helicóptero, de lograr instalar esa cruz en el pináculo del templo votivo. Aquella cruz se movía de un lado para otro; no se si por el viento o por el movimiento del helicóptero, el asunto es que el trabajo de aquel piloto se hacia mas difícil aun. Mis ojos se clavaban en aquella hermosa cruz con la esperanza de que pronto se posara en su lugar y el trabajo fuera consumado. Yo no lo sabia, no tenia ni la mas remota idea; que desde otro punto de aquel Maipu de mi niñez, desde otra escuela en los alrededores de aquel templo votivo, había una niña que también observaba atentamente aquella escena. Fue tan solo un momento en el tiempo, en que dos miradas inocentes se unieron en la misma cruz de Cristo. Esta fotografía es un complemento, una evidencia de nuestra historia. Ese fue nuestro comienzo, ella y yo, sin conocernos, sin saber lo que el destino nos deparaba. Al pasar los años nos conocimos, en otro país, nos casamos y, hasta hoy, llevamos 33 años de feliz matrimonio. Pero nuestros ojos siguen fijados en la cruz de Cristo.