Eduardo Espinoza, más conocido como “El Chino”, trabaja hace 46 años reparando ropa con una técnica prácticamente desaparecida: el zurcido “invisible”. Sin descanso, de domingo a domingo, disfruta cada minuto de su mundo que gira entre hilos, telas, tijeras y alfileres. Lo acompaña su máquina de coser, su colección de planchas, sus cajas de botones, y altos de prendas que lo esperan, en un atiborrado local en la Galería Providencia.
En este casi medio siglo, ha tenido operarios a cargo, ha extendido su oficio, “a un gásfiter y a un músico los hice sastre, y hay otros que se instalaron en su propio local” dice. Y por sus manos han pasado cientos de pantalones, camisas, vestidos, y trajes, muchos de ellos herencia de la primera generación que le tocó atender en los 70 y la que hoy sacan a relucir los bisnietos por la calidad de las telas, el corte y confección. “La ropa buena siempre se cuida, el que viene para acá sabe lo que trae. Ahora estoy reparando el abrigo del abuelito de un cliente que me pidió que sólo cosiera los hoyos, le cambiara el forro y los bolsillos… pero la hechura, la tela esta súper buena, además que es de confección chilena, antes éramos uno de los más grandes, se exportaba ropa y también tela”.
¿Por qué le dicen el Chino?
Vengo de la Tercera Región, de Llanta. Es un pueblo que está entre Salvador y Potrerillos, Pueblo Hundido, en una quebrada. Mi padre trabajaba ahí como mecánico, reparando carros del ferrocarril y yo cuando estaba estudiando en Serena, les escribía siempre y ellos se juntaban a descifrar las cartas que le mandaba porque siempre mi letra fue un poco ilegible y de ahí empezaron a llamarme el chino. Entonces después cuando instalé mi taller, en honor a ellos le puse El Chino. Y fue una razón comercial muy buena y hasta el momento me ha dado mucho mucho frutos.
¿Siempre le gustó coser, de dónde nace su interés por la costura?
Según mi madre, de chico me gustó. Como mi padre trabajaba allá en el norte, iba un sastre a vender ropa a los mineros, porque no habían tiendas. Iba casi todos los meses y él me dio el entusiasmo de aprender la sastrería. Después llegó otro sastre que se instaló allá, y empecé a ayudarle.
En la secundaria entré a la escuela técnica en La Serena y me hice sastre. Después me vine a Santiago, estuve dos años en la Escuela Nacional de Sastrería (hoy es el Liceo Industrial A-22) y me perfeccioné. Ahí, había un ramo de compostura que me gustó y seguí. Hace 46 años que tengo este taller donde empecé con el zurcido, pero si contamos los estudios debo llevar más de medio siglo en esto.
¿De qué se trata la técnica del zurcido invisible?
El zurcido invisible no es invisible porque uno lo ve, en algunos casos queda muy bueno, en otros no. Y es reconstituir la tela, con la misma hebra de la tela, entonces se sacan hebras y se cruzan y se hace el diseño del tejido que viene.
¿Cómo ha visto el cambio de las telas y de la ropa con el paso de los años?
Las telas antiguas, los paños que teníamos nosotros que eran Tomé, eran muy bonitos. Hay gente que los guardó y han tratado de sacarlo, me han traído a reparar ropa porque todos esos materiales son buenos y duran, un terno puede durar 30, 40 años a lo que es ahora, que es una temporada y se acaba. Antes, el armado del interior era con crin, con óptima, firme, estaba hecho para durar. Ahora no, comercialmente tiene que durar menos para poder vender.
¿Qué está arreglando ahora?
Estoy reparando un vestón gris, que tuve que tomarle el largo, ancho y los hombros, eso ya está listo. Es del nieto de una persona de bastante edad y va a estar feliz con su traje. También he arreglado trajes para matrimonios, para niños que tienen que graduarse y han quedado muy felices porque le he dado la suerte, y también para los que van a una entrevista de trabajo, porque ahí le van a buscar hasta el último detalle.
¿Cuál es la importancia que le da al trabajo manual, al que se hace a escala humana?
La importancia que tiene el trabajo técnico es mucha, hay que volver a trabajar con las manos porque ya hay muchas máquinas que están dejando fuera al hombre. Por eso tienen que reabrir las escuelas técnicas para que pueda surgir este país. Nosotros fuimos muy grande, teníamos de todo, fabricábamos de todo, ahora no fabricamos nada, traemos de afuera y tenemos puros cachureos de ropa, de artículos eléctricos, porque están determinados para durar un tiempo no más.
Si trabaja todos los días del año, incluso los feriados, se podría decir que usted ama lo que hace
Tengo por hábito y por placer el trabajar, he trabajado de niño hasta esta fecha y me siento con mucha fuerza todavía para trabajar. Nunca he sido esclavo del trabajo, he disfrutado la vida a concho, el resultado es que tengo mis hijos educados (uno es contador y el otro profesor de educación física, ambos viven en La Serena), mi mujer feliz con todo lo que podemos tener en base a mi esfuerzo y al de mi familia porque mi familia me ayudó a instalar este local, nos juntamos todos un día y me dieron lo que tenían. Es desordenado mi taller, pero es lo que tengo, todo lo que tengo aquí es vida.
¿Y ha pensado en jubilarse?
No. Tengo 72 años y le prometí a mi nieta Anaí seguir hasta los 80 años, voy a esperar y si puedo trabajar más, voy a trabajar, porque esto es mi vida, no es otra cosa, es el sustento que me hace estar aquí en la tierra, estar firme. A ratos me emociono porque recuerdo muchas cosas hermosas… muchas veces los clientes al pasar por aquí, me podrán ver reírme solo, y es que me estoy riendo de alguna maldad, de algún recuerdo hermoso que tengo, porque he sido feliz trabajando.
- A don Eduardo Espinoza, El Chino, lo encuentras en la Galería Providencia: Providencia 1622, local 21. Teléfono: 22 2643 804
- Esta entrevista es parte de Hecho en STGO, una serie de cápsulas en video que retratan oficios urbanos. Este proyecto está financiado por el Ministerio de la Secretaría General de Gobierno y el Consejo Regional Metropolitano de Santiago. Producción: Amo Santiago // Música: http://www.bensound.com
Que bello articulo que te han dedicado Eduardo..que bueno que valoremos las cosas,las personas..y por mas que el tiempo pase los recuerdos y las vivencias no las borra el transcurso de los años..
Hola buenas tardes mi nombre es cesar, tengo un chaleco de hilo color plomo que es mi favorito, me enganche y se hizo un hoyo del porte de una moneda de 500, quiero saber si tiene arreglo
Hola tengo una chaqueta de ambo que tiene un piquete a la altura del hombro. Se podrá arreglar???