Más de 40 años tiene el edificio de distribución de cartas y encomiendas pertenecientes a Correos de Chile que se emplaza en la Avenida Exposición 211 en Estación Central, a pocas cuadras de la Alameda. Se trata de una gran estructura de seis pisos y dos subterráneos que ocupa una superficie de más de 22 mil metros cuadrados e ideado con toda la tecnología existente en la época. Para muchos, es un verdadero ícono arquitectónico que debiera ser parte de nuestro patrimonio, pero que hoy está a la venta.

Por Carmen Gloria Vitalic

A fines de septiembre se encendieron las alertas. Un aviso en el diario publicaba una licitación para la posterior venta del gigantesco edificio de hormigón armado que se convirtió en la moderna Central Clasificadora de Correos de Chile.

Mediante una carta a sus trabajadores, Correos informó de la decisión que no tiene ningún impedimento jurídico añadiendo que esperan contar con una sede “más funcional” y con mejor conectividad para la circulación de sus empleados. Sin embargo, la medida ha generado la crítica y oposición de diversos arquitectos que reclaman por su conservación.

Un poco de historia
A fines de los 60 se solicitó al Departamento de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas la creación y construcción de un inmueble que sería usado para la recepción y distribución de las cartas y paquetes que se dirigían desde y hacia la capital.

El diseño estuvo a cargo del arquitecto de la Universidad de Chile Boris Guiñeman,  y la dirección de las obras de los también arquitectos Orlando Torrealba y Miguel Rojas. La construcción tomó cuatro años y fue inaugurada en 1974.

Emplazado estratégicamente a un costado de la Estación Central, esta gran edificación de 19.930 m2 divididos en seis plantas (dos de doble altura) y dos subterráneos más dos helipuertos en su techo plano, ocupa un terreno rectangular e irregular de 3.000 m2. Se trata de un único volumen rectangular a base de hormigón con accesos independientes para peatones y vehículos que se diferencia desde lejos por las grandes X que cubren toda la fachada principal.

En su interior se proyectaron 10 pilares rectangulares que también se ven desde la fachada, y que permiten contar con amplias áreas de trabajo y plantas libres en las que se dispuso de cintas transportadoras, montacargas y zona de almacenaje.

El objetivo fue dar mayor funcionalidad y espacio a la edificación, además de permitir el acceso de luz natural durante gran parte del día.

Foto archivo de www.arqmodern.com

La voz de los arquitectos
Suzanne Segeur
es arquitecta, Magíster en Urbanismo y académica de la UTEM. A su juicio, la importancia del edificio recae en que es parte de la Arquitectura Moderna que se construyó en el país. “Constituye una expresión de la arquitectura de la época. Pero además es importante destacar su significado desde el punto de vista de la expresión de un Estado que en ese momento tenía mayor presencia”, señala la académica. A su juicio “la tecnología utilizada no sólo muestra la industrialización de la que era capaz la construcción en Chile, sino que además que con su exo- estructura de acero y hormigón armado son capaces de entregar espacios de calidad para cumplir con las actividades que se desarrollaban”.

Coincide con este punto de vista el arquitecto académico de la Universidad Central Uwe Rohwedder. El director de las carreras de Arquitectura y de Arquitectura del paisaje de dicha casa de estudios, afirma que “un edificio como éste que está hoy día a la venta en realidad debería ser parte del patrimonio moderno de Chile, del cual tenemos poco. Es un edificio que tiene muchos valores no sólo por la forma en la que fue construido y concebido: tiene una estructura antisísmica que está a la vista y que no muchos edificios la muestran y tiene sus plantas que son libres. Hoy podría ser un edificio muy útil y muy flexible en sus usos. O sea, se podría reconvertir en algo bastante más importante, conservando un poco la memoria de un edificio como éste y no echarlo abajo porque probablemente pudieran, por el sector en el que está, transformar el espacio en edificios de vivienda”.

El experto lamenta además que no se haga algo por su conservación. “El rol del Estado por estos días es muy menor y ojalá con la nueva constitución cambie un poco, donde Estado debiera tener la capacidad de mantener estos bienes en virtud de conservarlos y hacer algo útil con estos edificios”, señala. Suzanne agrega al respecto que “en Chile lamentablemente no existen inversiones que permitan renovar, proteger y poner en valor estas edificaciones. Aunque creo forma parte del patrimonio de la cultura y arquitectura chilena, en este caso en donde el dueño es el Estado, creo que no debería ser necesario protegerlo. O sea, lo ideal sería un Estado que valorara estas expresiones tanto por su valor cultural como también un activo más allá de lo monetario. Un proyecto de estas características debería ser reutilizado y concebido para saldar las muchas necesidades de la ciudadanía, como un espacio cultural, para artes, etc.”

Una posición similar plantea Uwe. El director señala que existen proyectos en tesis y otras iniciativas para generar nuevas instancias en el sector, destacando la importancia del inmueble: “tenemos que valorar ciertas piezas arquitectónicas que son parte de nuestra historia y que son importantes de conservar. Es muy difícil hacer crecer a las personas cuando todas las huellas históricas y las cosas importantes se borran”, afirma el arquitecto, agregando que es necesario “salvar estas piezas arquitectónicas. Para los que estamos en este ambiente nos duele mucho y nos da como miedo que de repente un edificio tan emblemático como este desaparezca”. Agrega que “hubo en algún momento una intención de instalar ahí un Museo de Arte Contemporáneo, un tema que no tenemos resuelto. El que existe al otro lado del Museo de Bellas Artes pertenece a la Universidad de Chile, pero no existe un museo como para Santiago. Eso tiene una lógica por la flexibilidad que tiene el edificio y el Estado en el que se encuentra y cómo fue concebido. Es perfectamente posible una iniciativa de esa naturaleza”, afirma tajante.

Por ahora queda esperar el resultado de la licitación, cuyo plazo para ofertar termina el próximo 28 de diciembre.

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